Como todos los años, los precios de los productos comestibles se disparan de precio justo antes de la Navidad, sobre todo en los dos días previos de las últimas compras. Dentro de las alzas de precios más importantes nos encontramos fundamentalmente el marisco, encabezado por el percebe a casi 90 euros el kilo, seguido de las almejas, con un incremento medio del 40% sobre los precios habituales.
La mayoría de los consumidores cometen el craso error de pagar una verdadera fortuna por determinados productos en Navidades, como por ejemplo el percebe y no consumir este producto apenas durante el resto del año. Sin ir más lejos, el percebe ha estado a un precio muy asequible durante casi todo el año (por debajo de 25 euros/kg) pero curiosamente, la mayoría de compradores no consumen percebes durante el año pero sí realizan un esfuerzo económico muy importante en Navidades para degustar este marisco.
Evidentemente, en esta toma de decisiones existe una gran irracionalidad y la percepción de producto caro perdura durante todo el año en la mente del consumidor. Siu yo he pagado percebes a 80 euros en Navidades, no concibo que en el mes de marzo su precio sea 4 veces menos y la mayoría no se plantea el consumo. Por contra, el consumidor habitual de percebe, rara vez pagará por ellos estas cantidades, dado que al consumirlos con más frecuencia durante el año, no ve razonable este incremento de precios y no los considera siquiera como producto navideño. El consumidor se guía más por comportamientos irracionales que racionales, sobre todo, cuando los precios varían tanto como sucede con el marisco.
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