Cuando un fabricante de coches chinos como Chery pone fábrica en España es que el mundo empieza a funcionar al revés

Cuando un fabricante de coches chinos como Chery pone fábrica en España es que el mundo empieza a funcionar al revés
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El coche eléctrico no ha terminado de despegar en Europa. No estamos diciendo nada nuevo. Los modelos más económicos de Renault (o Dacia), Fiat, Opel o Peugeot no son ni excesivamente económicos, ni cuentan con unas prestaciones suficientes para muchos consumidores.

Hoy por hoy, las marcas chinas (BYD o MG, por ejemplo, que cuentan con modelos asequibles, como el BYD Dolphin o el MG4 Electric) tampoco han conquistado el mercado europeo. No obstante, MG cuadruplicó sus ventas en 2023, convirtiéndose en líder en cuota de mercado y despertando suspicacias. El precio medio de sus vehículos: 14.000 euros.

La Europa de los aranceles

En Europa, durante una investigación en curso, se ha advertido que existe la posibilidad de que China haya financiado sus coches eléctricos para ofertar vehículos mucho más baratos que las opciones europeas.

Shi Yonghong, vicepresidente de la Cámara China de Comercio (CCCME), duda de la transparencia de la investigación, afirmando que se había centrado en una caza de brujas contra el eléctrico chino, y se había obviado otras exportaciones desde las fábricas de China a Europa, como Tesla o Dacia.

Si se confirman los resultados preliminares de la investigación, desde Bruselas se podrían plantear medidas proteccionistas más severas (similares a los aranceles que se aprobaron para limitar la competencia de bicicletas eléctricas chinas, en 2018).

La gran fábrica china

En estos momentos, los aranceles para vehículos chinos que entran en Europa están en el 10 %, y está sobre la mesa aumentar los impuestos hasta el 15 o al 20 %. Con estas perspectivas encima de la mesa, China ha dado otra vuelta de tuerca: llevar la gran fábrica china a España y a otros países de la UE.

Y empieza en la zona catalana, con Chery, una de sus grandes marcas, y el mayor exportador de coches eléctricos del mundo. Se ubicará en la zona industrial donde anteriormente estuvo la fábrica de Nissan de Barcelona: comenzará con la fabricación del Omoda E5, un SUV de tamaño mediano.

En Italia, Carlos Tavares, CEO de Stellantis, ya ha señalado que el grupo puede plantearse cerrar sus plantas de Fiat, Alfa Romeo y Maserati si el gobierno italiano permite a Chery abrir fábricas en el país. Unas declaraciones que tienen algunos claroscuros, ya que el grupo que produce el Fiat Panda y el Fiat 500 también afirmó su intención de mantenerse en Italia, así como ha adquirido el 21 % de la propiedad de Leapmotor,empresa de automóviles eléctricos chinos que empezará a fabricar eléctricos en las plantas de Stellantis en un futuro.

Estos primeros coletazos hacia una mayor diversificación china en suelo extranjero se unen a la inversión de Acciona y Envision (multinacional energética china) para la fabricación de baterías y minería de litio en Cáceres (Extremadura), que creará 3.000 empleos, o la adquisición de la planta de Airbus de Cádiz por parte de Zhensi Holding Group para producir componentes para molinos de viento. Ambas inversiones se unen a Chery, en el mercado del automóvil, y a la reinauguración de la antigua planta Nissan en la Zona Franca de Barcelona.

Se apuesta por la diversificación

En cualquier caso, las marcas chinas parecen no apostarlo todo a una única mano, y si, finalmente, Europa ve motivos suficientes y castiga con impuestos a partir de julio a las marcas chinas —sobre todo, a BYD y MG, quienes serían las principales perjudicadas—, todo indica que el gigante asiático incluirá cambios en su hoja de ruta: uno de ellos, su presencia directa en Europa.

Una visión complementaria a la anterior es que China quiere evitar la guerra con Europa a toda costa, aunque sea "a golpe de fábricas" como ha ocurrido en Francia, tras la suspensión de las ayudas a los eléctricos chinos.

A su vez, las marcas e intereses (políticos y económicos) del Viejo Continente y EEUU, que ya han alegado sobrecapacidad en múltiples ocasiones, siguen yendo en detrimento de los precios para el consumidor, si bien serían más que lícitas si se confirma que el gobierno chino ha subsidiado los coches eléctricos destinados a Europa para que algunas marcas puedan ofrecer precios artificialmente bajos.

¿El mundo empieza a funcionar al revés ahora que los fabricantes de coches chinos ponen fábricas en España y el papel del gigante asiático ha dado un vuelco de 180 grados? Desde luego, comienza  una etapa muy distinta, que sabíamos que llegaría, y que supondrá mayores niveles de exigencia para los fabricantes. Para todos los fabricantes, también para los chinos.

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