La inflación dispara la cesta navideña: hoy cuesta más del doble que hace cinco años

La Inflacion Dispara La Cesta Navidena Hoy Cuesta Mas Del Doble Que Hace Cinco Anos
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Javier Ruiz

La Navidad llega este año con un dato difícil de ignorar. Los alimentos más habituales en los menús festivos son, de media, hasta el doble de caros que en 2020. Lejos de tratarse de un encarecimiento puntual, los datos muestran una acumulación de subidas sostenidas durante estos años que vuelve a poner el foco en el impacto real de la inflación sobre los presupuestos familiares.

Un análisis elaborado por Raisin revela incrementos de hasta el 173 % en productos tan representativos de estas fechas como el marisco, el pescado o los dulces navideños. La evolución afecta a todos los segmentos del menú, de carnes a pescados frescos y hasta productos procesados, y está obligando a muchos hogares a replantear su planificación de gasto para estas fiestas.

Subidas generalizadas para el menú navideño

Tras comparar el precio por kilogramo de 16 alimentos habituales en Navidad entre 2020 y 2025. El resultado es claro: tres de cada cuatro productos analizados han subido más de un 40 % en ese periodo.

Las mayores alzas se concentran en el marisco y el pescado, categorías especialmente sensibles al encarecimiento de la energía, el transporte y la logística internacional. La cigala cruda congelada encabeza el listado, con un aumento del 173 % en cinco años. Le siguen los filetes de bacalao, cuyo precio se ha incrementado un 122 %, y el turrón de chocolate, con una subida del 121 %.

También destacan los fuertes aumentos en productos cárnicos tradicionales de estas fechas. El solomillo de vacuno se ha encarecido un 90 %, mientras que la pierna de cordero registra un alza del 74 %. En el caso del marisco cocido, la gamba blanca acumula una subida del 61 % respecto a 2020.

En algunos casos, las nuevas limitaciones para preservar la pesca sostenible en el Mediterráneo, con posibilidad de recuperar más días mediante medidas de sostenibilidad, y la adquisición de producto de otras zonas del litoral explica una parte del aumento en los precios. Una tendencia que no es exclusiva de España, sino común al conjunto de la eurozona.

Sin embargo, incluso los productos que presentan incrementos más moderados muestran encarecimientos relevantes. El jamón serrano ha subido un 26 %, y otros alimentos como la merluza, la lubina, el turrón blando o el mazapán registran aumentos que oscilan entre el 30 % y el 50 %. En conjunto, el análisis dibuja un patrón claro: el encarecimiento no se limita a productos “premium”, sino que atraviesa toda la cesta navideña.

Inflación acumulada, no un fenómeno puntual

Estas subidas se explican, en parte, por el contexto macroeconómico de los últimos años. Desde 2020, los alimentos han sido uno de los componentes más inflacionistas del IPC en España, impulsados por el aumento de los costes energéticos, las tensiones en las cadenas de suministro, el encarecimiento de las materias primas agrícolas y, más recientemente, por el impacto de los costes laborales y financieros.

Si bien la inflación general se ha moderado respecto a los picos de 2022 y 2023, el efecto acumulado sigue siendo muy visible en productos de consumo recurrente. En el caso de la Navidad, esta acumulación se percibe con especial intensidad, ya que muchos hogares concentran en pocas semanas una parte significativa del gasto alimentario.

“La evolución reciente de los precios está teniendo un efecto claro en los presupuestos familiares. Aunque la intensidad de las subidas varía por categoría, el impacto acumulado es considerable y se percibe con más fuerza en momentos de mayor consumo, como la Navidad”, señala Marta Pinedo, directora de Raisin España.

Ajustes en el presupuesto, pero no en las tradiciones

Pese al encarecimiento generalizado, los hábitos gastronómicos navideños se mantienen en gran medida. Según la misma encuesta Raisin a más de 1.000 consumidores, el 68 % de los hogares incluirá marisco en su menú, el 58 % optará por jamón y el 43 % servirá pescado. El cordero (38 %) y la ternera (28 %) siguen siendo opciones habituales, mientras que solo un 6 % prevé preparar platos vegetarianos o veganos.

Este mantenimiento de las tradiciones no implica, sin embargo, ausencia de ajustes. Muchas familias optan por reducir cantidades, buscar formatos alternativos o concentrar el gasto en uno o dos productos “estrella”, renunciando a otros. El resultado es una Navidad que sigue siendo reconocible en lo gastronómico, pero más tensionada desde el punto de vista del presupuesto.

Las subidas observadas en la cesta navideña se enmarcan en una tendencia más amplia de encarecimiento de los alimentos, que ha condicionado la capacidad de compra de los hogares durante los últimos años.

La inflación ya no avanza al ritmo de los peores momentos del ciclo económico, pero los precios siguen anclados en niveles elevados, lo que limita el margen de recuperación del consumo.

En este contexto, la Navidad se convierte en un termómetro especialmente visible del impacto de la inflación acumulada: una celebración que mantiene sus rituales, pero que cada año exige un mayor esfuerzo económico para sostenerlos.

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