El análisis de la situación actual del sector del automóvil en Europa está repleto de matices. Y es que, a pesar de una reducción en la facturación total, los resultados netos sorprenden. Los fabricantes de automóviles asentados en España consiguieron cerrar 2024 con un beneficio histórico, duplicando el alcanzado en 2023.
La paradoja es evidente: con un mercado marcado por tensiones geopolíticas, cambios regulatorios constantes y un entorno económico complejo, la industria parece haber demostrado una notable capacidad para mantener su rentabilidad.
Una caída de ingresos que no impidió beneficios récord
En 2024, la facturación del sector del automóvil en España descendió un 2%, hasta situarse en torno a los 76.000 millones de euros. Esta bajada respondió, sobre todo, a la menor producción en las plantas españolas debido a la tibia demanda europea y al lento despegue del coche eléctrico. Aun así, los fabricantes de automóviles lograron más de 2.000 millones de euros de beneficio, duplicando los registros del año anterior.
El éxito radicó en una mejora en la eficiencia de las fábricas, ajustes de plantilla, reducción de determinados gastos y un incremento en el precio medio de los vehículos vendidos.
También influyeron factores extraordinarios, como los efectos comparativos con ejercicios previos, donde algunas filiales presentaron pérdidas que se convirtieron en ganancias en 2024.
El papel de Stellantis y Volkswagen
Stellantis fue el gran motor del crecimiento de la rentabilidad. Con plantas en Vigo, Zaragoza y Madrid, alcanzó cerca de un millón de vehículos fabricados. Su beneficio superó los 730 millones de euros, en gran parte gracias a la recuperación de su filial argentina, que en 2023 había lastrado las cuentas con pérdidas significativas. No obstante, su facturación se redujo un 6,5%, hasta los 15.500 millones, lo que refleja la complejidad del entorno.
Volkswagen, por su parte, se consolidó como el grupo con mayor cifra de negocio en España, superando los 22.700 millones de euros y aumentando su distancia con sus competidores. El empuje de Seat, que aportó más de 548 millones de beneficio, fue determinante para el grupo alemán. El peso de esta compañía sobre la economía nacional sigue siendo considerable, reafirmando la relevancia del sector del automóvil como pieza clave en el PIB español.
Ford, Renault e Iveco mejoran su rentabilidad
Ford España experimentó una notable recuperación con su planta de Almussafes, alcanzando un beneficio de más de 236 millones, frente a los 64 millones de 2023. La confirmación de la producción de un nuevo modelo multinergía para 2027 ha aportado estabilidad a su actividad en Valencia.
También el grupo Renault, gracias a su plan estratégico Renaulution, incrementó sus beneficios un 50%, hasta 115 millones de euros, apoyándose en una mejora de márgenes y una estrategia de producto más rentable.
Iveco, por su parte, protagonizó uno de los giros más llamativos: pasó de pérdidas a cerrar con más de 100 millones de beneficio, apoyado también por la recuperación de su filial en Argentina.
Los nuevos actores del mercado
La presencia de fabricantes asiáticos y nuevas marcas sigue en ascenso. SAIC Motor, a través de MG, duplicó su beneficio hasta alcanzar los 15 millones de euros tras facturar 500 millones en España, confirmando la buena acogida de sus modelos. Suzuki, pese a una menor cuota de mercado, registró un beneficio sólido de 6,9 millones con una facturación de 165 millones. Tesla, por su lado, consiguió cifras récord, reflejando la creciente demanda de vehículos eléctricos.
El sector del automóvil se encuentra en plena transformación. El coche eléctrico es todavía un reto en términos de demanda, costes y regulación, pero cada vez más compañías están volcadas en esta tecnología. Mientras tanto, los fabricantes de automóviles intentan equilibrar su transición hacia una movilidad sostenible sin comprometer la rentabilidad.
Pero, ¿qué pasa en Europa?
Más allá del mercado español, Europa vive momentos de gran incertidumbre. Los elevados precios de la energía, los salarios altos y una inflación persistente están mermando la competitividad frente a China y Estados Unidos. El propio CEO de Valeo, Christophe Périllat, ha señalado que desde 2020 el continente ha perdido un 25% de competitividad respecto al gigante asiático.
Este escenario está llevando a grandes grupos como Volkswagen y Ford a plantear cierres de plantas y ajustes de plantilla. Los sindicatos alertan de que la transición hacia el coche eléctrico puede destruir miles de empleos tradicionales, desplazando el trabajo hacia áreas más técnicas y especializadas. En España, donde el sector del automóvil representa cerca del 10% del PIB, este riesgo adquiere una dimensión mayor.
Un futuro con luces y sombras
El año 2024 dejó claro que la rentabilidad no siempre va de la mano de la facturación. Los fabricantes de automóviles han sabido adaptarse y encontrar fórmulas para mantener resultados positivos en un entorno adverso.
La mejora en márgenes, el control del coste de producción y la capacidad de aprovechar los cambios coyunturales explican parte de este éxito pero, ¿seguirá manteniéndose en 2025?
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