Ese nivel de gasto en el que te sientes cómodo

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Daniel Norris es un jugador de Béisbol profesional. Sólo por unirse al equipo en el que actualmente juega obtuvo un bonus de dos millones de dólares, nada más acabar el instituto. En cambio Daniel Norris siempre ha optado por vivir muy modestamente. Actualmente vive en una furgoneta Volkswagen Westfalia, en la que cocina y duerme en un saco de dormir. Cuando está en temporada vive en Florida, pero el resto del año recorre el país en la misma. Cumple perfectamente mis cuatro principios.

Al unirse con los nuevos jugadores con el bonus en la cuenta, optaron por irse de compras. Mientras que algunos se dejaron 10.000 dólares en el mismo día entre tecnología, ropa y joyería, el optó por una camiseta de catorce dolares de oferta. Y no sólo eso, sus asesores financieros le transfieren a la cuenta 800 dólares al mes, la mitad de lo que ganaría trabajando por el salario mínimo. El acabó gastando 10.000 dólares un día, pero en comprar la furgoneta.

En su equipo no les preocupan, juega y se mantiene físicamente como ningún otro. Consideran que lo de la furgoneta es algo secundario. Les importa que juegue bien al béisbol, tiene esa suerte. En temporada vive en un piso compartido con dos compañeros de su equipo, pero duerme en una hamaca.

Le preguntan si es un hippy, y el responde que un poco. Pero la verdad es que reconoce que se siente más cómodo siendo pobre. Daniel prefiere vivir así. Y lo mejor es que con sus ingresos probablemente pueda hacerlo el resto de su vida si así lo quiere. También seguramente podrá aumentar su nivel de vida a dónde se sienta cómodo, sin preocuparse por el dinero. Porque la mayor parte de nosotros suele buscar eso, aumentar su nivel de vida, o al menos no reducirlo, que cuesta mucho trabajo adaptarse a lo peor.

Sentirse cómodo con su nivel de gasto

Mucha gente con la que nos cruzamos parece tener la obsesión en dejar la cuenta a cero a final de mes. Si ganan mil gastarán mil y si ganaran el triple gastarían tres mil. No parecen conformarse. Me acuerdo una vez unos que estaban admirando una moto y otro le comentaba, si la quieres, cómpratela, sólo van a ser 200 euros al mes. En aquel momento yo no trabajaba por lo que me pareció una cantidad respetable de dinero.

Me lo sigue pareciendo, pero me sigue llamando la atención de que haya gente que piense en las cosas simplemente en términos de lo que cuestan al mes. No me parece necesario encontrar gastos fijos hasta que el 100% de mi nómina esté empleada en ellos.

Por ejemplo con mis compañeros de trabajo más inmediatos tengo unos ingresos equivalentes o incluso superiores, pero en cambio vivo más austeramente. Mi coche es el peor y el más viejo, y no tengo nada material que no pudiera reemplazar sin que me descalabrara el presupuesto. Pero en el fondo me siento cómodo así. Es posible que acabe comprando un coche mejor, pero sólamente porque la seguridad de los coches ha mejorado mucho en los últimos 20 años, cuando el mío fue diseñado.

Por supuesto que mis ingresos son muy inferiores a los de Daniel Norris, así como mis gastos y nivel de vida son superiores. No me gustaría vivir en una furgoneta. Pero vivo en una vivienda pequeña y he vivido anteriormente en otra más pequeña todavía, y estamos hablando de viviendas que entran dentro de las ideas criticadas de una ministra. Aún así, me siento cómodo y no tengo estímulos a cambiar. No me veo más infeliz que personas que gastan mucho más que yo o que no ahorran.

Obviamente esto depende de cada uno, y del momento de la vida, no es lo mismo tener hijos que no tenerlos o tener cierta edad en la que uno no puede valerse por si mismo. Pero creo que la idea se entiende.

Esto no implica que me quiera conformar con mis ingresos actuales, de hecho trabajo duro con el objetivo de aumentarlos. ¿Para qué? Eso lo veremos en otra ocasión.

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