Coincidiendo con la fase final para la elección de la sede de los Juegos Olímpicos de 2012, para la que Madrid es candidata aunque parece que será París quien se lleve el gato al agua, me gustaría hacer una reflexión que es cada vez más común en el mundo laboral cuando se habla de asignaciones internacionales.
Paris, Londres, Madrid, Nueva York... son cuatro de las ciudades candidatas a estos Juegos Olímpicos. Cuatro de las ciudades más relevantes para el mundo de los negocios. Cuatro ciudades que, por encima de los países a los que pertenezcan, forman parte (junto con otras cuantas, claro: alguna europea más como Barcelona, Frankfurt o Milán, latinoamericanas como Buenos Aires o Sao Paulo, asiáticas como Kuala Lumpur...) de un exclusivo club de ciudades clave para el mundo de los negocios.
En las comparativas de estadísticas laborales, se suele caer en la tentación (ya que es más fácil recopilar datos) de comparar países con países. Sin embargo, esto nos puede llevar a conclusiones equivocadas. Cuando uno quiere mirar, por ejemplo, el nivel de vida ante un traslado, no tiene sentido valorar los diferenciales de vida por países. Uno se traslada de Madrid a Londres, no de España a Reino Unido. O de Londres a Nueva York, no de Reino Unido a Estados Unidos.
Estas ciudades comparten, en general, un mismo tipo de problemáticas. También un conjunto de oportunidades similares. Estilos de vida, formas de ocio... muy equiparables. Son, por decirlo de alguna manera, una "primera división" de ciudades que compiten entre sí, y pocas veces compiten con otras ciudades dentro de sus países, por la atracción de talento, de capitales... de negocio, en definitiva.
Y, entre otras cosas, son de las pocas que pueden aspirar a celebrar unos Juegos Olímpicos...