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Así ha ido perdiendo empleados Telefónica: empezará 2026 con tres cuartas partes menos de los que contaba hace 20 años, cuando sumaba 60.000 trabajadores

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Sergio Delgado

Telefónica ya no es lo que era. Durante décadas fue una de las compañías más influyentes de España, un motor económico que acompañó la modernización tecnológica del país y que llegó a gestionar la mayor red de telecomunicaciones en lengua española.

Desde el monopolio estatal hasta su expansión internacional, su evolución marcó la historia reciente del sector. Pero su transformación también ha venido acompañada de una reducción progresiva de plantilla que, lejos de frenar, se ha acelerado con cada reestructuración.

Las últimas dos décadas han supuesto un punto de inflexión. La competencia creciente, la caída de ingresos por servicios tradicionales, los cambios tecnológicos y la presión por mejorar márgenes han llevado a la empresa a una estrategia continuada de ajustes laborales.

El resultado es una fotografía muy distinta a la de principios de siglo: una plantilla menguante y un escenario marcado por sucesivos planes de salida que han modificado profundamente la estructura interna de la compañía.

Historia reciente de una reducción constante

En 2004, Telefónica contaba con unos 60.000 empleados en España. Era una cifra que reflejaba la magnitud de una empresa que entonces dominaba el mercado de telefonía fija, móvil y servicios corporativos.

Sin embargo, esa base laboral ha ido disminuyendo de manera constante a través de sucesivos planes de reestructuración. Si se cumplen las previsiones actuales, la compañía iniciará 2026 con únicamente una cuarta parte de aquellos trabajadores, lo que supone una reducción de tres cuartas partes respecto a hace 20 años.

Este cambio no ha sido abrupto, sino gradual, con ajustes cada dos o tres años. La empresa, como otras grandes telecos europeas, ha tenido que adaptarse a un entorno donde los ingresos por voz se han desplomado, la competencia en fibra y móvil es feroz y los servicios digitales requieren menos personal que las antiguas infraestructuras.

El nuevo ERE: la pieza que completa otro ciclo de recortes

La compañía ultima un nuevo Expediente de Regulación de Empleo cuya presentación está prevista ante los sindicatos.

Las cifras que se barajan oscilan entre un mínimo de 2.000 y un máximo de 6.000 salidas. El mercado sitúa el acuerdo probable en torno a las 4.000, lo que representa un recorte muy significativo sobre los 18.300 trabajadores actuales de Telefónica España.

Ese dato excluye personal corporativo y de otras áreas del grupo ubicadas en el país, que elevarían la cifra total a unos 25.100 profesionales. Aun así, con el ajuste previsto, el número de empleados se reduciría hasta aproximadamente 14.300. De confirmarse, el grupo habría perdido casi 10.000 puestos solo en la última década, a lo que se suman miles más en reestructuraciones anteriores.

Un proceso acelerado y con presión temporal

La dirección ha marcado el calendario con precisión. Tras comunicar el plan a los sindicatos, se abrirá un plazo de quince días para constituir la mesa de negociación. Después se habilitará un periodo de un mes para cerrar el acuerdo definitivo. 

El objetivo es tener todo aprobado antes de final de año, lo que permitiría contabilizar el impacto económico en 2025 y simplificar la estructura de cara a 2026.

La empresa plantea este factor temporal como parte del argumento negociador. Con un acuerdo rápido, las condiciones de salida serían más favorables, según trasladará la dirección. De lo contrario, advierte de que tendría que ejecutar el plan igualmente, pero con condiciones menos ventajosas.

Un historial reciente que muestra la misma tendencia

El último ajuste se produjo en enero de 2024, cuando salieron 3.400 empleados. Aquella operación supuso un impacto contable cercano a los 1.300 millones de euros, con un desembolso medio de 380.000 euros por trabajador. La lógica era idéntica a la actual: reducir duplicidades, simplificar procesos y generar ahorros estructurales destinados a mejorar la generación de caja.

Los recortes, según la compañía, se justifican por la necesidad de adaptar la plantilla a un modelo de negocio más digitalizado y con menor dependencia de tareas manuales o mantenimientos tradicionales.

Para los sindicatos, en cambio, el ritmo de ajuste supone una pérdida acelerada de talento, experiencia y servicio, al mismo tiempo que empeora la calidad del empleo en un sector históricamente estable.

Un ERE diseñado para empleados veteranos

Como es habitual en estos procesos, la compañía orienta el nuevo plan hacia trabajadores mayores de 55 años. La razón principal es el convenio vigente con la Seguridad Social. Telefónica continúa cotizando por estos empleados hasta que cumplen los 63, lo que permite que mantengan intacta su base reguladora y no vean reducida su futura pensión.

Este esquema se ha convertido en una puerta de salida voluntaria muy utilizada en los últimos años, especialmente en el conocido Distrito C, donde se concentran miles de empleados de la compañía.

Para muchos trabajadores veteranos, estas condiciones representan un incentivo atractivo, mientras que para la empresa supone una vía para rejuvenecer la plantilla sin recurrir a despidos forzosos.

La competencia y el mercado como elementos decisivos

La transformación del sector explica en parte esta evolución. Los operadores de telecomunicaciones se enfrentan a una competencia intensa, márgenes estrechos, inversiones multimillonarias en fibra y 5G y una regulación exigente.

La entrada de nuevos actores más ligeros y digitales ha reducido la cuota de mercado de operadores históricos y ha impulsado la necesidad de estructuras más pequeñas. Telefónica es solo un ejemplo.

Imágenes | Wikipedia, Freepik

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