Los estragos regresivos del Neoliberalismo

Los estragos regresivos del Neoliberalismo
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A propósito de los nutridos e importantes aportes de nuestros lectores hay que decir que en estos momentos todo vale: toda idea debe ser considerada y evaluada antes de ser desechada. El intenso debate que se vive en EEUU entre Krugman, Mankiw y Rodrik junto a un centenar de economistas brillantes, busca evaluar y proponer alternartivas y soluciones para enfrentar una crisis que es bastante inédita y no presenta una solución sencilla dado que en las propias bases del modelo económico algo como lo que estamos viviendo era imposible. En las otras crisis toda falla podía corregirse vía mercado con la palanca de la política monetaria como fue el caso de la crisis mexicana y la crisis asiática. Pero todo ese instrumental colapsó.

Por eso que las metáforas medicinales son bienvenidas. Esta crisis nos ha traído un virus completamente nuevo, incubado de tanto placebo inyectado al sistema que acalambró una serie de funciones, atrofió otras tantas y adormeció al resto. Todo fármaco injerido por largo tiempo arroja efectos secundarios y un daño colateral, que por lo general se detecta tardíamente cuando el cáncer o la enfermedad está bastante avanzada. Por eso que hoy se desempolvan viejas teorías que en su momento fueron despreciadas cuando el evangelio de Milton Friedman se impartió a todos los creyentes del mundo en la serie Libre para elegir. Tal como en Orwell, la libertad para Friedman, ahora queda claro, era la esclavitud. El supuesto modelo era la panacea y ofrecía la solución a todos los infortunios humanos. Ahora se descubre que fue la puerta de acceso a los mayores infortunios imaginables.

Una apreciación sobre el tema que constituye el eje de este enfoque podemos verla en la gráfica que encabeza este artículo y tomada de Paul Krugman. En ella se da cuenta del porcentaje del Ingreso (PIB) que acapara el 10% más rico de la población a lo largo de un siglo. A principios del siglo pasado y hasta mediados de los años 30, el 10% más rico de la población se quedaba con el 45% de la riqueza. Desde mediados de los años 30 hasta mediados de los años 70, el 10% más rico bajó su participación de la riqueza a un promedio del 32% del total (una caída de casi un tercio). Estos fueron los años de mayor empoderamiento de la clase media en Estados Unidos.

A partir de los modelos de desarrollo imperantes en esos años (como los modelos de Harrod y Domar) se vio el florecimiento de importantes centros productivos. La tendencia progresiva de estos modelos hacia un desarrollo más sostenido de las clases emergentes logró consolidarse entre los años 50 y 70 propagando el desarrollo en economías emergentes como la asiática, cuyo gran motor de estímulo fue la labor del Estado. No obstante, con las políticas aplicadas desde principios de los años 80, la tendencia se revirtió y el crecimiento de la desigualdad se hizo más abrumador. En el curso de tres décadas volvió a los mismos niveles de principios de siglo XX. Esta es la conclusión más esclarecedora sobre los estragos del neoliberalismo económico: el modelo que se ha aplicado en todo el mundo desde mediados de los años 80 ha sido fuertemente regresivo y nos ha hecho volver al pasado en vez de mirar al futuro.

Imagen | Paul Krugman

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