El especulador, ese chico malo

El especulador, ese chico malo
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Creo que me estoy especializando en defender casos difíciles: liberales, intermediarios, comerciales, empresarios, etc. Y ahora, el no va más, el malo de los malos, el especulador. En la sociedad que nos ha tocado vivir es el malo por antonomasia, en los recreos de los colegios, el término especulador ha sustituido a otros más castizos. Tu ahora le dices especulador a alguien que se ha quedado pillado con varias viviendas a la venta, y te miran como si les hubieses mentado a la madre. Lo dicho, si quieres hacer amigos no uses ese término.

En este sentido me acuerdo de aquella jocosa distinción bursátil, según la cual, un inversor a largo plazo es un inversor a corto que se ha quedado pillado, y hace de la necesidad virtud. Puede parecer simplista, pero en el día a día puedo dar fe que se cumple más veces de las que pensamos.

Volviendo al punto inicial, creo que se hace necesaria una defensa del especulador, y de su papel en la economía.

Por ello me ha alegrado la entrada en la que Roberto Centeno se hace eco de la tesis de Samuelson, Premio Nobel de Economia, que nos recuerda el papel de los especuladores:

LA ESPECULACIÓN CONSISTE EN LA COMPRA DE UNA MERCANCÍA CON LA IDEA DE VENDERLA MÁS TARDE (o a veces venderla ahora y comprarla más tarde) A FIN DE OBTENER UN BENEFICIO. Los especuladores no tienen interés en utilizar el producto o en hacer algo con él, solo quieren comprar barato y vender caro”. ¿Cómo podría beneficiar la especulación a la sociedad? La función económica de los especuladores consisten en “trasladar” los bienes de los periodos de abundancia a los periodos de escasez, a través de espacio, del tiempo, o de los estados inciertos de la naturaleza. LOS MERCADOS ESPECULATIVOS SIRVEN PARA MEJORAR LOS PATRONES DE PRECIOS Y DE ASIGNACION EN EL ESPACIO Y EN EL TIEMPO, ASÍ COMO PARA AYUDAR A TRANSFERIR RIESGOS. Estas tareas son realizadas por especuladores que, espoleados por el deseo de comprar barato y vender caro, muestran de hecho el funcionamiento de la mano invisible (1), reasignando los bienes de las épocas de abundancia (cuando los precios son bajos) a las de escasez (cuando los precios son altos).

En primer lugar hay que destacar la claridad de la definición. Aquí hay mucho más especulador del que se reconoce como tal. Para empezar los intermediarios comerciales lo son. Y muchos de nosotros , hemos ejercido, en un momento dado, como tales.

En segundo lugar coincido plenamente con Samuelson y con Centeno. El especulador contribuye a dar liquidez a un mercado (luego concretaré), el especulador asume riesgos (vuelvo a decir que luego insistiré), el especulador busca un beneficio por dicha labor. El especulador es un actor más de los mercados y cumple una labor en el ecosistema financiero.Más de un promotor inmobiliario, que los miraba con desdén, que les ponía mil trabas, los busca ahora desesperadamente.

Suena duro para los tiernos oídos socialdemócratas. Antes de que se llenen los comentarios de alusiones personales y demás conviene matizar mis afirmaciones. El especulador cumple esas funciones en mercados en los que exista competitividad. Si el especulador cuenta con información privilegiada, si oferta o demanda están manipuladas, etc, su labor no sólo puede no ser positiva si no claramente negativa. Y es que el especulador entonces pierde su principal justificación ética para obtener beneficios, que no es otra que la asunción de riesgos. Por eso, en estos momentos que vivimos, debemos recordar a nuestros gobernantes que los especuladores deben soportar las consecuencias de ese riesgo por el que optaron.

Vía | Roberto Centeno Imagen | eb0la

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