Vox ha irrumpido fuertemente en España tras las elecciones andaluzas, pasando de no tener representación parlamentaria alguna a captar casi 400.000 votos, lo que le ha llevado a conseguir 12 representantes en el Parlamento andaluz y permite en una alianza de derechas romper con las cuatro décadas del gobierno del PSOE.
El partido de Abascal se plantea como una fuerza política que claramente tiene coincidencias con la extrema derecha ya que se plantea en un eje patriótico (identidad nacional que incluye la religión), la fuerte bajada de impuestos y contrario a la inmigración. Estos tres aspectos son denominadores comunes en los partidos de extrema derecha.
No obstante, nos encontramos con una gran cantidad de matices dentro de la etiqueta de extrema derecha que hacen que sus ideas no sean del todo homologables con la extrema derecha europea.
Frente a Europa: Vox no es antieuropeo
Hemos mencionado el eje patriótico como uno de los puntos clave para entender las fuerzas de extrema derecha, y es desde este punto de vista patriótico que se produce un choque entre estos partidos y la burocracia de la Unión Europea. La idea de Europa tal y como la entendemos hoy no es compartida por este tipo de partidos que reclaman o bien la disolución de la Unión Europea, llegando a la escisión en el caso del Brexit, o que el eje de decisiones esté más centrado en los países que la componen.
Sí bien Vox mantiene contactos con varios partidos de extrema derecha a nivel europeo, a día de hoy, en su programa político "100 medidas para España Viva" no ha mantenido una posición pública contraria al proyecto europeo, lo que se distancia de las posturas claramente antieuropeas del Frente Nacional, Alternativa por Alemania o la Liga. En ningún caso, Vox está planteando una vuelta a la peseta ni romper unilateralmente con la Unión Europea o el euro, al menos por ahora.
El Frente Nacional de Marine Le Pen o Alternativa por Alemania se han posicionado partidarios para regresar a su moneda nacional, franco francés y marco alemán respectivamente, e iniciar un proceso de salida de la Unión Europea mediante unilateralmente.
La Liga de Salvini encontró su aliado para formar gobierno con en el Movimiento Cinco Estrellas de Di Maio (partido identificado en la extrema izquierda), para unir fuerzas con su enemigo común, Europa. Si bien la postura antieuropea quedó suavizada en campaña, hoy está chocando con la UE por su planteamiento en los objetivos de déficit público.
Si atendemos al programa electoral de Vox desde una perspectiva europea e internacional, apuesta más por reformar Europa (no acabar con ella). Proponen específicamente la reducción del gasto público europeo, eliminar duplicidades y agencias que incluyan en la soberanía nacional. Incidir en la bilateralidad en las relaciones internacionales, abandonando organismos supranacionales "si son contrarios a los intereses de España".
La extrema derecha y la apertura económica
Un error común es vincular la extrema derecha al liberalismo económico, y no tiene nada que ver, sino más bien tienden a estar más vinculados a un alto grado de proteccionismo de las empresas nacionales frente a las empresas extranjeras, lo que se traduce en una apuesta contraria al proceso de apertura del mercado en un contexto de globalización.
El Frente Nacional propuso revertir la globalización y proteger a las industrias nacionales de la competencia para beneficiar a los trabajadores franceses. Llegó a plantear que la inversión extranjera estaría estrictamente controlada, a través de una "Agencia de Seguridad Económica" Esta posición choca directamente con el mercado único de la UE como un territorio sin fronteras internas u otros obstáculos reglamentarios a la libre circulación de bienes y servicios.
Donald Trump ha sido el gran revulsivo dentro del comercio económico mundial, con una fijación especial con China y ha perseguido una política arancelaria para encarecer los productos chinos frente a los estadounidenses. Hasta el momento, los Estados Unidos ha materializado tres rondas de aranceles a los productos chinos, por un total de más de 250.000 millones que abarcan una amplia gama de artículos de consumo e industriales.
En el lado opuesto de esta visión contraria a la globalización tendríamos a Bolsonaro en Brasil, que también se le incluye dentro de este grupo amplio de partidos de extrema derecha, pero mantiene una posición económica claramente aperturista al comercio y la inversión extranjera, con un programa económico que fue diseñado por Paulo Guedes, un economista de la Universidad de Chicago.
Y la pregunta del millón... ¿Vox está a favor de la libre circulación de mercancías y la competencia entre empresas? Desde el punto de vista de la libre circulación de mercancias, al no manifestarse claramente contra la UE se presume que se acepta el mercado único. No obstante, en el punto 43 de su programa incide en un sesgo para las empresas españolas para la contratación pública:
Apoyar a las empresas españolas incorporando como computable, en los criterios de evaluación de los concursos públicos, que la empresa tenga su sede y que tribute en España. Apoyo a la I+D+I y a la expansión internacional de las empresas españolas.
La extrema derecha y el estatismo
La extrema derecha tiende a tener coincidencias programáticas junto a la extrema izquierda en lo que se refiere al estatismo. Se concede prioridad en el control de los servicios públicos desde el Estado y no por el mercado. Gracias a ello, el Frente Nacional consiguió penetrar en todas las áreas que tradicionalmente han votado a la izquierda.
Entre las medidas estatistas coincidentes entre la extrema derecha y la extrema izquierda tendemos a encontrar la protección de sectores estratégicos y su futuro por la vía de controlar la inversión extranjera, la nacionalización de empresas o el acceso libre al crédito a través de tipos de interés preferenciales garantizados.
Vox tiene un sesgo estatista, aunque no alcanza los altos niveles estatistas que hoy se representan en la extrema derecha europea. Seguidamente repasamos algunas de las medidas para facultar al Estado frente al mercado que incluye el dirigismo centralizado en el modelo territorial, o el control en la oferta sanitaria, educativa o energética:
Punto 6. Transformar el Estado autonómico en un Estado de Derecho unitario que promueva la igualdad y la solidaridad en vez de los privilegios y la división. Un solo gobierno y un solo parlamento para toda España. Como paso previo: devolución inmediata al Estado de las competencias de Educación, Sanidad, Seguridad y Justicia limitando en todo lo posible la capacidad legislativa autonómica.
Punto 34. Diseñar y aplicar un nuevo Plan Hidrológico Nacional bajo el principio de la solidaridad y el bien común. Un Plan que desde el respeto a la sostenibilidad de los recursos hídricos y de los ecosistemas, permita una gestión eficiente del agua.
Punto 38. Desarrollar un Plan de la Energía con el objetivo de conseguir la autosuficiencia energética de España sobre las bases de una energía barata, sostenible, eficiente y limpia.
Punto 55. Una concepción integral de la Sanidad. Tarjeta sanitaria única, calendario de vacunación único, gestión integral de las listas de espera y cartera de servicios única en todo el territorio nacional.
Punto 67. Impulsar una ley de protección de la tauromaquia, como parte del patrimonio cultural español.
Amparándose en la patria, Vox persigue iniciar un proceso estatista de centralización de las competencias propias del Estado del Bienestar (no se plantean la privatización de los servicios públicos), por lo que el individuo perdería influencia sobre múltiples decisiones frente a la mayor proximidad que ofrecen las administraciones intermedias (autonomías).