Si las cosas en Europa están mal, al otro lado del Atlántico están peor y así lo describe este gran trovador del rock & roll que es Bruce Springsteen. A sus 62 años lanza oficialmente mañana lunes un nuevo disco donde intenta comprender la distancia entre la realidad americana y el sueño americano, que nunca habían estado tan lejos el uno del otro como ahora. Springsteen, heredero de esa linea fundacional del folk y el country de Estados Unidos que arranca con Woody Guthrie en los años de la Gran Depresión, compone en su nuevo disco, “Wrecking Ball”, variados trazos sobre los efectos que ha arrojado la crisis en la primera economía del planeta. Como dice en We don’t take care of our own
He estado llamando a la puerta que tiene el trono / he estado buscando el mapa que me lleve a casa / he tropezado con buenos corazones convertidos en piedra / el camino de las buenas intenciones se ha secado como un hueso
La alusiones directas a las promesas iniciales de Obama y a la grave situación que vive Estados Unidos (un desempleo real por sobre el 16% y un aceleramiento de la desigualdad y la pobreza), llevan a decir a este emblemático cantautor Nos estamos cuidando solos / Donde quiera que ondée esta bandera / Nos estamos cuidando solos”:
Desde Chicago a Nueva Orleans
desde el músculo al hueso
desde la escopeta de caza al superdrome
No hay ninguna ayuda, la caballería se ha quedado en casa
y nadie escucha el tronar de la trompeta
A lo largo de toda la historia de Estados Unidos el tronar de la trompeta era la llave salvadora, como lo muestran las películas de John Ford o los relatos de John Steinbeck. Era la voz de mando de la disciplina que dio fuerza y sentido a la historia de Estados Unidos y que en términos materiales permitió la construcción del ferrocarril que unió al Atlántico con el Pacífico. Pero el tronar de la trompeta se apagó e hizo difuso a partir de los años 70, como muestra Francis Ford Coppola en Apocalipsis Now (1979), clarividente ejemplo de la desintegración que comenzaba a producir la desordenada globalización, solo obediente a los particulares intereses financieros. Ahora la caballería, y tal como está ocurriendo en Europa, solo salva a los banqueros.
El título de este último disco de Springsteen, Wrecking Ball, alude a las bolas de demolición que derriban edificios... y que también provocan accidentes. Esta es la metáfora que ha escogido The Boss (su legendario apodo en la E Street Band), para describir la actual situación que vive Estados Unidos. “El camino de las buenas intenciones se ha quedado tan seco como una piedra”, clara referencia a Obama y sus políticas más dispuestas al socorro de las empresas que al de los trabajadores.
¿Dónde están los ojos con la voluntad de ver? / ¿dónde están los corazones que practican la misericordia? / ¿donde está el trabajo que hace mis manos y que da libertad a mi alma? / ¿dónde está la promesa de un mar resplandeciente, de costa a costa?
Springsteen es un artista que siempre ha descrito con singular agudeza su momento histórico y la furia de su prosa contenida lo ha convertido en un ícono inusual. Cuelgo de muestra solo dos de sus temas clásicos para apreciar la potencia de su grito: Mi ciudad natal y Nací en Estados Unidos.
Desde los años 70 Springsteen ha asumido la voz de la causa obrera, dado que se identifica fuertemente con los trabajadores. Curiosamente es la misma década en que los movimientos sindicales comienzan a ser abolidos por quienes defienden los intereses de la globalización. Esto no quitó fuerza a su música sino que la hizo aún más rebelde y furiosa. Una furia que emerge con fuerza ante el drama del desempleo, la precariedad de la vida y el fuerte impacto de la crisis financiera en el alma de la estabilidad que es el trabajo. Y es que Springsteen no tiene pelos en la lengua cuando se trata de decir las cosas tal cual son.
Video | YouTube, video oficial de Bruce Springsteen
En El Blog Salmón | La década del fin del sueño americano, Para comprender el pasado, el presente y el futuro de la crisis