Y el remolino sigue creciendo

Y el remolino sigue creciendo
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A la caída de las bolsas europeas y el dow jones el día de ayer, pese al recorte de tasas, ha seguido la de las bolsas asiáticas el día de hoy en una tendencia que acentúa y demuestra el quiebre sistémico del actual modelo económico y su realidad de torbellino. Los datos del desempleo para la economía estadounidense ya lo sitúan en el más elevado desde 1983, y eso que las fuerzas recesivas aún no sincronizan. El FMI ha vuelto a reducir su proyeccion de crecimiento mundial para el próximo año, mientras Barack Obama ha solicitado en forma urgente a sus principales asesores económicos, Lawrence Summers y Robert Reich, dar prioridad máxima a la estabilización de este paciente que se encuentra en estado de coma.

Obama y su equipo económico pasaron gran parte de los últimos tres años elaborando políticas para hacer frente a los grandes temas de la economía de su país como la desigualdad (que se incrementó fuertemente en las últimas tres décadas, ver Krugman), la atención de la salud y el déficit presupuestario. Todo ello ha quedado relegado a un segundo plano y la reunión que este lunes tendrá Obama con Bush buscará zanjar algunos planes de emergencia para contener una recesión económica cuyo epicentro está en ese país pero que vía globalización y bajo la hegemonía del dólar, se ha propagado a todo el planeta a paso raudo. Una vez más, el sano principio del “intercambio” del cual la teoría económica ha hecho gala, y con buena razón, durante dos siglos, muestra su mella. Los beneficios reales de la globalización quedaron en manos de las grandes transnacionales; pero las cuantiosas pérdidas que estamos sufriendo ahora deberán ser pagadas por todos los habitantes del planeta en el curso de varios años.

Por eso nos hallamos en un punto de quiebre, de inflexión, donde la inestabilidad económica permanente nos muestra el final de un ciclo y el inicio de otro. La conflagración se intensifica como una pandemia. De ahí la importancia de este período y de cada hora y minuto en el cual se pueden cimentar las bases del futuro humano: o se cae al barranco de un sistema capitalista aún más salvaje que el de los últimos 30 años, o el liderazgo colectivo que debiera crearse a partir de estas cenizas nos conduce a un modelo más redistributivo y esperanzador.

Joseph Stiglitz, en la última edición de su libro de Economía señala que los precios son el factor clave del sistema: "los precios transmiten información que es fundamental y determinan las fuerzas de la oferta y la demanda". Es la correcta idea de von Mises con respecto a las "señales de tránsito". No obstante, ¿qué es lo que ocurre cuando los precios son empujados al alza via burbuja especulativa como ocurrió en el mercado inmobiliario? Nadie hizo caso a Robert Shiller cuando sacó, el año 2000, su libro Exuberancia Irracional, en el cual denunciaba este fenómeno. El exitismo tiende a ser sordo. El capitán del Titanic cuando ordenó correr el buque a toda velocidad tenía una fe ciega en el instrumento. Lo mismo ha ocurrido con el modelo económico y la locomotora estadounidense. El instrumental económico que se consideraba perfecto y autorregulable ha demostrado ahora su falacia, su verdad de torbellino. En su desenfrenada y descontrolada carrera está provocado el desmoronamiento del andamiaje económico global y con repercusiones sociales que por ahora son impredecibles.

Imagen | edans

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