Mismo producto con distintos precios: cada vez más difícil

Mismo producto con distintos precios: cada vez más difícil
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Aunque lo parezca, no todo es crisis económica en El Blog Salmón. Y es que me he topado con una entrada muy interesante acerca de la dificultad de mantener precios distintos en el mismo producto en países diferentes. Es un efecto de la globalización, y este efecto irá en aumento.

Es bien conocido que un mismo producto, exactamente el mismo, puede tener precios diferentes en países distintos. El caso más conocido es el de los productos electrónicos. En los últimos años he leído muchas quejas en Internet sobre la conversión “1 euro = 1 dólar” cuando el cambio real era muy diferente, por ejemplo en teléfonos móviles o videoconsolas. A los consumidores no nos parece razonable que el mismo producto cueste un 30% más en España que en EEUU.

Esta diferencia puede tener alguna justificación, ya que hay aranceles, gastos de transporte, coberturas frente a fluctuaciones de divisas, etc. Pero cuando la diferencia de precios es dentro de la UE, con una ausencia de aduanas y una misma moneda en muchos casos, la justificación es aún más difícil. La explicación es algo más complicada, pero existe. No es que nos tengan manía las empresas extranjeras, es que somos un mercado pequeño (o más pequeño que otros países más baratos) y para mantener una estructura de administración, ventas, logística, etc. en un mercado más pequeño se necesitan márgenes más grandes. Quizá en Alemania con un pequeño aumento en la estructura se vende mucho más y eso permite rebajar los márgenes. En España, en muchas ocasiones no es posible, e incluso es necesario tener distribuidores locales que necesitan vivir también de su margen. Cuanto más pequeño es el mercado del país y más regulaciones hay, más necesaria es la presencia local y mayores los márgenes para mantener la estructura (y ganar dinero).

Así pues nos encontramos con el caso de Mr. Proper. ¿Qué tiene que ver Mr. Proper (ahora llamado Don Limpio) en todo esto? Muy sencillo. Mr. Proper se llamaba así en todos los países del mundo. La marca estaba bien establecida y funcionaba, pero los precios en cada país eran distintos. ¿Qué pasó? Muy sencillo, hubo gente que aprovechó esta diferencia de precios para comprar el producto en los países baratos y venderlo en los países caros, permitiendo una autocompetencia en la misma marca. ¿Qué hizo la empresa? En lugar de equilibrar los precios o contratar a las empresas que hacían esto (ya que eran más eficientes en costes que la propia organización matriz) decidió cambiar la marca en todos los países. Así es más difícil que una empresa decida comprar Monsieur Propre en Francia para venderlo en España (ya que el consumidor no lo asocia al mismo producto).

Solución ingeniosa pero que no evita la imparable globalización. Es fácil comprar en el extranjero y los mercados nacionales como tal ya no existen. Al consumidor, en principio, le da igual que un producto se lo vendan desde Madrid, París, Berlín o Bruselas. Lo que quiere es que dicho producto tenga el precio más barato. Y esto crea problemas en las organizaciones, debido a las estructuras locales que mantienen y que hay que pagar. Son estructuras antiguas y quizá debieran plantearse igualar los márgenes en todo el mundo asumiendo que los países baratos deben subir sus precios y los países caros bajarlos.

Vía | Tántalo
Imagen | Stefan

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