Erdogan y el hundimiento de la lira turca

Erdogan y el hundimiento de la lira turca
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A pesar de la crisis económica que enfrenta Turquía, Recep Tayyip Erdogan ha logrado consolidar su poder tras las elecciones celebradas domingo para un periodo adicional de cinco años. Uno de los mayores desafíos para Erdogan es fortalecer la economía turca y abordar la alta inflación. Durante su mandato anterior, el país experimentó una serie de fluctuaciones económicas que afectaron a la población, en especial, el que ciñe al hundimiento de la lira turca.

La situación de la lira turca es motivo de preocupación y ha generado incertidumbre en los mercados financieros. A pesar de los esfuerzos implementados por el gobierno de Erdogan para estabilizar la moneda, la lira turca continúa operando en niveles cercanos a su mínimo histórico con relación al dólar estadounidense.

Esta tendencia ha llevado a muchos analistas a considerar que la lira sigue sobrevaluada y expuesta a posibles caídas adicionales. Hoy el cruce TRY/USD se encuentra en 0,05 dólares, mientras que hace un lustro el tipo de cambio estaba en 0,216 dólares. Y, como vemos en el siguiente gráfico, es una tendencia que se mantiene durante más de una década.

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En los últimos años, la lira turca ha experimentado una marcada depreciación frente al dólar estadounidense, disminuyendo aproximadamente un 60% en los últimos dos años. Esta tendencia ha llevado a muchos analistas a considerar que la lira sigue sobrevaluada y expuesta a posibles caídas adicionales. Además, este patrón de depreciación se ha mantenido durante más de una década, como se puede observar en el siguiente gráfico.

Uno de los factores clave que ha contribuido a la depreciación de la lira turca es la política de mantener los tipos de interés bajos implementada por el gobierno, que peca de una falta de independencia con la autoridad monetaria del país. Aunque el presidente Erdogan ha defendido esta estrategia con el objetivo de fomentar el crecimiento, las exportaciones y el empleo, los analistas han expresado su preocupación debido a las consecuencias inflacionistas que puede generar.

La inflación en Turquía ha aumentado significativamente, superando los promedios globales y alcanzando tasas del 85,5% (actualmente en el 43,7%). Esta elevada inflación afecta la estabilidad económica y financiera del país.

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Además, el elevado déficit de la cuenta corriente de Turquía es otro factor que agrega presión a la lira turca. Un déficit persistente y elevado puede generar presión sobre la divisa nacional. Cuando un país tiene un déficit por cuenta corriente significativo, necesita financiarlo atrayendo inversiones extranjeras o tomando prestado del extranjero. Si la confianza de los inversores disminuye o si la capacidad de endeudamiento se reduce, el país podría enfrentar dificultades para financiar su déficit, lo que podría llevar a una depreciación de su divisa.

Y en enero de este año, el déficit por cuenta corriente de Turquía llegó a 9.850 millones de dólares, lo que supone el nivel más elevado en las últimas cuatro décadas. El déficit que ha promediado un 2,7 del PIB en el periodo 2015-2021 ha ido a más por el notable aumento del déficit comercial energético —dado el fuerte encarecimiento de la energía que Turquía precisa importar—, las mayores importaciones de oro —como activo refugio— y las mayores importaciones de bienes en general.

Curiosamente, Erdogan defendió los tipos de interés bajos para priorizar el crecimiento, las exportaciones y el empleo y huir del déficit cronificado en la economía. Si el año pasado el déficit se quedó en 48.700 millones de dólares, las previsiones del consenso apuntan a 43.500 millones de dólares al finalizar 2023.

Un déficit por cuenta corriente prolongado puede afectar la confianza de los inversores y los mercados financieros en general. Los inversores y los agentes económicos lo perciben como una señal de debilidad económica y desconfían de la estabilidad a largo plazo de la divisa del país. Esto puede llevar, en última instancia, a una fuga de capitales, ya que los inversores buscan refugio en otras monedas consideradas más seguras, lo que ejerce presión adicional sobre la divisa en déficit.

Si la autoridad monetaria no sube tipos y la lira turca se está hundiendo, queda la baza de las reservas internacionales para apoyar la cotización de su divisa. El problema es que las reservas netas del banco central de Turquía cayeron a su nivel más bajo desde 2003, lo que ha aumentado las preocupaciones sobre la capacidad del país para enfrentar las presiones económicas y mantener la estabilidad financiera porque simplemente está desarmado.

En vista de la situación actual, Turquía debería adoptar una política monetaria más convencional y realista. Esto implica permitir que los tipos de interés reflejen adecuadamente las condiciones del mercado y sean determinadas por las fuerzas económicas. El mantener los tipos de interés artificialmente bajos puede resultar contraproducente, ya que puede aumentar la inflación y socavar la confianza de los inversores.

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