La decisión de este mes de un recorte de la producción de petróleo en 2 millones de barriles diarios (mb/d) por parte de la OPEC+, el mayor descenso desde la pandemia, ha desatado un nuevo impulso alcista en el barril de Brent hasta llevarlo a los 97,92 dólares, el día 7 de octubre. Si bien el precio seguidamente se ha relajado, y hoy cotiza en los 90,31 dólares, nos encontramos a los mismos niveles del mes de febrero.
. Lo mejor de todo es cómo han justificado esta decisión porque su enfoque se basa en la "incertidumbre que rodea las perspectivas económicas y del mercado petrolero mundial". La OPEP y sus aliados, que controlan más del 40% de la producción mundial de petróleo, esperan evitar una caída en la demanda de sus barriles debido a la severa desaceleración económica en China, Estados Unidos y Europa.
Aquí se trata de dar la batalla a los bancos centrales. Si ellos suben los tipos de interés para enfriar la demanda y detener la inflación con el riesgo evidente de recesión, la OPEP+ trabaja el reorganizar la oferta para que los precios del petróleo no se desinflen. Rusia ya está bombeando por debajo del techo de la OPEP+, y los productores del Golfo realizarán la mayor parte de los recortes.
Si nos vamos a los grandes productores del grupo, tenemos que a Arabia Saudita se le asignó una producción en agosto de 11 mb/d y produjo voluntariamente 10,47 millones. En Irak y la Unión de Emiratos Árabes sucede lo mismo, frente a la producción asignada hubo un recorte alrededor de 0,2 mb/d. Y, desde fuera de la OPEP, el papel de Rusia es el más destacado, con un recorte de 0,526 mb/d frente a su objetivo.
Esta decisión contrasta con el compromiso al arrancar 2022. Si recordamos cómo empezó el año, los participantes de la OPEP+ reafirmaron su decisión de continuar aumentando la producción en 0,4 millones de b/d cada mes hasta que se reviertan todos los recortes de producción, una decisión que hoy queda en papel mojado.
Una de las claves la tenemos en Arabia Saudita, líder de este grupo. Y es que el país no puede permitirse que los precios del petróleo bajen de cierto nivel por razones presupuestarias. Este año, se espera que el reino registre su primer superávit presupuestario después de ocho años de déficit causados por los bajos precios del petróleo y la pandemia de Covid-19.
Si nos centramos en su déficit público entendemos la realidad de su presupuesto. En 2020, año de colapso de la economía global por las restricciones en la pandemia, el déficit de Arabia Saudita llegó al 11,2% y su deuda pública pasó del 22,8% al 32,5%.
Para que su presupuesto alcance el punto de equilibrio, los precios mundiales del petróleo deben rondar los 79 dólares por barril, según el Fondo Monetario Internacional. Los precios del petróleo cayeron a 85 dólares el barril el mes pasado desde un máximo de 139 dólares hace siete meses. Esa es una señal de advertencia para Arabia Saudita y otros exportadores de petróleo, que depende del petróleo para obtener la mayor parte de sus ingresos.
El problema de Arabia Saudita es que gasta mucho, pero su ventaja es su bajo coste de producción. Los costes de extracción de petróleo en Arabia Saudita se encuentran entre los más bajos del mundo, alrededor de 3 dólares por barril. Esto significa que la gran mayoría de los ingresos de cada barril de petróleo van a parar a sus bóvedas. A pesar de la introducción de nuevos impuestos y los intentos de diversificar la economía en los últimos años, los aún fondos son necesarios para financiar todo, desde futuras ciudades desérticas hasta enormes salarios gubernamentales.
No se trata tanto de un problema de desaceleración de la economía global sino que al igual que Arabia Saudira mucho países muestran un problema de estabilidad presupuestaria en países. Es más, curiosamente en el propio informe Octubre 2022 de la OPEP apuntan que tanto para el año en curso como para 2023 la demanda de petróleo aumentaría. Específicamente se prevé que la demanda crezca en 2,6 mb/d este año y para el siguiente, se situaría en 2,3 mb/d, con vientos en contra dada la incertidumbre que rodea las perspectivas económicas mundiales y los factores relacionados con la pandemia.