El Gobierno ha aprobado un nuevo plan anti-tabaco que ahora tiene que pasar trámite parlamentario. Aunque había algunas medidas polémicas que, de momento, se han caído del plan (como la prohibición de fumar en los coches) parece que habrá un desarrollo del mismo con algunas novedades.
Fumar en una vivienda de alquiler está regulado por el contrato que hayan firmado arrendador y arrendatario. Hasta ahora se podía fumar siempre que el contrato no dijera nada, pero incluso si lo dice normalmente la cláusula de prohibición se tiene que apoyar en temas de seguridad (incendios) para que no acabe considerándose una clausula abusiva.
Cuando el plan esté aprobado se aclararán estos puntos, pues pretende ampliar los espacios sin humos. En principio estos espacios van a ser públicos o colectivos pero el director general de Sanidad deja la puerta abierta a una regulación de los espacios privados en el trámite parlamentario.
Lo que está claro es que los espacios públicos, como terrazas, podrían tener prohibición de fumar, sobre todo si hay menores cerca. Y esto hace que la hostelería presione fuertemente en contra (igual que cuando se prohibió fumar en interiores hace 13 años).
Las cajetillas más caras y sin marca
Otra de las novedades es la subida de los impuestos en la cajetilla de tabaco. Es ya tradición la subida impositiva de forma gradual, que seguramente no sea la mejor estrategia si se pretende desincentivar.
Por otro lado las cajetillas serán iguales, no mostrarán la marca en el exterior, como así sucede en otros países. El empaquetado será genérico donde destacarán los mensajes negativos.
Habrá que ver cómo acaba el plan tras el trámite parlamentario, pues todo podría quedar en nada (una pequeña subida) y no la ampliación de los espacios sin humos. Pero si el Ministerio logra imponer su criterio (que ya ha recortado fuertemente en su aprobación inicial) los cambios podrían ser sustanciales.