Está demostrado: gastar el dinero en estas cosas nos hace más felices

Está demostrado: gastar el dinero en estas cosas nos hace más felices
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El dinero es, en teoría, una herramienta para obtener más felicidad, y aquí veremos la manera de conseguirla gracias a él. Como comprobaremos, no se trata de tener la casa más grande, ni el coche más rápido. Tampoco es cuestión de ser inmensamente rico. Por eso, hoy vamos a ver en qué hay que gastar el dinero para que nos proporcione la mayor satisfacción posible.

Y como siempre, lo haremos basándonos en evidencia contrastada.

Así, aunque no tengamos la misma cuenta corriente que Bill Gates o Jeff Bezos, podremos competir en satisfacción vital y es que, quien no se consuela, es porque no quiere.

En qué hay que gastar el dinero (y cómo) para obtener una mayor felicidad

El viejo proverbio dice que el dinero no da la felicidad y Woody Allen dijo que era verdad, pero que proporcionaba una sensación tan parecida, que hacía falta un verdadero experto para diferenciarla.

No seamos inocentes, los economistas siempre hemos sabido que, como pasa con muchos refranes, este no es del todo cierto y el dinero sí es capaz de comprar la dicha. Todo depende de cómo se emplea y en qué.

Por eso, los estudios son claros y hay, al menos, 6 cosas en las que usar nuestros ahorros para que nos calienten un poco por dentro con algo de alegría. Son estas.

1. Gastar en experiencias y no en productos

Familia Viajando y sonriendo, está en un aeropuerto y son un matrimonio y su hija pequeña

Se ha demostrado que comprar nos proporciona un pequeño subidón de dopamina que mejora, momentáneamente, nuestro ánimo. El problema es que, en la mayoría de ocasiones, esa sensación es muy breve y a la larga es peor, ya que después hay un bajón y tenemos que repetir el proceso para conseguir una nueva «dosis» fugaz, entrando en un ciclo de compras compulsivas.

A causa de esto, adquirimos otro trasto que languidecerá en el armario, perjudicamos a nuestra economía doméstica y regresamos a una casilla aún más atrasada, económicamente hablando, que aquella en la que estábamos al principio.

Sonja Lyubomirsky es profesora de psicología en la Universidad de California y en su libro: The Myths of Happiness: What Should Make You Happy, But Doesn't, deja clara la enorme evidencia que hay a favor de gastar en experiencias y no en objetos materiales, si es que queremos ser más felices.

Cito textualmente:

Muchas experiencias, como las excursiones con amigos o las noches de juego en familia, son prácticamente gratuitas. Y muchas otras: viajes por carretera, cenas y vino, torneos deportivos, clases de cocina o conciertos de música, cuestan dinero... En resumen, la investigación sobre la superioridad de las experiencias respecto a las posesiones es enormemente persuasiva, y todos nosotros, pero especialmente los que tenemos presupuestos exiguos, haríamos bien en aplicar sus recomendaciones.

Sin embargo, no es cuestión de dejar de lado las posesiones materiales. También se ha demostrado que comprar cosas aumenta nuestra felicidad, siempre que las convirtamos en experiencias o nos sirvan para tenerlas.

Por ejemplo, si compramos un ordenador, que sea para aprender online o desarrollar nuestra pasión por la escritura, el gaming o el diseño. Y si adquirimos un coche nuevo, que sea para que nos permita hacer más viajes de manera más cómoda.

Cuando es así, compraremos objetos, pero también estaremos más satisfechos.

2. Gastar el dinero en cosas que te aporten tiempo

Chica sosteniendo un Reloj despertador antiguo, como símbolo del tiempo

Otro gasto inteligente que aumentará nuestra felicidad es aquello que nos proporcione más tiempo libre. Al fin y al cabo, esa es la pertenencia más valiosa posible en sentido económico, ya que el tiempo tiene la escasez más poderosa. En esencia, siempre es posible hacer más dinero, pero es imposible comprar más tiempo cuando este se acaba.

Elizabeth Dunn y Michael Norton son dos científicos de la conducta que han recogido una enorme cantidad de estudios de vanguardia sobre cómo gastar de manera inteligente, volcando sus descubrimientos en obras como: Happy Money: The Science of Smarter Spending.

Allí se puede ver que los datos son claros, todo lo que gastemos en obtener más tiempo nos dará más felicidad. Por ejemplo, contratar a alguien para que limpie la casa, y nos libere esas mañanas de sábado, nos hará mucho más dichosos que un nuevo iPhone.

3. Gastar en los demás

En ciertos experimentos, también comentados por Dunn y Norton, los sujetos recibían un dinero al principio del día para que lo gastaran como quisieran. No eran grandes cantidades, entre 5 y 20 euros más o menos.

La cuestión es que ese dinero no marcaba una gran diferencia en el estado de ánimo al final del día, dando igual si lo ahorraban o si se compraban algo. Excepto en un caso, cuando lo usaban para comprar algo a otra persona o compartían lo adquirido con otros, como unos donuts o algo así.

Eso también da cuenta de que no es necesario gastar mucho en los demás para obtener ese efecto y el hecho de que la experiencia de ayudar, o provocar una emoción positiva en otro, tenían un mayor efecto en la felicidad.

4. Pensar en varios gastos pequeños y no en uno grande

Dos personas tomando café vistas desde arriba, solo se ven las manos y las tazas, son un hombre y una mujer

Otra de las conclusiones más interesantes es el hecho de que, según otros datos de las fuentes citadas, se obtiene más satisfacción gastando en varios pequeños placeres a lo largo del tiempo (como tu café preferido, un libro, una entrada para el cine...), que en un gran gasto, como comprarte el último ordenador de moda.

El motivo es un fenómeno que ya ha salido alguna vez cuando hemos hablado de psicología del dinero: la adaptación hedonista. Es decir, la capacidad innata que tenemos las personas de que todo lo bueno nos parezca poco enseguida.

De esta manera, varios placeres diversos a lo largo del tiempo, aunque sean pequeños, nos van manteniendo el ánimo elevado con esas pequeñas subidas de dopamina. Sin embargo, el brillo de ese nuevo coche se diluye pronto, como ocurre con todo y, al ser un gran gasto, nos deja sin posibilidad económica de permitirnos mucho más.

Un detalle interesante es que este fenómeno se cumple para todos los niveles económicos.

5. Gastar en algo que no vas a conseguir inmediatamente

Yo nací en un pueblo pequeño y, cuando era chaval, mi ventana al exterior eran ciertas compras por correo postal a una tienda barcelonesa, dedicada a mis aficiones de ratón de biblioteca. Cada pedido tardaba semanas entre que recibieran mi carta, prepararan el envío y el paquete llegara hasta mí.

Aún puedo sentir la emoción de ir con la llave del apartado de correos de mi padre, a ver si tenía aviso de llegada. Lo recuerdo con mucho cariño y la ciencia es clara: la anticipación por algo nos hace más felices incluso que conseguirlo.

Gran parte de la dicha está en la persecución y la espera y, de hecho, el pico de dopamina más elevado se produce justo antes de poner nuestras manos por fin en eso que deseábamos.

Curiosamente, los experimentos con ratas concluyen lo mismo, algo que no sé en qué lugar nos deja a nosotros o a las ratas.

Moraleja para lo que nos interesa: gastemos hoy, pero esperemos para obtener lo comprado o, mejor aún, combinemos varios consejos. Gastemos en un viaje, por ejemplo, que es una experiencia. La anticipación por dicho viaje hasta que llegue multiplicará la felicidad que sentiremos antes y durante.

6. Gastar en las emociones fundamentales que nos hacen felices

Siluetas de tres personas felices saltando con el sol a la espalda

La psicología ha concluido que 3 de las cosas más importantes que necesitamos para ser felices son:

  • Autonomía (o independencia).
  • Competencia en nuestras actividades. Es decir, sentir que somos buenos en lo que hacemos.
  • Estar conectados a los demás.

Por eso, todo lo que gastemos en conseguir esas tres emociones fundamentales de autonomía, competencia y conexión nos hará más felices.

Aprender sobre aquello a lo que nos dedicamos o los hobbies que nos gustan, como hacer surf, ajedrez o lo que a cada uno le agrade, siempre nos reportará más satisfacción. Del mismo modo, cualquier gasto encaminado a socializar y establecer lazos (conciertos, cenas, actividades grupales, etc) así como lo que nos proporcione independencia (como una bicicleta para llegar mejor a los sitios o, sí, por supuesto, una casa, o al menos algo para hacer sentir como nuestra la habitación que compartimos), hará de nosotros personas más contentas y satisfechas.

No nos engañemos, muchas nociones sobre dinero y felicidad que nos han inculcado son fallidas o no se han explicado bien. Puede que un día hablemos más a fondo, pero sí, claro que el dinero da la felicidad.

La independencia económica es fundamental para sentirnos completos, pero es cierta una cosa. Independientemente del tamaño del gasto, hacerlo en estas 6 cosas que hemos visto aumenta nuestro bienestar psicológico.

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