A propósito del programa del Manifiesto Comunista

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En estos últimos días del año estoy dedicando varios posts a reseñar distintos libros. Estas fechas se prestan, al igual que el verano, a incidir en ese mal hábito de la lectura. Me ilusiona también que a alguien le pueda servir de referencia a la hora de comprar un regalo. Dicho lo cual, lo que viene a continuación no es una crítica del libro en cuestión. Más bien se trata de un conjunto de reflexiones a propósito del programa político del Manifiesto Comunista.

Estimo que el asunto tiene su importancia ante supuesto revival del marxismo. Y digo supuesto ya que muchos creemos que nunca se fue del todo, y que esta adherido al ADN de esta sociedad como aquel pegamento llamado Supergen de los 80.

Para aquellos perezosos, y a los que les gusta el rollo cómic, os recomiendo la edición de Nórdica libros, con ilustraciones de Fernando Vicente, en un estilo con muy de cartel de propaganda política del periodo de entreguerras, tal y como podéis ver en el video con el que arranca el post.

Lo mejor es como se vende la obra desde la web de la editorial. Cito un párrafo:

No estamos ante un panfleto sino ante un clásico del pensamiento occidental que ha llegado a ser el libro más difundido tras la Biblia y cuyos planteamientos deben ser conocidos, pues han encarnado los sueños de millones de personas y son parte fundamental de la historia del movimiento obrero.

La comparación con la Biblia que realiza seguro que arranca una sonrisa a los que como yo creemos que la hilazón entre ambas ideologías es profunda (y más si hablamos de catolicismo). Y qué decir de cifrar su valor en todos aquellos que lo han leído y han tenido sueños con el mismo. Se me ocurre más de un ejemplar literario que ha originado idénticas y pesadas digestiones a millones de personas, y que estoy seguro del que estos mismos editores jamás dirían que por ello merece conocerse.

El caso es que, obviando aquello de de excusatio non petita respecto a la consideración de panfleto, si es cierto que es una obra breve, así que si os animas a leerla bien, bien con los dibujos de Nórdica libros, bien aquí mismo en la web, podremos ir al tema del programa que comentaba al arrancar el post.

El programa de El Manifiesto Comunista

En la obra se reconoce que, siendo necesaria la dictadura del proletariado para arrebatar a la burguesía todo el capital, todos los instrumentos de producción que serán centralizados en el Estado, ello solo es posible a través de una despótica (sic) violación de los derechos de propiedad. Por supuesto, esta sería una dictadura transitoria, pues una vez alcanzado el paraíso socialista, resultará innecesaria (s¡i me dan un euro por cada dictador que dice que la tiranía va a ser transitoria me hago de oro).

Lo cierto es que Marx reconoce que en ese proceso, cada país requerirá de un distinto ritmo, de unas distintas medidas, pero entiende que en loen pañises mñás avanzados se pueden poner prácticamente de inmediato todas las siguientes:

  1. Expropiación de la propiedad territorial y empleo de la renta de la tierra para los gastos del Estado.
  2. Fuerte impuesto progresivo.
  3. Abolición del derecho de herencia.
  4. Confiscación de la propiedad de todos los emigrados y sediciosos.
  5. Centralización del crédito en manos del Estado por medio de un Banco nacional con capital del Estado y monopolio exdusivo.
  6. Centralización en manos del Estado de todos los medios de transporte.
  7. Multiplicación de las empresas fabriles pertenecientes al Estado y de los instrumentos de producción, roturación de los terrenos incultos y mejoramiento de las tierras, según un plan general.
  8. Obligación de trabajar para todos; organización de ejércitos industriales, particularmente para la agricultura.
  9. Combinación de la agricultura y la industria; medidas encaminadas a hacer desaparecer gradualmente la oposición [31] entre la ciudad y el campo. [32]
  10. Educación pública y gratuita de todos los niños; abolición del trabajo de éstos en las fábricas tal como se practica hoy; régimen de educación combinado con la producción material, etc., etc.

En el principio fue el suelo

¿A nadie le suenan familiares muchas de las medias propugnadas por el no planfleto?, ¿no veis ningún reflejo en la realidad de vuestro días día?. venga, vamos con una pequeña ayuda.

Expropiación de la propiedad territorial y empleo de la renta de la tierra para los gastos del Estado.

El suelo es uno de los ejemplos más claros. Hace tiempo que ser propietario del suelo, en nuestras malvadas sociedades neoliberales, no significa nada. Nada (que se lo digan a los que han sufrido a los agentes urbanizadores). Lo que de verdad tiene un contenido económico son los derechos que te reconocen los distintos planes urbanísticos (salvaje capitalismo), que por supuesto acogen la idea de la participación de la sociedad en las plusvalías urbanísticas a través de cesiones de aprovechamientos urbanísticos e imposición de cargas urbanísticas variopintas,sin mencionar toda la enredadera fiscal que descansa sobre la gallina inmobiliaria de los huevos de oro.

Por supuesto, nuestro Estado avanzado sabe repartir las migajas. Las gordas para aquellos partidarios de la economía social de mercado (o del caciquismo corporativista que viene a ser lo mismo), y las pequeñas para los particulares que pasan por allí que no molestan. Todos contentos mientras no se moleste al Estado.

¿Por la solidaridad a través de los impuestos?

Tras haber resuelto el tema del suelo, que difícilmente se pude escapar por su propia naturaleza, se pasa a asuntos más fugaces pero igualmente necesarios:

Fuerte impuesto progresivo

Es curioso. Así como los elementos que nos gobiernan, de uno u otro signo, suelen sacar la excusa de la solidaridad para justificar las subidas de impuestos, Marx es como Montoro, aunque por motivos distintos. Y es que después de haber sufrido el "recargo de solidaridad" en el IRPF (transitorio, como la dictadura del proletariado), Montoro va y nos suelta que en el pago de impuestos no hay solidaridad, que cada uno paga en función de su capacidad económica. O lo que es lo mismo, pagará todo lo que se le pueda sacar sin que se eche al monte. Real politik fiscal.

No veo que Marx tampoco cite a la solidaridad. No le hace falta. Su apuesta es, dentro de la lógica de su pensamiento, igual de coherente: un impuesto progresivo dificulta la acumulación de capital, ende supone un ataque directo a la esencia del capitalismo.

Lo que resulta curioso es que si hay un impuesto de la renta, en términos modernos, es precisamente debido a la revolución industrial y al capitalismo. Poco excedente, poca renta había que confiscar previamente al capitalismo. Pero eso es algo sobre lo que se pasa de puntillas, que el origen de todos los males es el capitalismo que acabo con, con....¿con qué suerte de lugar bucólico acabó el capitalismo?

Desconozco si previamente a Marx y Engels existían movimiento políticos que defendían la instauración de un impuesto sobre la renta progresivo, pero sin duda fueron pioneros en el asunto y deben estar bien contentos de la evolución de su apuesta. Hoy por hoy forma parte del acervo ideológico del establishment la defensa de impuestos progresivos (especialmente para aquellos que no pueden escapar de la misma debido al origen de sus ingresos).

Y más, y más, y más...

Podemos seguir con más ejemplos del programa que no han caído en saco roto. Pensemos, por ejemplo en la prohibición del derecho a la herencia, algo que no es la primera vez que leo entre comentaristas del blog, y en el que la Comunidades Autónomas colaboran gustosamente en España a través del Impuesto de Sucesiones y Donaciones, no vaya a ser que alguien crea quid es realmente libre de dejarle sus bienes a quien le plazca (sobre todo si ese alguien ha cometido el error de ahorrar, de acumular capital).

Ciertamente aún no llegan a la confiscación del 100% de la herencia, pero el mordisco es considerable, y como saben muy bien los políticos, lo más difícil es que se admita como como tolerable un impuesto. A partir de ahí es cuestión de ir graduando las subidas.

Respecto a las menciones a la banca pública me remito a un post reciente sobre los "estancos bancarios". Y sobre el papel del Estado en la economía no hay más que echarle un vistazo al peso del Estado dentro del PIB en nuestro país y en los de nuestro entorno. La tolerancia con las actividades privadas es mayor en tanto en cuanto reviertan en más poder e ingresos para ese aparato estatal que haría sonrojar a un Politburó integrista, subcontratando aquellas tareas que el sector privado realiza con una mayor rentabilidad.

¿Conflicto campo-ciudad? Superado, tal y como indicaba Marx, pero con una táctica distinta: pagando una mordida vía subvenciones al agro, y cerrando las fronteras a los productivos de aquellos para los que luego se reclama más dinero como Ayuda al desarrollo.

Para acabar, no nos olvidemos del icono del trabajo infantil. Un niño siempre vende, en política, en economía y en los Oscars de Hollywood, sobre todo si sabemos que la memoria es selectiva e interesada.

Lo curioso es que el propio Marx no se manifiesta totalmente en contra de la mano de obra infantil. Habla contra dicho trabajo "tal como se practica hoy". ¿Estará pensando en otra forma? Bajo el malvado capitalismo, cuando este se desarrolla, no hay lugar para los niños improductivos, aunque supongo que nuestros bienamados líderes están trabajando en ello, de tal modo que quizás aquí también Marx tenga algo que decir en el futuro.

De todos maneras todos tranquilos, ya os digo que todos estos esfuerzos, todos estos abusos son transitorios. Lo dicen Rajoy y Marx. Un poquito de paciencia que la recompensa será gloriosa.

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