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La cara B de la Reforma laboral: un 352% más de bajas entre contratos indefinidos por no superar el inicio

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Sergio Delgado

La Reforma laboral impulsada por el Gobierno español ha sido presentada como un hito en la lucha contra la temporalidad. Desde su aplicación, el Ejecutivo presume de haber reducido de forma drástica la contratación precaria, mostrando cifras récord de afiliación a la Seguridad Social.

Sin embargo, bajo esos números positivos emergen fenómenos menos visibles que ponen en cuestión algunos de sus efectos reales. Uno de los datos más llamativos es el fuerte incremento de bajas en los contratos indefinidos durante el periodo de prueba.

Este aumento ha despertado preocupación entre economistas y expertos en derecho laboral, quienes advierten que se trata de un síntoma de precariedad encubierta que no siempre se refleja en las estadísticas oficiales.

Un crecimiento sin precedentes en los despidos durante el periodo inicial

Según la Tesorería General de la Seguridad Social, entre enero y junio de 2025 se registraron 350.459 bajas de trabajadores indefinidos que no superaron el inicio del contrato.

Si se toma como referencia 2019, cuando hubo 77.454 casos, el incremento es del 352,47%. Este repunte coincide con la entrada en vigor de la Reforma laboral, lo que ha despertado el debate sobre la manera en que las empresas están utilizando el marco legal vigente.

El periodo de prueba se ha convertido en un mecanismo cada vez más empleado para terminar la relación laboral sin necesidad de indemnización ni justificación. La facilidad con la que se extinguen estos contratos ha levantado sospechas de que muchas compañías lo están empleando como sustituto de la contratación temporal, contratando como indefinidos para luego finalizar la relación antes de que el trabajador consolide derechos.

La Reforma laboral y sus efectos colaterales

La Reforma laboral consiguió reducir drásticamente el número de contratos temporales. Sin embargo, lo que parecía una victoria contra la inestabilidad laboral se ha transformado en un escenario más complejo. El aumento de contratos indefinidos no ha significado necesariamente mayor estabilidad, ya que su duración media es cada vez más corta.

Informes de entidades como Fedea ya habían alertado en 2023 de que la medida, si bien efectiva contra la temporalidad formal, no eliminaba la precariedad. El verdadero problema radica en la duración de los contratos y en las condiciones de los despidos, que siguen castigando a los trabajadores con menos cualificación y con menor capacidad de negociación.

El uso del periodo de prueba como herramienta de rotación

El incremento en los despidos durante el periodo inicial del contrato muestra cómo las empresas han encontrado un resquicio legal para ajustar sus plantillas con flexibilidad.

Durante ese lapso, el empleador no necesita justificar la extinción ni pagar indemnización, lo que convierte esta figura en un recurso atractivo para mantener un modelo de rotación laboral.

Los sectores con alta rotación de personal, como la hostelería o el comercio, son los más expuestos a esta práctica. Allí, la formación es escasa y la sustitución de trabajadores resulta más rentable que la inversión en estabilidad. En este contexto, la Reforma laboral parece haber trasladado la precariedad desde la contratación temporal hacia los despidos tempranos de indefinidos.

El incremento del resto de despidos

Los datos de la Seguridad Social muestran que no solo los contratos rotos en periodo de prueba han crecido. Entre 2019 y 2025, también se dispararon los despidos disciplinarios, improcedentes, por causas objetivas y colectivos. En el primer semestre de 2019 se registraron 191.918 bajas de este tipo, mientras que en 2025 ascendieron a 457.751, lo que supone un aumento del 138,5%.

Esta tendencia revela que la Reforma laboral, aunque redujo la temporalidad, no ha evitado un crecimiento generalizado en la terminación de contratos indefinidos. La supuesta consolidación de estabilidad laboral se diluye al observar la facilidad con la que las empresas rescinden vínculos bajo diferentes modalidades legales.

Los fijos discontinuos y la estadística inflada

Uno de los grandes cambios que trajo la Reforma laboral fue la expansión de los contratos fijos discontinuos. Estos trabajadores no aparecen en las estadísticas como temporales, pero su realidad es intermitente. Entre enero y junio de 2019 se contabilizaron 430.215 bajas con pase a inactividad, mientras que en el mismo periodo de 2025 la cifra alcanzó 2.465.298, lo que representa un aumento del 473%.

Este modelo contractual permite al Gobierno exhibir un descenso en la temporalidad, pero esconde la fragilidad de cientos de miles de trabajadores que pasan a la inactividad sin una garantía de continuidad real. En la práctica, muchos se encuentran en una situación muy similar a la de los temporales que la Reforma laboral pretendía erradicar.

Un escenario de luces y sombras

La Reforma laboral ha logrado avances indiscutibles en la reducción de la temporalidad formal. Sin embargo, los datos de despidos en periodo de prueba, la proliferación de bajas en contratos indefinidos y el crecimiento de los fijos discontinuos evidencian que la precariedad no ha desaparecido. Más bien, se ha transformado.

Imágenes | Pixabay, Instagram

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