La actual crisis económica que cada día eleva su costo está desplazando las placas geopolíticas y financieras que hemos conocido. El gobernador del Banco Popular de China, Zhou Xiaochuan, propuso crear una moneda supranacional bajo el control del FMI como parte de la reforma al sistema monetario internacional que se hace imperativa. Para Zhou, esta nueva moneda no debe estar relacionada con naciones individuales y debe ser capaz de permanecer estable en el tiempo: “La actual crisis financiera es una prueba de las deficiencias inherentes de este sistema monetario”, declaró Zhou.
Aunque se pretende culpar de toda la crisis actual al estallido de la burbuja imobiliaria, lo cierto es que ésta fue simplemente la gota que rebalsó el vaso. Desde 1999 hasta ahora, el dólar ha tenido un comportamiento titubeante pero con una marcada tendencia hacia la baja. Y esta baja fue acentuada por el holocausto bélico de Bush en Irak a un costo de 250 millones de dólares diarios.
Este derroche provocado por la inundación de queso verde marca el fin de 62 años de continua expansión del crédito basado en el dólar como reserva de valor. El dólar se ha convertido en una carga pesada y ha perdido una de las principales condiciones que debe tener una moneda: la confianza. Esto lo confirma el lento cambio en la composición de los activos que van experimentando los países: la parte en dólares de la reserva global cayó a un nivel récord de 61% en el primer trimestre de 2008. Un año antes era el 66%. En el mismo período, las reservas en euros pasaron de 25% a 28%.
El dólar como reserva de valor y divisa para las transacciones comerciales fue establecido en el acuerdo de Bretton Woods al término de la Segunda Guerra Mundial. La idea pretendia facilitar el comercio internacional evitando que los negocios se hicieran en oro constante y sonante. Al término de cada período, la Reserva Federal cambiaba los dólares por oro real y así saldaba las cuentas.
El 15 de agosto de 1971 (día domingo) y por decisión de Richard Nixon, el acuerdo de Bretton Woods se terminó para siempre: el dólar pasó a ser la divisa oficial de intercambio sin importar la existencia de reservas reales en oro. A Nixon no le quedaba otra: se había gastado todo el oro existente en reservas para financiar la guerra de Vietnam. Esta vez fue Bush quien se gastó 4 billones de dólares (trillones estadounidenses) para financiar la guerra con Irak en su intento de apoderarse de los pozos petroleros. La operación no sólo resultó fallida sino que significó un endeudamiento gigantesco y sumergió al mundo en la mayor crisis de los últimos 70 años, con una posible víctima crucial: el fin de dólar como moneda de reserva.
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