Pobres mileuristas. Tanta carrera, tanta Universidad, tantas entrevistas de trabajo, tanta frustración... y llega el convenio de la construcción y les da la puntilla: un peón de albañil tendrá un salario mínimo de 13.500 euros en el nivel XII.
Ésta es sin duda una noticia relevante, y que demuestra uno de los graves desequilibrios de nuestro mercado laboral. Mientras en trabajos de los considerados "no cualificados" la demanda de empleo sigue latente y los salarios crecen, los trabajadores "cualificados" (los de las carreras y los masters) se las ven y se las desean para encontrar trabajo de lo que han estudiado. ¿Y de quién es la culpa? Pues francamente, en mi opinión, "de la sociedad"... En unos decenios hemos pasado de una generación donde el número de universitarios era ínfimo (y donde, en consecuencia, "tener carrera" era un símbolo de prestigio y un cierto seguro de empleo) a otra generación donde prácticamente cualquiera acaba haciendo una carrera. Hay universidades púbicas y privadas, cada vez más plazas (todo el mundo tiene derecho a la educación, claro...) Los padres fomentan esta tendencia ("mi hijo estudia una carrera = ha triunfado en la vida") quizás pensando en su generación. Y los hijos siguen por ahí, pensando que "sacarse una carrera" les asegura el futuro. Y cuando llega el futuro y no es así... viene la frustración.
Ante esto, mi pregunta es... ¿por qué elegiste estudiar una carrera? ¿alguien tomó esa decisión por tí? ¿consideraste otras opciones? ¿por qué no?. Ojo, culpar al joven no sería tampoco justo. El joven elige en función de lo que otros (la televisión, la familia, la propia escuela) le cuentan. Pero tampoco se puede culpar al tejido empresarial de "no contratar más licenciados". ¿Y si no los necesitan? ¿Tienen los empresarios la culpa del exceso de titulados? Si lo que necesitan son peones de albañil, o camareros, eso es lo que contratarán, y eso es lo que pagarán...
Creo que ya lo he dicho en alguna ocasión, pero lo repito igualmente: dignificar la formación profesional es uno de los asuntos pendientes del sistema educativo español. Pero para ello hay que luchar contra décadas de prejuicios y realidades.
Vía | Meneame