En tiempos de incertidumbre geopolítica (como el actual), los mercados financieros suelen reaccionar con volatilidad. Pero claro, no todas las compañías se ven afectadas de forma negativa.
De hecho, ante un escenario de guerra, hay sectores y empresas que experimentan un notable repunte en su comportamiento bursátil. Este fenómeno no es nuevo. Se ha observado con claridad en los últimos conflictos armados que han tenido lugar en las últimas décadas.
La búsqueda de refugio por parte de los inversores, el aumento del gasto público en defensa o la mayor demanda de materias primas estratégicas son algunos de los factores que impulsan al alza determinadas cotizaciones.
Defensa, sin duda, el gran beneficiado
Sin lugar a dudas, las compañías relacionadas con la industria de defensa son las primeras que registran subidas en bolsa cuando estalla un conflicto. Esto se debe a que los gobiernos suelen aumentar de manera significativa el presupuesto destinado a armamento, tecnología militar y logística de seguridad. Estados Unidos, por ejemplo, ha incrementado su inversión en defensa en cada una de las crisis geopolíticas recientes.
Empresas como Lockheed Martin, Raytheon Technologies o Northrop Grumman son ejemplos clásicos del mercado estadounidense que suelen registrar repuntes ante cada nueva escalada bélica.
En Europa, destacan nombres como BAE Systems en Reino Unido, Rheinmetall en Alemania y Leonardo en Italia, todas ellas con participación directa en contratos militares y tecnología de defensa avanzada.
En el caso español, Indra es uno de los referentes del sector. Esta empresa participa activamente en proyectos de defensa electrónica y sistemas de mando y control, lo que la posiciona entre las que mejor se comportan en bolsa ante un escenario de guerra. Su participación en consorcios europeos y su estrecha colaboración con el Ministerio de Defensa refuerzan su atractivo bursátil en este tipo de contextos.
El siempre importante sector de la energía
Otro sector que muestra una respuesta positiva es el energético. Los conflictos suelen generar tensiones en los mercados de petróleo y gas, provocando subidas en los precios y, con ello, beneficios extraordinarios para las compañías productoras. Este comportamiento fue evidente tras el estallido de la guerra en Ucrania, cuando empresas como ExxonMobil, Chevron o TotalEnergies escalaron en el ranking de las más rentables.
En España, Repsol es una de las compañías que suele beneficiarse de la revalorización del crudo y el gas natural en periodos de inestabilidad. Además, su modelo de negocio diversificado, que combina exploración, producción, refino y comercialización, le permite adaptarse con rapidez a escenarios cambiantes.
Las empresas energéticas no solo aumentan su cotización por la subida de precios, sino también porque el suministro energético se convierte en una prioridad estratégica para los países en guerra o cercanos al conflicto. Esto refuerza la importancia de contar con operadores fiables y bien posicionados en el mercado internacional.
Alimentación y materias primas como seguridad básica para tiempos difíciles
En situaciones de guerra, asegurar el abastecimiento de productos básicos es una preocupación clave para gobiernos y ciudadanos. Esto se refleja también en los mercados, donde las empresas del sector agroalimentario y las que gestionan materias primas esenciales tienden a mantenerse estables o incluso subir cuando el resto cae.
Compañías como Archer Daniels Midland o Cargill en Estados Unidos suelen mostrar una sólida resistencia en estos escenarios, al igual que otras vinculadas a la producción y distribución de cereales, aceites o productos esenciales.
Este tipo de empresas tienden a ser vistas como refugio por los inversores en épocas de tensión geopolítica, ya que su demanda permanece estable incluso cuando el resto de la economía se ve afectada.
Tecnología más allá del campo de batalla
A medida que los conflictos modernos adoptan formas híbridas, donde el ciberespacio se convierte en una nueva zona de combate, las empresas tecnológicas especializadas en ciberseguridad también han ganado protagonismo.
Ante un escenario de guerra, los gobiernos y empresas privadas refuerzan sus sistemas informáticos para evitar sabotajes, filtraciones o ataques a infraestructuras críticas.
Palantir Technologies, CrowdStrike y Fortinet son solo algunas de las firmas estadounidenses que registran mejoras en su comportamiento bursátil cuando aumenta la tensión internacional. La demanda de soluciones para la protección de datos, la vigilancia digital y el control de redes se incrementa de manera notable.
En estos casos, su rentabilidad en bolsa se ve favorecida por contratos públicos y la percepción de que aportan un valor clave en escenarios de conflicto.
Sector de las infraestructuras como apuesta a largo plazo
Aunque no suelen reaccionar de forma inmediata al estallido de un conflicto, las empresas vinculadas al desarrollo de infraestructuras y reconstrucción adquieren relevancia una vez que las hostilidades comienzan a ceder.
Estas compañías suelen estar entre las que mejor se comportan en bolsa en la fase posterior a la guerra, cuando comienzan los planes de recuperación y desarrollo.
Grupos como ACS, Ferrovial o Acciona, por citar casos españoles, pueden llegar a beneficiarse de contratos internacionales para la reconstrucción de zonas afectadas. A nivel global, destacan gigantes como Vinci (Francia) o Bechtel (Estados Unidos), que cuentan con experiencia en obras de gran escala en entornos complejos.
Estas empresas no solo aportan soluciones logísticas y de ingeniería, sino que también canalizan inversiones públicas y privadas orientadas a la recuperación económica, lo cual fortalece su posición en los mercados bursátiles con una visión de medio y largo plazo.
Y es que, qué duda cabe: las empresas que mejor se comportan en bolsa ante un escenario de guerra no solo destacan por su fortaleza económica, sino también por su papel estratégico en contextos complejos.