Los coches ya no molan

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Si hay algo que debe causar pesadillas a los fabricantes de coches no es la llegado de nuevos competidores, tanto de California como de China, sino que a los jóvenes dejen de interesarles los coches. Porque si los coches dejan de ser una prioridad para muchos, los coches que venderán en el futuro no serán pasionales y sí baratos. La generación Y (como se suele conocer a los nacidos en los 80 y los 90) está dejando de estar interesada en los coches en occidente. De momento están obteniendo sus permisos de conducción más tarde. Antes, cuando un chaval cumplía los dieciocho lo primero que hacía era matricularse en la autoescuela y prepararse el teórico, incluso poniendo en riesgo sus estudios. Ahora el carnet de conducir se ve como un trámite que uno se saca cuando ve conveniente. Un mal necesario en una vida moderna en la que el transporte público no cubre todas las necesidades.

Esta tendencia no es baladí Deloitte publica anualmente unos informes sobre la generación Y y la industria del automóvil. El título del de 2010 es muy claro “Making cars cool again”. Y recordemos que estamos hablando de un sector muy innovador, Volkswagen y BMW invierten más en I+D que toda España. Y eso intentando adaptarse a un nuevo consumidor que no está tan interesado en coches grandes como en el pasado, por muy útiles que sean para ligar. Una gran industria está en juego.

La culpa es del estado

Los estados, (especialmente en Europa, pero también en otros lugares como Japón) llevan viendo a los vehículos como una fuente de ingresos. Una vaca lechera de impuestos respecto otros bienes. No se trata sólo del IVA, sino también del impuesto de matriculación y de circulación. También tenemos los múltiples impuestos sobre el carburante, impuestos especiales y céntimos sanitarios no ayudan a ver el coche como algo atractivo.

Tampoco lo hacen las tasas sobre el permiso de conducir u otras muchas como la de gestión de residuos cada vez que lo llevamos a la revisión o las multas a aquellos que corren.

Es cierto que muchos países ponen en marcha periódicamente incentivos para comprar coches, como puede ser el plan PIVE en España (repetidamente renovado) o el Cash for clunkers que hemos tenido en Estados Unidos. Pero eso no deja de ser siquiera una pequeña ayuda para la alta fiscalización que sufren los coches. En España ya se intentan vender coches por parte de la DGT, aunque los métodos no creo que gusten mucho a los conductores. Por otro lado tenemos el colapso de las carreteras y la creciente concienciación medioambiental de los ciudadanos. Si usar el coche es malo y muchas veces el mismo recorrido se hace en menos tiempo en transporte público, ¿para qué queremos un coche? ¿No es mejor ir en bici que hacemos ejercicio? Estoy harto de oír que España no es un país adecuado para la bicicleta, pero cada vez se venden más bicicletas y cada vez se ven más en las ciudades, incluída Madrid.

La culpa es de los padres

Otra explicación es que al llevarse mejor con los padres las nuevas generaciones, permanecen más tiempo en la casa paterna y el coche deja de ser ese espacio de libertad que significaba antes. No hace falta conducir a un picadero si tus padres te permiten traerte a la pareja a casa. Tampoco hace falta comprar un coche si en las contadas ocasiones en las que lo necesitamos nos lo prestan.

La culpa es del sector

Otra opción es que los fabricantes de automóviles no estén fabricando lo que los jóvenes quieren y necesitan. Tal vez la respuesta no esté en deportivos, sino unos pequeños monovolúmenes que permitan dormir en los mismos y viajar por poco dinero al estilo de las Volkswagen Transporter que en los 60 hicieron las delicias de hippies y surferos.

Tampoco está mal preguntarse si dado que el proceso de compra de coches ha sido el adecuado en los últimos años. Adquirir un coche es una experiencia estresante para muchas personas. Normalmente el comportamiento de un vendedor no es el del vídeo, dejando a un crío subirse a un 911, sino que todos tenemos un estereotipo en la cabeza distinto.

El sector así lo piensa. Una Start-up de Seattle así lo piensa y lo que hace es cobrar una tarifa al comprador a cambio de llevarle hasta dos vehículos a su domicilio para que los pruebe. Los conductores están formados en ayudar a la compra y resolver dudas sobre el vehículo, pero no para venderlo. Los concesionarios también pagan a esta empresa por el servicio, contentos de que aquellos que deciden gastar algo de dinero en la compra, son compradores serios y no gente que va a pasar el rato.

Otros que están investigando como mejorar el proceso de compra de cara al usuario son GM y Tesla. Paa Tesla la parte online es fundamental en la venta del vehículo, mientras que en GM se están replanteando el proceso, aunque afirman que el modo actual no va a morir (no querrán enfadar a los que han sido sus partners cientos de años).

La culpa es de las alternativas

Y si no nos lo prestan, puede que tampoco sea necesario tenerlo. El servicio de carsharing estadounidense ZipCar se vende como "el coche para aquellos a los que no les gustan los coches" y los permite alquilar por horas. Por supuesto también está la posibilidad de alquilarlos por días, con una compañía tradicional. Algo que nos permite pagar sólo por el tamaño de coche que necesitamos en ese momento y no por potencia o espacio que raramente utilizamos. Si dejamos de tener coches para alquilarlos según demanda, estas empresas van a ser las ganadoras de que los coches dejen de ser interesantes.

De hecho incluso podría ser que en un futuro los interesados en convertirse en empresas de carsharing sean los propios fabricantes. Puede que no vendas coches, pero sí que los alquiles por horas a aquellos que no te los quieren compran.

La culpa es de las nuevas tecnologías

Los coches de hoy en día son mucho más complejos de arreglar de lo que lo eran los que se vendían en los 60. Eran coches que podían ser arreglados, o al menos mantenidos, sin tener muchos conocimientos en un garaje. Hoy en día es más complicado, ya que la electrónica y la complejidad mecánica no permiten hacerles el mismo mantenimiento.

Pero los avances en la electrónica y en la informática también han dado una alternativa en la que centrar el tempo libre: los teléfonos móviles. Antes en el tiempo libre se leían revistas de coche o si teníamos uno, se usaban. Ahora en el tiempo libro se leen blogs de móviles desde ese que usamos. Añadido que al transporte público permite usar el móvil para chatear, ver series, leer libros, etc, el coche no nos permite usar ese tiempo, sino que nos requiere concentración y que lo máximo que podamos hacer sea escuchar música. Los móviles también sirven como símbolo de estatus y tema de conversación social, temas que antes se llevaban los coches.

No me queda claro si a los jóvenes les volverán a interesar los coches. Obviamente no van a desaparecer y va a seguir existiendo una demanda sobre los mismos mientras que sean asequibles y se adapten a las necesidades de los consumidores, pero parece que los tiempos de la pasión del automóvil se han pasado.

En El Blog Salmón | Cuando la moda deja tu casa fuera del mercado, Mercedes-Benz Academy, vendiendo más que coches Más información | Business Insider, Google Think y BBC Vídeo | Youtube

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