Tras la visita de Estado que El Gadafi realizó a España en el año 2007, cuando se firmó un importante contrato de provisión de material bélico a Libia, pocos pudieron imaginar que parte de ese mismo armamento fabricado en España, y en particular las mortíferas ‘bombas de racimo’, fuesen empleadas para atacar a la población civil en la guerra que se sucede en el país libio.
El negocio armamentístico, desde sus inicios, ha reportado unos cuantiosos beneficios a aquéllos países que fabrican armas, utilizando como vía de escape los conflictos armados en algunos países árabes y en el continente africano para dar salida su terrorífica producción.
En mi opinión, los gobiernos que se frotan las manos cuando firman contratos armamentísticos con otros países, como en el caso de la venta al régimen de El Gadafi entre otros, solo se piensa en el corto plazo, ignorando si esas armas que se pretenden vender pueden ser utilizadas en nuestra contra, o perjudicar a los intereses generales de la humanidad.
Por el momento, la Organización de Naciones Unidas (ONU) ha demostrado que dicho régimen está utilizando el armamento ‘made in Spain’ para atacar a la población civil de Misrata, dentro de un conflicto en el que curiosamente nos hemos posicionado como contrarios a El Gadafi. ¿Debemos seguir permitiendo que se negocie con algo delicado como es la vida de los inocentes?
Vía | Expansión
En El Blog Salmón | España juega una importante carta económica en Libia
Imagen | agecombahia