Proletario, propietario y de Carabanchel Alto

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Acabo de leer que Borja Mateo afirma que la burbuja inmobiliaria comenzó en en 1973. No sé como está tan seguro. Propongo que nos olvidemos del término burbuja, que nos lleva a discusiones estériles, y preguntémonos desde cuándo y por qué razones apostaron los poderes públicos por la vivienda en propiedad frente a la alternativa del alquiler.

Si ha habido un consenso entre la izquierda y la derecha en este país ha sido el de la apuesta por la vivienda en propiedad, ya sea libre o de protección oficial, de promoción pública o de propiedad privada. Curioso. Os invito, antes de entrar en materia a que veáis los vídeos (de muy distinta orientación) que he incrustado en este post respecto a un caso muy concreto, Otxarkoaga. El primero es pura propaganda franquista, el segundo desde la óptica de algunos de los vecinos del barrio, y por último una referencia al caso por parte de los chicos de laSexta.

La precuela franquista

Es en esa época, finales de los 50, comienzos de los 60, en los últimos coletazos de la autarquía y con el comienzo del desarrollismo cuando gana fuerza en España la idea del pisito, de ser propietario, y decae la opción del alquiler. Idea, impulsada a mi juicio claramente por los poderes públicos ya que les reportaba múltiples ventajas.

Es curioso como en el segundo y en el tercer documental se ataca la concepción de la vivienda en propiedad como elemento de control social. Parece ofenderles el populismo del falangista Arrese, el primer Ministro de Vivienda español, con su afirmación de que se querían propietarios y no proletarios. Será de lo poco que les pueda molestar, pues basta ver el panegírico video con el que arranca este post para acordarse de las vergonzantes entregas masivas de viviendas de promoción oficial en democracia, o de aquellos sorteos municipales de viviendas a los que solo les faltaba la mamachicho, o del caciqueo digital de algunos ediles para adjudicar bloques enteros a votantes afines. Eso si, sin perder su orgullo de clase proletaria.

Pero, ¿qué ventajas extrae el Estado, que prebendas obtienen los políticos, para haber apostado decididamente por la vivienda en propiedad?

Nos hablan de estabilidad social….

Se afirma que se trata de una apuesta por la estabilidad social, tal y como se afirmar en el video de laSexta. Se domestica al antisistema concediendo una parcelita de aquello contra lo que lucha, lo que además de hacer que te lo pienses dos veces antes de volverte maximalista, fija al ciudadano a su inmueble, lo radica y limita su movilidad (lo que es también una ayuda al sistema) Pero creo que dicha afirmación no es completa y se queda corta, muy corta.

Hay numerosos países donde se ha conseguido dicha estabilidad social y no se ha optado por la vía del feudalismo inmobiliario. Se ha apostado por el alquiler, incluso por el alquiler público o subsidiado. ¿Por qué nuestros políticos, de derechas y de izquierdas, insisto, no han optado por desarrollar el modelo de alquiler?

El alquiler está muerto en España desde la misma etapa franquista. El fortísimo intervencionismo público en favor de los inquilinos, acompañado de las prácticas e interpretaciones de los tribunales, han hecho de arrendamiento de viviendas una opción de inversión con baja rentabilidad y alto riesgo, y me podría poner escatológico. Así que lo de promover para alquilar o invertir en vivienda para alquiler, como hobby o diversificación puntual pase, pero como negocio que de solución a las demandas potenciales de vivienda es inviable.

Igual de atávico es el gen del propietario como el proteccionismo legal y judicial al inquilino. Tanto PP y PSOE han apostado repetidas veces por una reforma liberalizadora en estos temas y siempre se ha quedado ahí, y más de una exministra se avergüenza incluso de haber defendido que los inquilinos que no pagan tienen que irse.

El problema es que, dichos condicionantes se traspasan a la promoción publica de viviendas en alquiler. La rentabilidad que obtendría la Administración por dichos parques de vivienda no sería ínfima, sería negativa, pero es que, además, se necesitaría una inmensa cantidad de fondos públicos para financiar dichos parques de vivienda pública en alquiler, cantidades que se irían recuperando a cuentagotas con los ingresos por alquiler.

De ahí que incluso los más fervientes defensores de esta figura, generalmente en los aledaños de IU, cuando rascaban poder en las Comunidades Autónomas, confesaban que eran conscientes de que la vivienda protegida en propiedad era una aberración, pero que no podían hacer otra cosa ya que no tenían capacidad financiera para edificar su sueño arrendaticio. Bueno, si hacían algo más: introducir limites a la disposición de la VP en propiedad, que con el tiempo saltaron por los aires, e intentar forzar a los particulares para forzarles a alquilar, bien con el palo de IBIS y amenazas expropiatorias, bien con la zanahoria de garantías públicas y subvenciones (¿alguien se acuerda de la SPAVIV?)

Burbujas fiscales y élites extractivas

Frente a las limitaciones que la vivienda pública en alquiler ofrecía a los ingenieros sociales (ya fuesen camisas viejas, tecnocrátas del Opus, socialdemócratas en tránsito por la pana, o liberales con múltiples cadenas públicas de TV) estaba la opción de apostar por la vivienda en propiedad. Y es qué ésta venía a ser la madre de todas las burbujas fiscales. Os recuerdo un viejo post de Cien Ladrillos del que ya os he hablado en otra ocasión.

Evidentemente el sector inmobiliario tiene un fortísimo impacto en la estructura económica. Su crecimiento la sacude de arriba a abajo, consume numerosos recursos, especialmente mano de obra. Pero es que además genera una oleada de ingresos fiscales y parafiscales elevadísimos, que se van distribuyendo a la lo largo de toda una cadena de Administraciones Públicas en forma de tasas, impuestos, aprovechamientos urbanísticos, plusvalías municipales, etc..y todo ello sin tener en cuenta tajadas oscuras para financiar partidos políticos y a los señores que viven de los partidos políticos. Crecimiento económico, mayor recaudación fiscal y mayores cuotas de poder para los políticos, un sueño húmedo keyenesiano que vieron desde los falangistas hasta Solchaga.

Todo esto aflora con independencia de que la promoción sea pública, privada o de Carabanchel. Generalmente, cuando el Estado está mustio, se llega a acuerdos con las promotoras inmobiliarias afines para que impulsen el negocio a cambio de una tajada (es de morirse de la risa el que, en el documental de laSexta den por cierta la supuesta liberalización inmobiliaria del franquismo. ¿Como van a liberalizar la actividad inmobiliaria, el desarrollo urbanístico si es la gallina de los huevos de oro? Te cuenten lo que te cuenten, no te lo creas. Ni los franquistas, ni la UCD, ni el PSOE, ni el PP. Aquí no liberaliza ni el tato, es todo gatopardismo puro y duro.

A esto le podemos sumar las maravillosas herramientas para apoderarse de bienes ajenos que han supuesto las figuras urbanísticas de la expropiación, los sistemas de compensación o del agente urbanizador. Bajo la excusa del progreso, del desarrollo, de la correcta urbanización, de los intereses generales, etc, los políticos llenaban las cuentas públicas (y muchas de las privadas de sus estructuras). Y, por supuesto, con el aplauso de esos no – tan – santos – inocentes que llenaban polideportivos y notarias para que el César inmobiliario de turno les otorgase la dádiva inmobiliaria.

Os recomiendo la lectura de Una teoría de la clase política española, de Cesar Molinas, donde define muy bien el modus operandi de estas familias políticas que se reparten la Little Spain.

Evidentemente, esta maquina de generación de ingresos fiscales es un Ferrari comparado con el triciclo que supone lo que se puede recaudar de un alquiler de vivienda (de facto no se paga ni la miseria de AJD a la que se está obligado, y su tributación en IRPF es limitada por la propia naturaleza de los importes).

¿Quién financia la fiesta?

Evidentemente, y con independencia de que hay impuestos recurrentes como el IBI, habrá que preguntarse cómo pagar de golpe esas fortísimas derramas fiscales. Y para ello tenemos que hablar de la banca, banca que apuesta por motivos similares por la vivienda en propiedad. Aunque cabe hacer un matiz.

Cuando hablamos de que la banca apostó por el crédito inmobiliario, por la financiación de viviendas, queremos decir que quien lo hizo fueron las cajas. Ese fue su negocio básico hasta bien entrada la transición. Eran las cajas la correa de transmisión de la política inmobiliaria del Gobierno, eran las que proporcionaban crédito fácil y flexible a las capas populares que eran su clientela, y cuya principal objetivo financiero era la vivienda. Asi que de liberalización y demás, poco o nada.

Las cajas primero, y toda la banca después apuesta por la promoción inmobiliaria porque permite crecimientos vertiginosos de los balances y de la cuenta de resultados, supone una excelente vía para la captación de clientes a los que luego ir colocando el resto de su cartera de productos, y todo ello con unas garantías mejores de perseguir que las de aquellos que no cuentan con bienes raíces. Además, resulta relativamente fácil refinanciar dichos empréstitos fuera a través de la titulización hipotecaria.

Dichas facilidades crediticias, combinadas con seculares políticas inflacionistas y el propio movimiento lemming ascendente del valor de los activos inmobiliarios (recuerda, siempre a favor de la mayoría, sé demócrata), fueron la guinda necesaria para construir la casa y causa común de los españoles de las dos Españas: la vivienda en propiedad.

Sin el apoyo financiero de bancos y cajas, impulsado por las facilidades crediticias de quien tiene el poder para ello, el Estado, no hubiese sido posible financiar esa merienda fiscal, esos maravillosos superávits de los que presumen izquierdas y derechas mientras ponen a parir a la deuda privada. Las cuentas públicas de antes de la crisis, de las que sacan pecho personajes tan dispares como Aznar o V. Navarro, están cimentadas sobre el endeudamiento hipotecario privado. ¿Cómo no van a apostar por la vivienda en propiedad?

PD: Y no, el alquiler no es un Valhalla, ni una suerte de Nirvana inversor, pero de eso ya hablaremos algo más otro día. Basta señalar que una dieta exclusiva a base de carbopropiedades conduce a una indigestión que te…(eso si, al dietista político le viene de vicio).

En El Blog Salmón | A favor del mantenimiento de la deducción por adquisición de vivienda habitual, Impedir un desahucio y cómo entendemos el derecho a la vivienda digna, Crisis y sostenibilidad fiscal

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