España cumple con el objetivo de déficit en 2016, pero hay gato encerrado

España cumple con el objetivo de déficit en 2016, pero hay gato encerrado
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Se daba por hecho que España cumpliría su objetivo de déficit público en 2016, como ya comentamos en estas páginas, y así ha sido. A falta de que se publiquen los datos oficiales, el ministro de Hacienda Cristóbal Montoro aseguró el pasado miércoles que España ha cumplido "con holgura" el objetivo de déficit comprometido con la Comisión Europea para el pasado año. Sin embargo, hay gato encerrado aquí como veremos más adelante.

Montoro señala que al cierre de 2016 el desfase presupuestario del Estado central, Seguridad Social, comunidades y Ayuntamientos fue del 4,33% del PIB, prácticamente tres décimas por debajo del objetivo pactado con Bruselas, que era del 4,6%. Esta cifra, como es lógico, no incluye las ayudas financieras a la banca.

El esfuerzo de consolidación fiscal de las comunidades autónomas ha tenido mucho que ver para lograr esta meta. No en vano, estas han conseguido ajustar su déficit por primera vez desde que hay registros. El tope presupuestario que tenían era del 0,7% el pasado año y, como se esperaba (en noviembre estaban en el 4,33%), lo han cumplido sin problemas.

En situación más preocupante se encuentra la Seguridad Social, cuyo déficit aumentó durante el último año hasta situarse próximo a los 19.000 millones de euros, equivalente a un 1,7% del PIB. El alza de los ingresos frente al aumento del gasto origina este incremento del desajuste, que se ha duplicado en un año y que justifica la necesidad reformas.

Cumplimos, pero con trampas

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Son varias las "trampas", si se me permite la expresión, que han propiciado el cumplimiento de déficit en 2016. Por una parte, ha ayudado mucho la no inclusión de las ayudas al sector financiero en el cálculo del mismo. Si bien es cierto que esto está perfectamente permitido por la Comisión, nos da una cifra de desajuste público que no se corresponde exactamente con la que en realidad es. El ministro de Economía Luis De Guindos señalaba en otra ocasión que teniendo en cuenta dichas ayudas financieras el desfase se iría al 4,5% del PIB, dos décimas más.

Por otra parte, como ya explicó Remo en su momento, uno de los inventos estrella de Montoro para engañar al déficit ha sido recaudar los impuestos del futuro. Nos referimos a la modificación en el sistema de cálculo de los pagos fraccionados del impuesto de sociedades que permite camuflar las cifras reales de déficit mediante un desplazamiento de los flujos de caja. Qué listo es nuestro ministro.

Además de esto hay que tener en cuenta que el objetivo de déficit de 2016 estaba muy suavizado por la propia Comisión Europea. Ante los innumerables incumplimientos de años anteriores (hemos fallado en 2012, 2013, 2014 y 2015), la cifra de 2016 se ha flexibilizado en dos ocasiones antes de situarse en el 4,6% final para 2016 y en el 3,1% para 2017. Está claro que se quiere evitar un ridículo mayúsculo, tanto de nuestro país como de Bruselas.

¿Qué podemos esperar de 2017?

rajoy

Pese al cumplimiento en 2016, todas las previsiones económicas que se publican sobre nuestra economía coinciden en que será muy difícil cumplir el objetivo de déficit en 2017. En un escenario de menor crecimiento económico, en torno al 2,5% según se prevé, alcanzar la meta del 3,1% de déficit parece misión imposible.

Las última estimaciones que llegan desde Bruselas señalan que España podría acabar este año con un déficit del 3,8% del PIB, siete décimas por encima. Esto supondría un desfase de 7.700 millones de euros que, como no, habría que sacar de algún sitio, por lo que no nos va a quedar más remedio que apretarnos de nuevo el cinturón.

Con el historial de pésimas decisiones económicas de nuestro gobierno, está claro que sus posibles soluciones van a ser dos: o aumentar ingresos subiendo impuestos (reforma del IVA, hidrocarburos, medioambientales...) o meter la tijera para reducir gastos.

No sabemos hasta qué punto qué opción es peor para el ciudadano de a pie, ya que la opción de reducción de gastos sería ideal si estuviese enfocada en eliminar duplicidades en la administración o gastos ineficientes, pero lo cierto es que seguro se centra en recortes en educación, sanidad o gasto social, como ya pasó con los últimos tijeretazos.

En definitiva, lo que queda de 2017 no será un año bonito en materia económica, sobre todo a partir del día después de aprobar los Presupuestos de 2017, que por si no lo recuerdan aún están en el aire. Turbio horizonte el que se vislumbra. Llamadnos ilusos porque tenemos una ilusión: que el gobierno sea capaz de cuadrar las cuentas sin volver a castigarnos.

En El Blog Salmón | Parece que esta vez sí cumpliremos el objetivo de déficit

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