Fingir una invasión alienígena y otras ideas ridículas para arreglar la economía que unos "expertos" sugirieron en serio

Fingir una invasión alienígena y otras ideas ridículas para arreglar la economía que unos "expertos" sugirieron en serio
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La economía nunca va bien, así que se necesitan constantes soluciones para arreglarla. Y como algunos de los métodos favoritos de los economistas, como tocar los tipos de interés, no parecen bastar muchas veces, se proponen todo tipo de soluciones.

Y a lo largo de la historia, algunas de ellas han sido francamente disparatadas.

Por eso, hoy vamos a ver 3 de las formas más estrambóticas con las que expertos muy serios trataron de "arreglar la economía". Después de esto, muchos se preguntarán qué se enseña en la carrera. Spoiler: bastantes cosas inservibles y unas pocas que son lo más útil que puedes aprender.

Y comenzamos con la primera solución que, a tenor del runrún de ciertas noticias recientes, quién sabe si se está preparando.

Fingir una invasión alienígena

Platillo volante abduciendo una vaca en medio de la noche

El premio Nobel de Economía, Paul Krugman, propuso en 2011, durante una entrevista en la CNN, que quizá lo que hacía falta para arreglar la depresión de aquella época era fingir una buena invasión alienígena.

Eran tiempos en los que Krugman se desgañitaba frustrado, porque no se aprobaba una nueva ronda de estímulos por parte del gobierno norteamericano y él pensaba que eso era precisamente lo que hacía falta.

Al fin y al cabo, el país salió de su mayor crisis histórica gracias a la Segunda Guerra Mundial, así que bromeó, más o menos, con eso tan de abuelo de que lo que hace falta es una buena guerra:

Hemos descubierto que, si los aliens estuvieran preparando una invasión y necesitáramos un esfuerzo de construcción masivo para rechazarla, dejando la inflación y el déficit en segundo plano, este bache quedaría superado en 18 meses.

Cuando el entrevistador le preguntó que si la economía necesitaba entonces a otro Orson Wells (en referencia a lo ocurrido con el famoso cineasta y el programa de radio de La guerra de los mundos), Krugman se refirió a un episodio de Twilight Zone como la influencia para su hipótesis económica.

En él, unos científicos fingieron dicha invasión con el fin de alcanzar la paz mundial. Así que, si hiciéramos lo mismo para alcanzar un crecimiento positivo, pero luego resulta que no era verdad, pocos se iban a quejar de que estuvieran económicamente mejor que antes del engaño.

Como siempre, los economistas contamos en euros, no en el sufrimiento, pánico o desorden que algo así podría provocar. Pero a quién le importa eso si a cambio tienes otro trimestre positivo para el PIB.

Imprimir monedas de un billón de dólares

Caldero de monedas que rebosan

La deuda nacional es un problema para muchos países, por esa manía que tiene de no dejar de crecer y estar en manos de actores que, muchas veces, no son los más adecuados para tus intereses.

Uno de los casos más representativos de esto es Estados Unidos y la cantidad de su deuda en manos de China y otros agentes.

Y no es que los gobiernos puedan imprimir alegremente más dinero para arreglarla, porque entonces provocamos esa cosa llamada inflación, con la que estamos muy familiarizados últimamente.

Sin embargo, eso es exactamente lo que el profesor Jack Balkin, de una humilde universidad desconocida llamada Yale, propugnó hace unos años para "arreglar la economía".

Él argumentaba que hay un límite estatutario al dinero en papel que un gobierno estadounidense puede emitir, y es cierto, debido a las consecuencias que tendría no regular esta capacidad. Pero, por una de esas puertas traseras que nadie cierra, dicho gobierno tiene también la potestad de acuñar monedas de platino de cualquier valor.

Y así, usando este tecnicismo y, probablemente, tras ver cierto episodio de Los Simpsons, abogó con que la solución para elevar el techo de deuda del gobierno de Obama que había entonces, era que el Secretario del Tesoro emitiera un par de esas monedas... por valor de un billón de dólares cada una (su trillion norteamericano).

Si lo hacía y, acto seguido, las depositaba en la Reserva Federal, el gobierno podría emitir, teóricamente, cheques contra esas dos monedas.

Ahora, dichas monedas no se acuñaron, el episodio de Los Simpsons sigue esperando su momento de acertar y todos estamos seguros de que esa maniobra no hubiera tenido ningún efecto negativo.

Ninguno en absoluto...

Cambiar el significado del diccionario cuando no te gusta lo que dice

Página de diccionario mirada con lupa, en la palabra economía

Eres el presidente, el país está al borde de la recesión según las cifras y reúnes al mayor equipo de expertos, a los Avengers de la economía, para ver cómo se puede evitar.

Como esto no es Marvel y los economistas casi siempre somos somos viejos encorvados, la cosa sale como puedes imaginar.

Así que, mientras uno te dice que lo mejor es fingir una invasión alienígena y el de al lado que acuñes monedas de un billón, sigues preguntando alrededor de la mesa y llega el tercer rey mago.

¿Que cómo podemos evitar una recesión?

Fácil, cambiando el significado de la palabra para que se ajuste a lo que queremos.

Y eso es, exactamente, lo que hizo el gobierno de Joe Biden en julio de 2022.

Es innegable que la economía de los últimos tiempos se comporta de una manera muy peculiar, que desafía a la ortodoxia, pero toda la vida se han tomado como referencia dos trimestres consecutivos de contracción del PIB como definición habitual de recesión.

Sin embargo, el equipo económico de Biden argumentó que no había ninguna biblia oficial en la que eso significara recesión. Así, se debían mirar otros factores que se daban en el momento, como la fortaleza del mercado de trabajo, por ejemplo, para concluir si estaban o no en una verdadera mala situación económica.

Y concluyeron que no, porque no es gol si te muevo la portería en el último segundo.

Estrictamente, es cierto que lo de los dos trimestres no aparece en ningunas tablas de la ley, pero es una convención que se ha usado tradicionalmente, tanto por economistas, como por gobiernos.

Sin embargo, si no te gusta esa regla no escrita, aquí tengo otra, como diría Groucho Marx.

Y lo cierto es que, en cierta manera, les funcionó.

El foco de la conversación cambió y, quizá, como la economía depende en buena parte de las expectativas, al no hablar de recesión, la cosa pasó más desapercibida y el rendimiento de las cifras de la economía americana mejoró.

Supongo que siempre es mejor eso que distraer de los problemas creando una guerra, como ha sido solución muchas veces en la historia. A menos que esta guerra sea falsa y contra alienígenas, claro, en ese caso, es una aplicación legítima de la Macroeconomía.

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