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Los autónomos que ganan entre 2.000 y 3.000 € al mes pagarán hasta 450 € más al año en cuotas desde 2026

Los Autonomos Que Ganan Entre 2 000 Y 3 000 Eur Al Mes Pagaran Hasta 450 Eur Mas Al Ano En Cuotas Desde 2026
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Javier Ruiz

Lo que debía ser una transición gradual de nueve años va camino a convertirse en un ajuste exprés.  El nuevo cuadro de cotización que la Seguridad Social ha propuesto a los agentes sociales elevaría las cuotas de los autónomos hasta niveles previstos originalmente para 2032, acelerando cuatro años el calendario diseñado por el exministro José Luis Escrivá.

El objetivo oficial es garantizar la sostenibilidad del sistema y reforzar las contribuciones del Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA). Sin embargo, la lectura política y económica es más amplia: el Gobierno busca aumentar ingresos con rapidez en un momento en que el gasto en pensiones y prestaciones sociales (por ejemplo, los reiterados aumentados del salario mínimo) crecen a un ritmo récord.

Adiós a la progresividad

El nuevo esquema de tramos, que abarca el periodo 2025–2028, propone una revisión generalizada al alza en prácticamente todos los niveles de ingresos. Según los cálculos difundidos por la Federación ATA, los autónomos con rendimientos inferiores a 8.000 euros anuales pasarían de pagar 2.400 euros al año en 2025 a 2.608 en 2026, un incremento del 8,7 %.

En los tramos medios, donde se concentra la mayor parte del colectivo (entre 18.000 € y 32.000 € de rendimientos netos), las subidas se mueven entre el 9 % y el 12 %, mientras que los autónomos con rentas superiores a 72.000 € llegarían a pagar 1.208 euros al mes en 2028, prácticamente el mismo nivel que el plan Escrivá preveía para 2032.

Según el cuadro publicado por la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA), las cuotas anuales crecerían entre un 11 % y un 100 % respecto a las actuales, dependiendo del tramo. El salto más llamativo está precisamente en el ritmo: el modelo inicial diseñado por Escrivá en 2022 preveía incrementos anuales del 2–5 % para alcanzar las cuotas definitivas en nueve años.

El nuevo borrador las concentra en apenas tres, con un calendario más agresivo y menor margen de adaptación para los trabajadores por cuenta propia. 

Según el portal especializado Infoautónomos, el plan original fijaba para 2032 una cuota mínima de 230 euros y una máxima de 1.267 euros mensuales, partiendo de los 200–590 euros previstos para 2025.

La nueva propuesta del Gobierno alcanzaría esos niveles ya en 2028, lo que supone acelerar cuatro años el horizonte de cotización previsto en la reforma de Escrivá.

Sostenibilidad y presión presupuestaria

El Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, ahora dirigido por Elma Saiz, justifica la reforma como una actualización técnica por inflación y evolución salarial, destinada a mantener el equilibrio financiero del RETA.

En 2024, el sistema registró un déficit estructural cercano al 0,7 % del PIB, según la AIReF, debido a la combinación de mayores prestaciones y menor recaudación por cotizaciones.

El Ejecutivo defiende además que las nuevas cuotas reforzarán el fondo para cese de actividad, que actualmente deniega seis de cada diez solicitudes, y permitirá consolidar un sistema “más equitativo y contributivo”. Saiz ya avanzó en septiembre que “el sistema debe acompasar sus bases mínimas a la evolución del SMI y de los ingresos medios”.

La estrategia también responde a los compromisos adquiridos con Bruselas, por los cuales la Comisión Europea ha instado a España a reforzar la contributividad del sistema antes de 2030 como parte del programa de estabilidad fiscal asociado a los fondos Next Generation EU.

Quién gana y quién pierde

La reforma mantiene la filosofía progresiva (quien más gana, más cotiza), pero acelera el esfuerzo en los tramos medios, que agrupan al grueso del tejido productivo: un autónomo con 30.000 euros de ingresos netos pasará de abonar 4.680 euros en 2025 a más de 5.142 en 2026, unos 460 euros adicionales al año.

Para los profesionales con ingresos más altos, la subida puede alcanzar los 2.500 euros anuales, mientras que los que declaran menos de 8.000 euros apenas notarán un aumento de 200 euros al año.

Tramos Cotizaciones Reta 2026 2028 Ata © ATA

En términos comparativos, el nuevo sistema adelanta cuatro años las cuotas previstas por el plan Escrivá. Lo que debía alcanzarse en 2032 se logrará en 2028.

La falta de previsibilidad se une a los aumentos en las cotizaciones sin progresividad: los autónomos con ingresos irregulares (como los del comercio, la cultura o el turismo) se enfrentan a un calendario de subidas aceleradas sin margen de planificación, lo que puede reducir liquidez y aumentar la economía sumergida.

Fractura en el diálogo social

La propuesta ha reavivado la fractura entre el Gobierno y las principales organizaciones del sector. El presidente de ATA, Lorenzo Amor, denunció que “ni los que apenas facturan 300 euros al mes se librarán de pagar más” y calificó la medida de “nuevo sablazo” para el colectivo.

En este sentido, la ATA ya ha advertido que no respaldará ninguna reforma mientras no se corrijan los errores de regularización ni se amplíe el acceso al cese de actividad. Por el contrario, UPTA y UATAE se muestran favorables a una actualización de las cuotas “para garantizar la sostenibilidad del sistema”, aunque piden más progresividad y medidas transitorias para autónomos con ingresos variables.

En el plano político, partidos como PP y Junts han avanzado que no apoyarían la medida si llega al Congreso sin consenso previo, según Europa Press.

En pocas palabras, el Ministerio prevé aprobar el nuevo cuadro de cotizaciones mediante Real Decreto antes del 1 de enero de 2026, con revisiones automáticas en 2027 y 2028. A partir de ahí, el sistema se estabilizaría en función de la evolución de precios y salarios, aunque sin descartar nuevos ajustes si la inflación se mantiene por encima del 2 %.

El horizonte final es claro: en apenas tres años, los autónomos estarán pagando las cuotas que el plan original reservaba para dentro de una década. En términos macroeconómicos, la reforma refuerza la sostenibilidad del sistema de pensiones y mejora la equidad contributiva.
En la práctica, se sigue acelerando una carga que recae sobre un tejido autónomo ya tensionado por la inflación, el alza del SMI y la pérdida de poder adquisitivo. El Gobierno ha optado por anticipar el futuro para consolidar ingresos; el riesgo

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