España solo destinó al gasto militar el 1,24% de su PIB en 2023, es decir, unos 2.000 millones de euros. De este modo, se sitúa como el tercer país de la OTAN que menos proporción de PIB invirtió en defensa el año pasado. No obstante, pese a ser insuficientes estas cifras, superan a las de 2022 cuando se destinó únicamente el 1,16%.
El Informe Anual de la OTAN recoge precisamente este aspecto. Todo ello en un contexto en el que otros presidentes como el francés Emmanuel Macrón defienden la idea de pasar a una economía de guerra. De este modo, aboga por invertir más en armamento, pues desde Francia se ha aumentado el presupuesto militar en 400.000 millones de euros en cuatro años y el objetivo actual es relocalizar la producción de material de defensa, consiguiendo recuperar la industria armamentística para el país.
Hay una realidad y es que Europa necesita aumentar su gasto en defensa. Una necesidad que se hace imperiosa no solo como apoyo a Ucrania, sino también si finalmente Donald Trump acaba convirtiéndose en presidente tras las elecciones a celebrar en EEUU en noviembre. Para eso, tendrá que invertir entre 100.0000 y 200.000 millones de euros. Ya en 2018, Trump pidió a la OTAN que disparase el gasto en defensa al 4% del PIB.
España no remonta en gasto en Defensa
El gasto real se redujo en 2.000 millones tal y como apuntó la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) en su último informe. Cristina Herrera, presidenta del organismo, ha señalado que en 2022 estábamos en torno al 1,1%, mientras que en 2023 estaba en torno al 1%.
Las previsiones de la AIReF para 2024 no son mucho más halagüeñas, aunque prevé que el gasto vuelva a repuntar de manera contenida, hasta el 1,1% del PIB. No obstante, Pedro Sánchez aboga por cumplir con lo prometido a los Aliados de la OTAN y alcanzar el 2% del gasto en Defensa como prioridad.
¿Cómo cambiará la situación?
Sánchez confía en un aumento progresivo, no acusado. Si bien es cierto, la AIReF ha mejorado sus previsiones económicas para España y estima que el PIB avanzará un 2%, además de que el déficit se reducirá hasta el 3%.
Se augura un ajuste, pues la AIReF confía en que la deuda se estabilizará por encima del 100% del PIB, por lo que será necesario un ajuste para poder cumplir con el nuevo marco fiscal, fijado por la institución en 0,63 puntos de PIB al año si se acomete en cuatro años y de 0,43 puntos si se realizase en siete. De este modo, se implanta 9.000 millones de ajuste anual y 6.000 millones de ajuste anual (en un segundo caso).
España confía con alcanzar el 2% del PIB de gasto en Defensa en 2029, aunque parece un objetivo a día de hoy imposible, ya que Margarita Robles también llegó a prometer que para 2024 se destinaría el 1,3% del PIB a dicha partida, aunque este año ya no hay presupuesto.
La proporción destinada por España a Defensa
El Gobierno de España solo destina un 2% del PIB, mientras que en otros países como EEUU se gastan más de 700.000 millones de dólares. La comparativa es tremenda, pues España apenas destina unos 15.000 millones de euros.
Tras EEUU, la lista de países que más invierten en Defensa son: China (252.000 millones de dólares), India (72.900 millones de dólares), Rusia (61.700 millones de dólares), Arabia Saudí (57.500 millones de dólares), Reino Unido (59.200 millones de dólares) y Alemania (52.800 millones de dólares).
La postura de la OTAN en pro de una política pacífica coloca a la institución en una situación vulnerable frente a Rusia. Tras la guerra de Ucrania, la mayoría de los países han visto necesario incrementar el gasto en Defensa. Pese a que el Ejecutivo de Sánchez se ha comprometido a ampliarlo hasta el 2%, la realidad es que España sigue a la cola, solo por delante de Luxemburgo que apenas supera el 0,54% del PIB.
España sí puede sacar pecho en el porcentaje de gasto militar destinado a armamento, que superó en 8,1 puntos la recomendación de la OTAN, que se sitúa en el 20%. Así pues, con un 28,1%, España ocupa la posición 14 de 30.
Pero el informe de la OTAN también detalla cómo se reparte el gasto militar de cada país, algo que refleja la necesidad de que España debe aumentar su proporción si no quiere ser exigida por el resto de países de la organización. La inversión más cuantiosa fue la de personal (48,1% del total), seguida del equipamiento (28,1% del total) y de las operaciones (22,2% del total). De igual modo, el Gobierno de Sánchez decidió dedicar un 1,7% a infraestructuras.
Por el momento, España debe seguir trabajando por alcanzar los objetivos de la OTAN e invertir más en Defensa frente a un futuro incierto.