Silicon Valley: “no es lugar para viejos”
Silicon Valley es una zona geográfica situada al sur de la bahía de San Francisco donde tienen su sede las principales industrias tecnológicas y cuya influencia sobre el resto del mundo es similar al que en su momento tuvieron Atenas, Roma o Constantinopla. Es “el lugar” destinado solo a las mentes más brillantes y donde se construye nuestro futuro: desde el gadget en el que gastaremos la paga extra hasta qué trabajos serán creados o destruidos en los próximos años, o incluso una posible inmortalidad.
Sin embargo, la vida en Silicon Valley, algo solo al alcance de los mejores, está lejos de ser una utopía en buena parte debido a la discriminación sistemática que sufren mujeres y minorías a la hora de acceder a estas empresas.
Y por si fuera poco, cada vez más se escucha hablar de un nueva discriminación que afecta a estos “trabajadores privilegiados” pero que no es exclusiva de Silicon Valley: la exclusión de las personas que pasan de los 40 años, una discriminación no basada en este caso en el sexo, la raza o la religión, sino la edad.
Culto a la juventud
Frente a la idea tradicional de carrera profesional en instituciones como Arpanet o Xerox Parc que crearon Internet y Silicon Valley, donde la experiencia profesional era un aval, hoy se impone un verdadero “culto a la juventud”, el mito del joven lleno de talento con una idea genial que sin haber acabado sus estudios universitarios funda una empresa en el garage de la casa de sus padres.
Casos como los de Bill Gates, Larry Page, Sergey Brin o más recientemente Elon Musk o Mark Zuckerberg se han convertido en el único modelo a seguir.
El propio Mark Zuckerberg, en una conferencia pública en 2007 dio su punto de vista al respecto: “la gente joven es más lista...Quiero resaltar la importancia de mantenerse joven y técnicamente preparado… ¿Por qué los grandes maestros de ajedrez suelen tener menos de 30 años?. No lo se. Quizá es que la gente joven tiene vidas más sencillas. No tienen coche, no tienen familia…”
Elon Musk es otro de los ideólogos de este culto a la juventud. Uno de los empleados de Tesla afirmó (cosa que Musk afirma que es falso) que al no asistir a una reunión por estar presente en el nacimiento de su hijo recibió un mensaje de Elon diciéndole “Eso no es una excusa, estoy tremendamente decepcionado. Estamos cambiando el mundo y debes decidir de qué lado estás”
Lo que no ha desmentido nunca son las jornadas de trabajo de hasta 20 horas diarias en los inicios de Tesla, y su respuesta ante la queja de un empleado que quería ver más a su familia: “ Si nos vamos a la bancarrota tendrás la ocasión de ver mucho más a tu familia”.
Trabajo, trabajo y nada más que trabajo
Este es el pensamiento dominante: tu trabajo es lo único. Hacerse mayor o tener familia son barreras en la carrera profesional. Como muestra Facebook o Apple ofrecen a sus empleadas ayudas para la congelación de sus óvulos, con el objetivo de alargar al máximo ese periodo de maravillosa juventud
El resultado de todo esto son compañías como Google con una edad media de sus empleados de 29 años, frente a los 43 años de media en Estados Unidos, cuyos puestos de responsabilidad son ocupados en más de un 75% por hombres y en los que minorías como la hispana o la afroamericana solo representan en conjunto un 3% de su plantilla total.
Muchos viven ajenos a esta realidad hasta que llegan a los 40 años y se ven obligados a buscar un nuevo empleo. Es entonces cuando descubren que sus opciones para permanecer en el “valle” pasan por disimular su edad con medidas tan desesperadas como cambiar su vestuario o su vocabulario hasta operaciones de cirugía estética. La gente “mayor” no es bien recibida allí.
A día de hoy las demandas por “discriminación de edad” contra las grandes empresas tecnológicas son superiores a las realizadas por discriminación de sexo o de raza.
Como ejemplo, la de un ingeniero de 64 años que recibió la llamada del departamento de personal de Google para invitarle a participar en sus procesos de selección pues consideraban que se trataba de un excelente candidato. Según afirma en su demanda, una vez que desde Google fueron consciente de su edad el resto de pruebas de admisión fueron realizadas sin interés ni profesionalidad, un mero “cumplir el trámite”. Había dejado de ser un “excelente candidato” repentinamente.
Todos admirados la capacidad de innovar y de generar valor de este peculiar ecosistema llamado Silicon Valley pero ¿es imprescindible la exclusión de tantos colectivos, entre ellos el de mayores de 40 años, o podemos pensar en un “valle” inclusivo donde la edad no sea una sentencia?
Puedes seguirle en: @joseantoniogall