La crisis del coronavirus ha originado, tanto desde su punto de partida hasta la actualidad, una serie de problemáticas en el suministro de determinados bienes.
Si nos situamos en el punto de partida, en marzo de 2020, el incremento de casos de coronavirus obligó a los gobiernos a emprender restricciones de movilidad. El papel higiénico se convirtió en un artículo codiciado a fines de ese mes cuando muchas ciudades y estados de todo el país emitieron pedidos de refugio en el lugar en respuesta a la pandemia de coronavirus, lo que llevó a las personas a comprar grandes cantidades de artículos para el hogar.
Llegamos a ver estantes vacíos debido a la alta demanda y no a un problema que afectara a la cadena de suministro ya que los bienes de primera necesidad no sufrieron ningún problema de suministro.
La mayoría de las instalaciones de fabricación están ubicadas en áreas apartadas de las grandes ciudades, con baja densidad de población, lo que significa que es menos probable que los empleados pudieran verse afectados por el virus, faltaran al trabajo y llegaran retrasos en la producción.
La escasez vino por una notable alteración de la demanda a corto plazo fruto de un cambio de las expectativas del consumidor en las que prevaleció una necesidad de aprovisionamiento. Había que prepararse ante una cuarentena incierta.
Con las restricciones de movilidad la logística quedó tocada en un primer momento, pero logró adaptarse rápidamente a la nueva realidad y dar respuesta incluso al auge de la demanda vía comercio online.
La salida de la crisis y los problemas de oferta
Durante la fase de salida de la crisis con el incremento de las tasas de vacunación, la situación era que miles de contenedores vacíos se habían quedado varados en Europa y Estados Unidos porque, en la primera mitad de 2020, las líneas navieras cancelaron cientos de viajes por los bloqueos que impactaron al comercio mundial.
Cuando la demanda occidental de productos fabricados en Asia se recuperó en la segunda mitad del año, la competencia entre los transportistas por los contenedores disponibles hizo que los costes de envío del flete marítimo se dispararan.
Si a ello le sumamos problemas por parte de los proveedores como pueden ser brotes de coronavirus en puertos, accidentes en plantas y condiciones climáticas adversas ha terminado generando cuellos de botella en el sector transporte y ha provocado la escasez de productos específicos para la industria manufacturera como son plástico, metales, madera y semiconductores. Este desequilibrio entre la oferta y la demanda nos ha llevado a un aumento sin precedentes de los plazos de entrega.
Podemos poner el caso de la industria de los semiconductores que ha experimentado recientemente un fuerte aumento de la demanda. Al inicio de la pandemia, mientras que las ventas de semiconductores a la industria automotriz colapsaron a nivel mundial durante el segundo trimestre de 2020, este déficit fue más que compensado por una fuerte demanda de equipos informáticos y electrónicos debido al cambio al trabajo remoto. y aprendizaje a distancia.
Una vez que se afianzó la recuperación mundial, la producción de semiconductores no ha sido suficiente para satisfacer el aumento de la demanda de la industria automotriz. Hoy tenemos problemas en los productores de bienes manufacturados de la zona del euro tuvieron dificultades para abastecerse de semiconductores.
Coletazos del Brexit
Y seguimos con los problemas en suministros... pero, aunque hay un fondo vinculado a los problemas de oferta de los cuellos de botella en el suministro global, se vincula con el Brexit que está atascando las aduanas.
Específicamente vemos que bebidas espirituosas están sin stock de varias marcas conocidas. Absolut, Beefeater, Jameson o Seagram's son las más desaparecidas. La ginebra está en situación de desabastecimiento.
Todo ello, ha coincidido con la reapertura de bares, pubs y discotecas con la prácticamente limitación de todas las restricciones que afectaban a estos negocios.
El Brexit ha venido acompañado de más regulaciones y aranceles adicionales que están torpedeando el libre comercio. De ahí que se estén planteando unas Navidades 'complicadas. Los distribuidores españoles apuntan que la escasez de alcohol en Reino Unido durará más, hasta febrero.