El gobierno de Portugal anunció el lunes nuevas medidas de austeridad y drásticos aumentos de impuestos lo que no hace más que anticipar una espiral descendente similar a Grecia. El país luso tendrá una caída en el PiB cercana al 3 por ciento este año y los draconianos recortes lo empujarán a un tercer año de recesión. Es el resultado de aceptar las estrictas condiciones del plan de rescate impuesto por la Troika hace 18 meses.
Un dato relevante es que Portugal, a diferencia de Grecia, no tiene estructuras administrativas ineficientes y tampoco tiene un problema de corrupción como el del país heleno. Asimismo, y al igual que España, tampoco tenía un problema de deuda soberana hasta antes del estallido de la crisis, como señaló en su momento José Miguel Barroso. Pero el rescate a la banca lo sumergió en el caos.
Ahora el gobierno ha presentado una subida de impuestos que golpeará a todos los niveles de ingresos para generar 4.300 millones de euros. Desde enero del próximo año los ingresos entre 7.000 y 20.000 euros incrementarán su tasa impositiva desde el 24,5 al 28,5 por ciento. Para ingresos de 40.000 euros anuales la tasa sube del 35,5 al 45 por ciento, y la tasa máxima del 46,5 por ciento que se aplicaba a los ingresos de 153.000 euros anuales subirá al 48 por ciento para los ingresos desde los 80.000 euros anuales.
Las medidas también incluyen recortes en las pensiones, ahorro en los sectores de educación y salud, incrementos en los impuestos de propiedad y la quita en las subvenciones a los operadores privados de autopistas. Se estima que un trabajador de ingresos medios pagará 3 meses de su salario en impuestos, lo que arrastrará a gran parte de la población bajo la linea de la pobreza.
Portugal no es Grecia, pero ha tomado la misma medicina impuesta por la Troika. Una medicina letal que ha empujado al país en una profunda espiral recesiva y lo ha hundido en su mayor crisis desde los años 70.
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