El hijo pródigo y el Impuesto de Sucesiones y Donaciones

30 comentarios

Ya he manifestado en esta web que no soy partidario de la enseñanza religiosa en las escuela públicas. Cosa distinta, muy distinta, es que si que estoy a favor de una formación en materia de Historia, de cultura religiosa (y no sólo la católica). Me parece imposible entender el mundo actual sin dichas referencias. Y cuando digo el mundo me refiero incluso a los Impuestos. A título de broma, permitidme que saque a colación la llamada tarifa del hijo pródigo en el Impuesto de Sucesiones y Donaciones español, impuesto que a pesar de ser eliminado o reducido a la mínima expresión por varias Comunidades autónomas, aún campa por sus respetos en otras. Y ojo, que a calor de la crisis, las comunidades pródigas han presionado al Gobierno para que sus vecinas ahorradoras vuelvan al redil impositivo.

¿El hijo pródigo? A alguno le sonará. Se trata de una de las parábolas de Jesús. En la misma, una padre tiene dos hijos, uno de los cuales cobra en vida su parte de la herencia familiar y se la pule como un cosaco, en días de vino y rosas, mientras que el otro curra como una acémila para el padre, aspirando a la nominación como Hijo de la década. Cuando el tarambana regresa, sin una moneda en el bolsillo, el padre le acoge, le da las mejores galas, y mata el mejor de sus cabritos para hacer una fiesta por haberle recuperado.

Pues bien, en el Impuesto de Sucesiones ocurre otro tanto. Para entenderlo, basta decir que si en el Impuesto de Sucesiones se tiene en cuenta por un lado el importe que se hereda (tras el correspondiente ajuste en función de los vínculos familiares), para sobre dicha base aplicar una escala progresiva (es decir, que pague porcentualmente más el que más recibe). Hasta ahí, resulta fácil de entender, sobre todo para los que defienden la progresividad (yo no) en materia impositiva. Lo gracioso viene cuando dicha cuota fiscal se ajusta en función, ya no tan sólo sobre lo que uno recibe, si no también de lo que uno ha ahorrado. Es decir, dos hijos reciben exactamente lo mismo, y como uno tiene mayor patrimonio propio, preexistente, que el otro, ése paga más, hasta porcentajes que pueden llegar a cerca de un 20% más. Vamos, que Hacienda en materia sucesoria se comporta como el padre de la parábola.

Lo cierto es que me resulta una auténtica injusticia dicha discriminación. Se penaliza el ahorro en aras de de una progresividad fiscal que que ya considero suficientemente saciada con la escala de tipos correspondiente. Pero esta visto que en este país, y si no recuerdo mal es el único en el que sucede tal cosa en materia de sucesiones y donaciones en Europa, cunde más ser pródigo que ser ahorrador. Aconsejo a las autoridades fiscales acompañar la explicación final del padre a su hijo ahorrador, el tonto útil:

Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida; estaba perdido, y ha sido hallado.

Amén. Y si has ahorrado, paga la fiesta del hijo pródigo.

Más información | Ley del Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones
En El Blog Salmón | Cada vez menos impuestos de sucesiones“>https://www.elblogsalmon.com/entorno/cada-vez-menos-impuestos-de-sucesiones, Los tributos sobre las herencias acabarán desapareciendo

Temas
Comentarios cerrados
Inicio