España no va como una moto: las cifras que desmontan el discurso del gobierno

España no va como una moto: las cifras que desmontan el discurso del gobierno
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Sumergidos en plena resaca electoral, y con los pactos de Estado aún por cerrar de cara a una posible investidura que evite el regreso a las urnas, los españoles siguen preocupados por la carestía del nivel de la vida y por las excesivas dificultades para llegar a fin de mes. Los precios no paran de subir, los salarios se congelan y tras un verano de récord en visitantes, las tasas de desempleo subirán en septiembre de forma desmedida.

Con este análisis, ¿pueden confirmarse las palabras pronunciadas por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la inauguración de un foro sobre fondos europeos? En aquella ocasión realizó un balance triunfalista asegurando que “La economía española va como una moto”.

Sánchez se apoya en el crecimiento del PIB durante el primer trimestre más que en ningún otro país de la UE, poseyendo la tercera tasa de inflación más baja, pero sin embargo, son muchos los hogares en los que cada vez la situación es más asfixiante. Todo ello es debido a que el consumo privado lleva dos trimestres consecutivos de caídas.

Desempleo generalizado

España cuenta con 48 millones de habitantes, aunque solo una parte de la población forma parte del tejido productivo, ya que el resto precisa de subsidios gubernamentales para subsistir. Actualmente, sobre el 35,24% de los españoles aportan valor económico, mientras que el 64,76% restante depende de los primeros.

El paro subió en agosto en 24.826 personas tras cinco meses continuos de descensos y ahora roza los 2,7 millones. El 0,9% de la pérdida de empleo va vinculada al sector servicios. De este modo, se pone fin a una racha de cinco meses consecutivos de descensos en las tasas de desempleo, demostrándose nuevamente que las cifras positivas se asocian especialmente al período estival de manera exclusiva.

Tampoco son favorables los datos de la Seguridad Social, que ha perdido 185.385 afiliados (un 0,88% menos) situándose en los 20.706.500. De este modo, se baja de la barrera de los 20,8 millones alcanzada en mayo. A esto hay que sumarle que en agosto se firmaron 1.088.831 contratos, un 23,9% menos que en julio, de los cuales solo unos 418.927 (el 38,5%) fueron indefinidos.

Por consiguiente, el desempleo aumentó de manera considerable en ambos sexos. Entre los hombres subió un 1,3% (13.869 personas) y entre las mujeres en un 0,7% (10.957 personas). Si se analizan las cifras del paro juvenil, España cosecha una de las tasas más elevadas de toda la UE. En agosto aumentó en 3.919 parados más, es decir, un 2,1%.

Los sectores en los que más creció el desempleo fueron los servicios (23.097 personas), la construcción (4.792 personas) y la industria (2.483 personas). No obstante, en la agricultura se notó una leve mejoría, de 2.874 personas menos, pero se trata de empleos temporales y en muchos casos con condiciones precarias.

Sánchez ha intentado maquillar durante años las cifras del desempleo con los empleados públicos, pero esto es un verdadero problema, ya que suponen más del 20% del total de los asalariados. Unas cifras preocupantes si se comparan con el 12% de Alemania y el 16,7% de Italia.

Aumento notable de la deuda

La situación de España es peor que la de la media de los países europeos y de la OCDE. Todo ello ha llevado a un incremento de la deuda pública en torno al 290%. A fecha del 17 de agosto, según datos publicados por el Banco de España, la deuda alcanzó en junio los 1.568 billones de euros, un nuevo máximo histórico, tras crecer más de un 1,17% en la tasa mensual.

En relación al déficit público, España roza el 100% de déficit acumulado durante los últimos 15 años sobre el PIB anual medio, mientras que países como Alemania, Francia o Italia se posicionan en el 11% y el 30% respectivamente.

Subida imparable de los precios

Los datos aportados por el INE demuestran que el IPC sitúa su variación anual en el 2,6% en agosto, tres décimas por encima de la registrada en julio. Pese a que parecía que el encarecimiento de los alimentos tocó techo en febrero, julio se convirtió en el mes que mayor subida experimentaron. La compra fue un 10,8% más cara que hace un año y los precios alcanzaron el récord de la serie histórica.

El repunte en la subida de la cesta de compra viene derivado por los precios de las frutas y verduras y el aceite. El aceite de oliva se ha encarecido un 39% con respecto al mismo mes de 2022, es decir, 8 puntos más que en junio. Por su parte, la fruta fresca ha subido un 12%, pese a que había bajado de precio en el mes anterior. De este modo, la variación del nivel de precios de bienes y servicios de consumo ha sufrido un aumento del 2,3%.

Con estos datos en la mano, y ante una situación política realmente inestable y en el punto de mira del resto de países de la UE, resulta cuestionable que desde Moncloa se afirme que España va como una moto. Quizás vaya como una moto, pero una Vespa averiada, mientras que el resto de países avanzan a una velocidad frenética sobre motos de carreras.

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