El Banco de España ha hecho públicas hoy sus estimaciones sobre la deuda total de las Administraciones Públicas españolas. Según su informe, la deuda pública española en 2012 ascendió a 884.416 millones de euros, ni más ni menos que un 84,1 % del PIB. En un año de Gobierno de Rajoy la deuda pública se ha incrementado un 14,8 %.
Según la serie histórica del Fondo Monetario Internacional (FMI), tendríamos que irnos a 1910 para ver un porcentaje de deuda pública sobre el PIB parecido. El porcentaje en ese año ascendió al 88 % y se tardaron décadas en normalizar el despropósito. Como ya señalamos en una ocasión, las razones que explican un crecimiento de la deuda tan importante son fundamentalmente cuatro: el aumento del déficit público pese a los recortes y a las subidas impositivas, el rescate a la banca, que requirió la nada despreciable cantidad de 40.000 millones de euros, el plan de pago a proveedores, que hizo que las facturas sin pagar se contabilizasen como deuda pública y el pago de los rescates de Grecia, Portugal e Irlanda.
Nuestro país ha entrado en una espiral autodestructiva sin precedentes. Nuestra economía española sufre una fuerte adicción al dinero ajeno y sólo cabe esperar que el problema se acentúe durante los próximos años. No en vano, en sólo cinco años la deuda pública española ha aumentado en 500.000 millones de euros.
En un contexto de profunda depresión económica como el actual, las soluciones a corto, medio y largo plazo que permitan a nuestro país superar esta adicción al crédito son escasas. El crecimiento exponencial de nuestra deuda pública hará que al término de 2013 España deba cerca de un billón de euros, más del doble que en 2011. Y esto, amigos, no hay quién lo pague. ¿Es pronto aún para sacar el tema de la deuda odiosa?
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