La modificación del estatuto del trabajador autónomo aprobada ayer incluye varios puntos que deberán estudiar con detalle los trabajadores autónomos dependientes, es decir, aquellos que obtienen un 75% o más de sus ingresos de la misma empresa. Entre ellos, uno de los puntos más llamativo es el derecho a 18 días de vacaciones frente a los 15 de los que disfrutaban hasta ahora. Pero tampoco echemos las campanas al vuelo: las vacaciones siguen siendo por cuenta del autónomo, es decir, se trata de vacaciones no pagadas. Tras la aprobación, los autónomos dependientes tienen tres meses para comunicárselo a su principal empleador.
También se introducen una serie de mejoras que equiparan prácticamente a este colectivo con los asalariados en materia de permisos y prestaciones por maternidad, y se han incluido los accidentes de camino al trabajo en la categoría de accidente laboral de cara a las prestaciones por incapacidad.
Me alegro de corazón por todas estas mejoras que se me antojan insuficientes, la verdad, pues si queremos promover el espíritu emprendedor deberemos proporcionar no solo una mayor cobertura a los autónomos, sino facilitarles los trámites legales y fiscales (algo que no he visto por ningún lado en el nuevo estatuto). Sin embargo, me sigue pareciendo cuestionable la figura del "autónomo dependiente", ya que podría parecer que lo que se está favoreciendo es que los empresarios se deshagan de empleados comunes y los pongan a tributar como autónomos, de forma que el empresario se ahorra impuestos y el gobierno presume de los muchos autónomos que se han creado... Y no es eso, miren ustedes.
Vía | Cinco Días