Las finanzas modernas y el derrumbe del dólar

Las finanzas modernas y el derrumbe del dólar
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Mientras la Fed anuncia una nueva caída en sus proyecciones de crecimiento para los próximos tres años y varias empresas dan cuenta de masivos recortes en sus nóminas de empleados (Hewlett-Packard 6.400; American Express 4.000), China y Brasil han acordado realizar sus operaciones comerciales en sus respectivas monedas: el renminbi (o yuan) y el real, abandonando la relación con el dólar. Este acuerdo viene a ser algo así como un gol de media cancha en el minuto cero del segundo tiempo para el billete verde, cuya supremacía se verá debilitada si la experiencia de China con Brasil se extiende a otros países. Varios bloques económicos: Argentina-Brasil; China-Rusia; China-Japón o los países del Medio Oriente, han comenzado a transar en sus propias monedas dejando de lado la hegemonía del dólar.

Este inminente debilitamiento de la divisa le quitará paulatinamente el enorme poder que tuvo en forma creciente desde la segunda guerra mundial y, sobretodo, desde el 15 de agosto de 1971 cuando Richard Nixon declaró la inconvertibilidad del dólar en oro. Si bien Estados Unidos, con el 5% de la población mundial, produce la cuarta parte del PIB del mundo, ha resultado víctima de su propia receta financiera. Y es su delicado endeudamiento el que arrasó con su dominio económico, político, militar y cultural. Las finanzas inventadas en los últimos 30 años le permitieron a Estados Unidos practicar unas beneficiosas políticas monetaristas sin atender a los déficit de ningún tipo, dado que todos los créditos los tomaba en su propia moneda. Este “exorbitante privilegio” no sólo le dio grandes ventajas sino que lo convirtió en el mayor deudor del mundo, deuda que supera a toda la producción mundial.

Como le ocurre a cualquier pariente o hijo de vecino, todo marcha bien hasta que las líneas de crédito revientan, los balances se hacen insostenibles y la liquidez desaparece.

La dinámica de las finanzas modernas y los mercados de capitales generaron durante los últimos 30 años esta enorme burbuja que terminó en escándalo y con algunos personajes en la cárcel. El origen de esta anomalía está en el continuo y sucesivo desplazamiento de la economía real hacia la economía financiera.

Las virtudes del apalancamiento eran demasiado tentadoras. A modo de ejemplo, supongamos que Juan tiene $100.000 y ve una posibilidad de ganar el 10%, es decir $10.000. Puede ganar o perder afectando sólo su capital inicial. Pero si es un personaje más ambicioso, puede pedir prestado $900.000 al 5% de interés, e invertir 1 millón. Si gana el 10% que espera, obtendrá $1.100.000; devuelve el préstamo más los intereses: $945.000, y se queda con $155.000, ganando un 55% de interés sobre su capital propio. Si no gana nada, paga la deuda y los intereses y se queda con $55.000, perdiendo el 45% de su capital inicial. En este caso tenemos un apalancamiento de 10 a 1 y riesgo en ambos sentidos.

Durante la burbuja financiera, el apalancamiento superó los 100 a 1 (Bank of America y Citigroup llegaron a 150). Es decir que con $100.000 se podía apostar 10 millones y multiplicar por 4 el capital inicial. Muchas personas cerraron su fábrica, empresa o negocio para ingresar al juego de las apuestas cuya rentabilidad era más cuantiosa. De este modo, y sin darse cuenta, depredaron todo el sistema hasta dejarlo en la nada, con la masiva destrucción del empleo y de las fuentes productivas. En una actitud bastante suicida, la economía destruyó parte importante de sus bases, tanto en Europa como en Estados Unidos. Al destruir el empleo se destruyó todo un sistema. Tarde o temprano al dólar le pasarán la factura.

En El Blog Salmón | China propone nueva divisa internacional Imagen | Manuel Delgado Tenorio

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