¿Somos dueños de lo que compramos?

¿Somos dueños de lo que compramos?
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HOY SE HABLA DE

Lleva ya cierto tiempo en el que las empresas pretenden limitar lo que quieren hacer los usuarios con sus productos. Esto sucede con el software por ejemplo, de ahí viene la defensa del software libre. Cuando adquirimos un programa de ordenador no adquirimos el programa en sí, sino un permiso de uso.

Hasta ahí todos de acuerdo, el problema es si las empresas pueden limitar lo que hacemos con aquellos productos físicos que les compramos. Últimamente parece que sí, que las empresas pretenden limitar lo que hacemos con los productos que adquirimos.

El primer caso se refiere a la imagen, alguien decidió hacerse una limusina con su Ferrari. Ahora Ferrari le pide que quite las placas identificativas de su vehículo. Según la empresa italiana el vehículo no es un Ferrari, por lo que no puede llevar la marca. No voy a entrar en si se trata o no de un producto de dudoso gusto, pero llegar al punto de demandar al cliente me parece exagerado. ¿Quién tiene razón, el tunero o Ferrari? Otro ejemplo es el de las PlayStations. Recientemente un juzgado ha declarado legal la modificación de las mismas. Según el juez el chip no sólo es útil para leer los juegos piratas, sino que además son útiles para mejorar la funcionalidad de las mismas, por lo que la modificación es legal. ¿No es legal modificar algo que se ha comprado? Si quiero pegarle un martillazo a mi impresora porque se le atasca el papel, ¿no puedo porque infrinjo alguna patente?

Por último tenemos el caso de los ordenadores producidor por apple, si los reparamos nos podemos llevar la sorpresa de que la empresa de la manzanita se puede quedar las piezas.

Parece que las empresas quieren controlar lo que hacen los usuarios con sus productos, otras en cambio fomentan todo lo contrario.

Controlar lo que hacen los usuarios con los productos es algo que los usuarios van a ir aceptando cada vez menos, especialmente cuando el usuario cree que ha comprado el producto sin restricciones, está en contra del derecho de propiedad que los usuarios han adquirido sobre el producto. Si lo que la empresa pretende es controlar al 100% el uso de su producto, debería alquilarlo, no venderlo.

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