El gobierno lo vuelve a hacer: en 2025 subirán las pensiones a los jubilados por encima del IPC. Todavía menos sostenibles

El gobierno lo vuelve a hacer: en 2025 subirán las pensiones a los jubilados por encima del IPC. Todavía menos sostenibles
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¿Seguimos dopando el sistema de las pensiones? ¿hasta cuándo podrán seguir subiendo? ¿serán algún día verdaderamente sostenibles? Si hay algo que está claro, al menos a tenor de los datos, es que no lo serán tampoco en 2025.

El gobierno de España lo ha vuelto a hacer. Las pensiones contributivas se revalorizaron un 3,8% en 2024 y en 2023 lo hicieron en un 8,5%. El ejecutivo ha anunciado que las pensiones de jubilación también subirán en 2025 por encima del Índice de Precios al Consumo, el archiconocido IPC, marcando de esta manera un nuevo hito en el ya complejo sistema de sostenibilidad de las pensiones.

Es decir, en 2025 la pensión máxima se revalorizará en el IPC más 0,115 puntos porcentuales adicionales, la cual se mantendrá cada año entre 2025 y 2050. Por tanto, siguiendo las estimaciones actuales, la pensión máxima subiría un 3,615% (3,5% de IPC interanual + 0,115%).

Según el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, esta medida busca garantizar el poder adquisitivo de los pensionistas en un contexto de inflación moderada y afrontar el creciente coste de vida, especialmente para los colectivos más vulnerables.

Sin embargo, la decisión de elevar las pensiones más allá del incremento del IPC plantea interrogantes sobre su impacto en las cuentas públicas y, en definitiva, la viabilidad del sistema a largo plazo. Aunque la medida responde a una necesidad social evidente, la sostenibilidad financiera de la Seguridad Social podría verse aún más comprometida en los próximos años. Y ya lo está y mucho.

Aumentos de las pensiones y de la duda sobre su sostenibilidad

El gobierno ha confirmado que, a partir de enero de 2025, las pensiones contributivas, no contributivas y de viudedad experimentarán un incremento superior al IPC registrado entre diciembre de 2023 y noviembre de 2024. Este ajuste beneficiará tanto a las pensiones mínimas como a las máximas, manteniendo el compromiso de reforzar el poder adquisitivo de los jubilados.

La inflación acumulada de 2024, que según las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística (INE) será moderada, servirá como base para calcular el incremento. No obstante, el gobierno ha añadido un "plus" adicional a las pensiones más bajas para acercarlas al umbral de pobreza definido para hogares unipersonales, algo que, aunque bien intencionado, tiene implicaciones económicas importantes.

La subida de las pensiones por encima del IPC agrava una problemática que el sistema de Seguridad Social español arrastra desde hace décadas: su falta de sostenibilidad. Y es que, la relación entre el número de cotizantes y pensionistas se encuentra en un nivel crítico. Actualmente, por cada pensionista hay menos de dos trabajadores activos, lo que tensiona las finanzas del sistema.

Además, las proyecciones demográficas son preocupantes. El envejecimiento acelerado de la población, combinado con una menor tasa de natalidad, indica que para 2050 el número de jubilados podría superar los 15 millones, en comparación con los poco más de 10 millones actuales. Este aumento en el número de beneficiarios, junto con la decisión de incrementar las prestaciones por encima del IPC, generará un déficit estructural aún más difícil de gestionar.

¿Populismo económico?

Según algunas voces críticas, el anuncio de estas subidas también tiene un marcado tinte político. Asegurar a los jubilados un incremento real de sus ingresos puede considerarse una estrategia populista que busca consolidar el apoyo electoral de uno de los grupos demográficos más grandes y activos políticamente.

No obstante, estas decisiones suelen dejar de lado los problemas estructurales. Subir las pensiones por encima del IPC sin abordar reformas de calado, como el incremento de la edad de jubilación o una revisión en profundidad de las bases de cotización, es una receta para una crisis futura. Este tipo de medidas compromete la capacidad del Estado para financiar otros servicios esenciales, como la sanidad o la educación, y genera un coste adicional que terminarán pagando las generaciones más jóvenes.

Pero, ¿qué alternativas puede implementar España?

Expertos en economía y organismos internacionales han planteado en los últimos años múltiples alternativas para equilibrar el sistema de pensiones sin comprometer su sostenibilidad.

Por ejemplo, en países como Alemania o Suecia, el ahorro privado tiene un peso significativo como complemento a las pensiones públicas. En España, sin embargo, este modelo todavía no ha sido suficientemente incentivado.

Aunque polémico, retrasar la edad de retiro sería una forma efectiva de reducir la presión sobre el sistema, especialmente en un contexto donde la esperanza de vida sigue creciendo. Incluso, el ajustar las contribuciones de los trabajadores con ingresos más altos permitiría recaudar más sin afectar directamente a los pensionistas actuales.

Hay quienes defienden la idea de que las pensiones podrían indexarse no solo al IPC, sino también al crecimiento del PIB, asegurando que los incrementos estén alineados con la capacidad económica del país.

¿Un futuro incierto?

Si bien el incremento de las pensiones por encima del IPC beneficia directamente a millones de jubilados, esta medida tiene un coste a largo plazo que no puede ser ignorado como, parece que lo está, por los diferentes gobiernos que llegan a Moncloa, al menos en el sentido práctico de incorporación de medidas reales y efectivas.

La combinación de factores como el envejecimiento poblacional, la baja natalidad y un mercado laboral frágil hacen que el sistema sea cada vez menos sostenible. Por lo que, el equilibrio entre garantizar la dignidad de los pensionistas y mantener unas finanzas públicas saludables es un desafío que requiere más que incrementos anuales de prestaciones. Sin reformas estructurales y una visión de largo plazo, las pensiones corren el riesgo de convertirse en una carga insostenible para las generaciones futuras, comprometiendo no solo la estabilidad económica, sino también la cohesión social.

En 2025, los jubilados disfrutarán de un aumento en sus ingresos. Pero la pregunta persiste: ¿a qué precio?

Imágenes | Getty Images, Instagram

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