Perdiendo batallas despues de muerto.

Perdiendo batallas despues de muerto.
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Dicen los etólogos, los biólogos, y en general los profesionales del mundo de los bichos, que todos ellos, incluido lógicamente el Homo Sapiens, tienen como primera pulsión vital la de la supervivencia. Y que dicho instinto no sólo es percibido como algo individual. También como individuos pertenecientes a un especie que tiene como primer mandato el bíblico crecer y reproducirse.

Dicho instinto, en mi opinión, es totalmente trasladable a las estructuras sociales, a las instituciones, etc...los propios modelos de Estado, los distintos regímenes políticos, tienen como primera misión sobrevivir, perdurar en el tiempo (difícilmente se encontrará en su infraestructura legal mecanismos para su autodestrucción, del tipo de derechos a la secesión. Y si los hay, como ocurría en la antigua Unión Soviética, son un mero paripé). Especialmente importante es el momento en el que ese régimen debe sobrevivir a sus fundador o fundadores. Es la prueba del algodón del éxito, la que determina la viabilidad del mismo más allá del carisma personal de un líder, de unos dirigentes. Y de hecho muchos modelos no lo superan, y a la guisa de un entierro vikingo, son carbonizados junto con el cadáver del pionero.

¿Y qué pasa con las empresas?, ¿con los modelos de gestión?

Pues más de lo mismo, como no podía ser de otro modo. Si preguntamos en una clase de empresariales cual es primera misión de la empresa se oye de todo: que si ganar dinero, que si satisfacer necesidades, que si contribuir a la sociedad....a mi modesto entender, la primera misión es sobrevivir, perdurar en el tiempo. Y el asunto esta difícil, no es nada sencillo. Evidentemente para ello son necesarias las otras finalidades expuestas, pero la esencia es esa ambición de sobrevivir. Y es que hablo de empresa y no de montar un negocio/negociete que me sirva para sacar cuatro euros y a otra cosa mariposa. Y en la vida de la empresa se dan los mismos momentos criticos que en las otras organizaciones sociales: la dureza de los primeros años, la sucesión del fundador, el acomodamiento ante el éxito, etc... Cuando una empresa perdura en el tiempo, con resultados sostenidos, con brillantez,etc...es cuando merece la pena hablar de éxito. Y como decía con los modelos de gestión pasa lo mismo. Cuando ese modelo perviva en el tiempo, cuando demuestre su autonomía respecto a las personas que lo sustentan, es entonces cuando se pude hablar de éxito. Y es entonces cuando me acuerdo del post de Saratxaga y sus rompedoras alternativas. Y es que parece que el modelo, al menos en la empresa madre que dio lugar a todo esto, no pasa por sus mejores momentos (atención a los comentarios en el post de Consultoría Artesana). Se que puede parecer injusto criticar a alguien que ya no esta al frente de dicha organización por los fracasos de la misma, y seguramente lo sea. Pero creo que entre las responsabilidades derivadas del liderazgo (odioso termino) esta el crear/animar las estructuras que hagan posible su desarrollo sin el aliento del líder totémico, así como el permitir que haya una segunda linea capacitada para tomar el relevo.

Traducido a mis humildes responsabilidades: Se que hago bien mi trabajo cuando puede desconectar un mes entero y cuando vuelvo todo esta igual o mejor que antes de marcharme.

Vía | El Diario Vasco Foto | Genewolf

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