Hace unos días se presentaba oficialmente el ordenador portátil de 100 dólares creado por Nicholas Negroponte para los países en desarrollo. Este tipo de iniciativas son, sin duda alguna, muy esperanzadoras para el mundo, ya que el acceso a la Sociedad de la Información podría ayudar mucho al desarrollo de estas regiones. El problema es que, aunque su precio sea muy reducido porque está pensado para que sea comprado en grandes volúmenes por los gobiernos, sigue costando dinero.
Está claro que las cosas que requieren de un gasto inicial tienen muchas más barreras de entrada que aquellas que son gratuitas (véase la prensa gratuita vs. la prensa convencional). Últimamente se habla mucho sobre qué modelos de negocio son capaces de alcanzar la rentabilidad ofreciendo sus servicios gratis para el consumidor y usando la publicidad como fuente de financiación, y esto es precísamente lo que están intentando con iT: un ordenador gratis para los países en desarrollo financiado con la publicidad. La revisión técnica del PC la ha hecho Xataka, pero hay diferencias sustanciales respecto al ordenador de 100 dólares de Negroponte que hacen ver la posibilidad de que iT pueda ser un modelo similar al de las impresoras y la tinta... pero inicialmente es gratuito. iT tiene una serie de teclas de acceso directo a servicios (cine, música, salud y dinero), que mostrarán la publicidad de aquellas compañías que compren estos espacios publicitarios en un modelo algo similar al de la publicidad contextual (se muestran cuando el usuario los requiere), aunque no sé si también lo harán de forma indiscriminada. Así que el modelo es claro: ordenadores gratis a cambio de publicidad de empresas que quieran vender sus productos y servicios a las personas que los utilicen. La pregunta es ¿qué modelo es mejor, el de Negroponte o el de iT?
Salvando los aspectos tecnológicos, yo díría que si ambos cumplen la función básica de dar acceso a Internet y utilizar herramientas básica, gana la carrera de sobra iT, símplemente porque no le cuesta dinero al cliente. Ahora está por ver cómo es acogido este producto/servicio por los anunciantes potenciales. Si funciona será un modelo win-win estupendo, de esos que son capaces de cambiar muchas cosas. Además, sería una estupenda confirmación de que la publicidad puede ahorrarle mucho dinero (al menos en coste inicial) al consumidor.