¿Por qué el nuevo tratamiento de la hepatitis C es tan caro?

¿Por qué el nuevo tratamiento de la hepatitis C es tan caro?
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Llevamos algunas semanas oyendo las protestas de muchos afectados en España por la hepatitis C. El problema es que hay un nuevo tratamiento muy efectivo pero muy caro y España no está dedicándole todo el dinero que debería para aplicar dicho tratamiento a todos los pacientes sino a los que están más graves (y además la burocracia hace que sea tarde en algunos casos).

Aunque hay un debate interesante sobre cuántos fondos se deben dedicar a nuevos medicamentos cuando su precio es muy alto, no voy a centrarme en esto. Vamos a ver las razones por las que el tratamiento es tan caro.

¿Cuánto cuesta?

Lo primero, los precios. Aunque la farmaceútica que comercializa el tratamiento, Gilead, negocia los precios directamente con los sistemas de salud de cada país, vamos a poner algunos ejemplos. En EEUU el tratamiento de 12 semanas (válido para genotipos 1 y 2, los más habituales) cuesta 84.000 dólares y el de 24 semanas (genotipo 3) 168.000 dólares. En el Reino Unido el tratamiento de 12 semanas cuesta 35.000 libras. En España el tratamiento de 12 semanas cuesta 25.000 euros, aunque ha limitado el gasto anual a 125 millones de euros (de ahí la escasez de pacientes, pues tenemos diagnosticados 170.000 pacientes con hepatitis C y se estima que hay hasta medio millón sin diagnosticar; dedicamos dinero para tratar a 5.000 pacientes al año).

Ahora bien, ¿es un medicamento caro de producir? Realmente no tanto. De hecho Gilead ha licenciado la patente del medicamento a una empresa de la India para que se venda a 700 euros el tratamiento de 12 semanas, pero sólo para venderse en 90 países pobres.

¿Cómo se fijan los precios?

¿Entonces? ¿De dónde salen esos precios? Hay varios factores. El primero, claro está, es que hay muchas formas de decidir el precio de un producto. Es quizá el punto más difícil de cualquier empresa, fijar los precios de los productos. Maximizar el beneficio es el objetivo, pero habría que tener una varita mágica para saber cuál es el punto ideal.

Algunos dicen que hay que evaluar los costes y poner el margen. Otros que hay que mirar a la competencia. Otros directamente sacan la varita mágica. Pero lo más normal es fijar un precio que la gente esté dispuesta a pagar (lo cual es muy complicado de saber).

En este caso el precio dispuesto a pagar es bajo por parte de los pagadores, los sistemas sanitarios. Pero los pacientes estarían dispuestos a pagar cualquier cosa. La farmaceútica sabe que ante un tratamiento muy caro los pacientes no pueden pagar pero sí presionar a sus sistemas sanitarios para que asuman los costes. Y no hay competencia, ya que existen las patentes.

¿Cuánto ha costado el desarrollo del fármaco?

Normalmente saber cuánto ha costado el desarrollo del fármaco es información confidencial. Pero aquí está fácil, ya que fue otra farmaceútica la que empezó el desarrollo del medicamento, Pharmasset. Gilead compró la patente en 2011 por 8.800 millones de dólares, con un periodo de explotación de hasta 2029. Luego ha habido más gastos, ya que el medicamento no estaba todavía aprobado, y también está la comercialización... pero queda claro que estamos hablando de una inversión muy grande.

Por lo tanto no estamos ante unos gastos de producción sino que hay que amortizar la inversión inicial. ¿Se justifican esos precios solo por este hecho? Se estima que hay en el mundo entre 130 y 170 millones de enfermos de hepatitis C. Es complicado saber a cuántos podría llegar el tratamiento, pero con precios más bajos seguramente tendrían muchos beneficios.

¿Está injustificado el precio?

El problema en este caso es que no estamos hablando de un bien de consumo. Hay quejas de que el fármaco es caro y no estamos hablando del precio de los iPhone. Las empresas pueden fijar libremente sus precios y si no te gusta no te lo compras, pero en este caso podrían tener beneficios muy altos sin comprometer la situación financiera de los sistemas de salud de muchos países. Y, quizá más importante, sin comprometer la salud de millones de personas.

En EEUU ya hay investigaciones y denuncias sobre si el precio es abusivo. Las patentes están precisamente para que las empresas puedan recuperar sus inversiones y que se animen a ello, no para que dediquemos unos recursos inabordables al beneficio privado.

Es muy complicado determinar en este caso cuál es el precio justo. Cuando invirtieron 8.800 millones tendrían su estrategia. Yo creo que no pueden estar más de 100 millones de personas sin una cura por una empresa y también creo que no hay que desincentivar la inversión en nuevos medicamentos. Complicada disyuntiva.

Imagen | epSos.de

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