La restricción crediticia llega a los comercios

La restricción crediticia llega a los comercios
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Una de las consecuencias de la restricción de créditos que estamos viviendo, a mi juicio por una mayor responsabilidad en las concesiones, es que las ventas minoristas de pago aplazado están viviendo serios problemas. Si hace unos años era muy común lograr financiación automática y barata en una tienda, hoy no lo es tanto.

Por ejemplo, se exige una nomina para poder acceder a financiación. Si no hay trabajo, no hay pago aplazado. Para mi es algo de sentido común y no me extraña que estemos como estemos si es que antes no se comprobaban los ingresos del comprador. Y si la persona logra acceder a financiación, esta es muy cara, con tipos de interés casi siempre por encima del 12%.

Es decir, con los tipos y el Euribor por los suelos, los comercios han tenido que subir sus tipos del pago aplazado. Parece que no tiene mucho sentido. Pero es que la cadena está llegando al consumidor. La crisis comenzó cuando los bancos no se fiaban entre ellos y a pesar de que los bancos centrales tenían unos tipos de referencia, los del mercado interbancario estaban muy disparados. Luego los bancos dejaron de fiarse de los consumidores y empresas, y restringieron los créditos. Ahora los minoristas tienen que financiar directamente a sus clientes, y no se fían de ellos. Los tipos para arriba.

El crédito fácil se acabó. Y además es razonable, en un país que en no muchos años vivir a crédito se ha convertido en algo normal. El crédito debe estar respaldado por el ahorro. Es normal comprarse un coche o una vivienda a crédito, ya que son inversiones duraderas y de alto coste. Es normal ante una emergencia, comprarse un electrodoméstico a crédito. Pero no es normal comprar a crédito como norma general. No es sostenible. Es pan para hoy y hambre para mañana.

Vía | El País
Imagen | HappyHaggis

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