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El Reino Unido ha decidido acabar con el negocio de la reventa de entradas. Plataformas como Viagogo y StubHub deberán reinventarse a toda prisa

El Reino Unido Ha Decidido Acabar Con El Negocio De La Reventa De Entradas Plataformas Como Viagogo Y Stubhub Deberan Reinventarse A Toda Prisa
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Javier Ruiz

Tras los meses de festivales que suelen realizarse durante el verano, el Reino Unido ha decidido poner fin a uno de los negocios digitales más controvertidos de la última década: la reventa de entradas por encima del precio original.

La medida, adelantada por medios como The Guardian, Reuters o Pitchfork, busca frenar la especulación alimentada por plataformas de reventa y por bots capaces de comprar miles de tickets en segundos.

Se acabó la gran especulación

El anuncio llega tras años de quejas de consumidores, artistas y promotores por subidas de precio que, en algunos eventos, multiplicaban por diez el valor inicial. Una situación que levantó ampollas el año pasado con los conciertos de Taylor Swift, donde pese a que los precios originales ya eran elevados en España, por ejemplo, las plataformas de compraventa llegaron a vender entradas por cifras muy superiores.

La ley marcará un antes y un después en un mercado que movía cientos de millones y que había convertido la reventa en un modelo de negocio profesionalizado y automatizado.

El Gobierno británico impulsará una legislación que prohibirá la reventa con sobreprecio para conciertos y eventos en directo. La clave es que ninguna entrada podrá revenderse por encima del face value: su precio oficial de compra.

En este sentido, plataformas clave como Viagogo o StubHub podrán seguir operando, pero bajo condiciones mucho más estrictas:

  • No podrán permitir sobreprecios, lo que elimina su principal fuente de ingresos.
  • Deberán verificar la identidad de vendedores y compradores.
  • Tendrán responsabilidad legal en caso de incumplimientos reiterados.
  • Se prevén límites a las tarifas de servicio, hoy muy cuestionadas por su opacidad.

El objetivo declarado es frenar la especulación sistemática, sobre todo, aquella basada en bots que compran entradas en masa, generando escasez artificial y precios desorbitados en cuestión de minutos. Después del anuncio, las plataformas de reventa han sufrido un impacto inmediato en valor y expectativas de negocio.

Lo que aún no sabemos

Si bien la medida supone un golpe directo al mercado secundario profesional, hay varios matices importantes.

El más relevante es que la reventa no va a desaparecer, y tanto la prensa como fuentes oficiales, advierten que lo más probable es que parte de la actividad se desplace a canales opacos: redes sociales, grupos privados, servicios de mensajería o anuncios típicos de “vendo boli + entrada”. Este formato es más pequeño, pero mucho más difícil de rastrear, si bien la ley ya supone un duro golpe para la venta automatizada al por mayor.

Sobre el alcance de las sanciones, los límites exactos a las comisiones y el calendario completo de entrada en vigor todavía no han trascendido datos, así como tampoco de los mecanismos de control del mercado negro o de si la limitación en “plataformas formales” puede provocar un aumento de estafas en canales informales.

Por último, desde The Guardian se apunta a que la intención es que los promotores refuercen mecanismos alternativos como preventas verificadas, colas virtuales o sistemas dinámicos, pero no puede preverse aún cómo la medida afectará a la disponibilidad de entradas.

Qué implicaciones tiene

Para los consumidores, hay buenas noticias. La desaparición de la reventa industrial significa que será más difícil que los precios se disparen nada más salir a la venta.

La compra será más transparente y menos vulnerable a bots. Sin embargo, pueden aumentar las estafas en canales no oficiales, para lo que se espera que haya un plan de acción por parte del gobierno británico.

En cambio, las plataformas de preventa pierden acceso a su principal (y controvertido) modelo de negocio, basado en sobreprecios. 

Viagogo, StubHub y otras plataformas menores podrían verse obligadas a reinventar su modelo o reducir operaciones. Las principales implicaciones suponen limitar tarifas y adaptarse a un escenario mucho más regulado. En algunos casos, existe la posibilidad de que intenten reducir operaciones y, sobre todo, desviar parte de la actividad fuera del Reino Unido.

Asimismo, promotores y artistas recuperan parte del control sobre la distribución de entradas y se espera que puedan reforzar sistemas de venta más justos. No obstante, tendrán que lidiar con la reaparición de reventa informal, más fragmentada y potencialmente fraudulenta.

De este modo, la decisión británica se convierte en un caso de estudio: un ejemplo de cómo la regulación puede intervenir en intermediarios digitales cuando sus prácticas generan distorsiones de mercado, por lo que no sería extraño que otros países planteen medidas similares.

En el aire, quedan muchas preguntas. Las principales que se le pasan por la cabeza al redactor que escribe estas líneas (y que se resolverán en los próximos meses) son cómo se adaptarán las plataformas, cómo se perseguirá la reventa en mercados más pequeños y si se exportará este modelo a otros países.

Por ahora, parece que el tema del sobreprecio quedará más controlado en el Reino Unido, la reventa informal (más imprevisible y dispersa, para lo bueno y para lo malo) es otra historia…

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