El empleo en España va bien. De hecho, ha marcado un hito importante: ya hay más de 22 millones de personas ocupadas, algo histórico según la Encuesta de Población Activa (EPA).
Aunque es una tónica que se repite en la gran mayoría de países desarrollados, no hay que quitarle mérito. De los 22.270.000 de ocupados, si ajustamos la cifra de manera desestacionalizada ésta sigue siendo altísima: 22.165.000 de trabajadores.
El dinamismo económico del país continúa. Pero tras él, si observamos mejor estos datos podemos observar cómo hay sectores donde se ha generado más empleo que otros y he aquí cuando la realidad es menos alentadora.
La inmensa parte de este crecimiento se concentra en actividades de muy poco valor añadido. Algo que, sin duda, puede marcar la evolución del mercado laboral español o ¿quizás es que se ha tocado techo?
Más empleo sí, pero en sectores de poca productividad
Uno de los elementos más destacados de la información que proporciona la EPA es el enorme peso que siguen teniendo en nuestra economía sectores como el turismo o la hostelería a la hora de ser auténticos motores en la creación de empleo.
De hecho, ambos han generado un solo trimestre hasta 180.000 nuevos puestos de trabajo. Por un lado, el sector servicios lo ha hecho con 86.000 trabajadores más y la hostelería ha colaborado con más empleo aún, 95.000.
Son datos que reflejan la fortaleza estacional de un empleo vinculado sobre todo al turismo y la enorme dependencia de España de sectores que en realidad tienen poco valor añadido. O lo que es lo mismo, generan empleo de baja cualificación, con salarios muy ajustados y pocas (a veces nulas) oportunidades de desarrollo profesional.
Un crecimiento con matices
22 millones de ocupados es una muy buena cifra, ya que llega a alcanzar el 68,3% de la población activa. Pero claro, como indicábamos anteriormente, se trata de trabajos estacionales y con limitada proyección a largo plazo.
Una cosa hay que tener en cuenta: la propia productividad de estos sectores, esencial para elevar el nivel salarial y mejorar la calidad de dicho empleo, permanece estancada.
El propio ministro de Economía ha destacado que este crecimiento del empleo va acompañado de una mejora en la estabilidad laboral, con 354.600 personas más de contratos indefinidos. Sin embargo, la realidad también es otra: la concentración de esos contratos en sectores de poco valor añadido hace que esta estabilidad no sea tan efectiva como se necesita. Son empleos vinculados a una alta rotación y a también, a una escasa progresión.
El turismo es el salvavidas de España
Más datos. Las zonas de España con mayor dinamismo en el mercado laboral son las mismas que tradicionalmente dependen del turismo. Es decir: Baleares, Canarias, Comunidad Valenciana y Andalucía.
Comunidades autónomas con gran dependencia territorial de un modelo económico asentado en la estacionalidad, la volatilidad internacional -como se pudo comprobar en la pandemia, ya que fueron las zonas más castigadas ante la ausencia de turistas- y condiciones laborales que no suelen permitir desarrollar carreras sostenibles.
La presencia de sectores de muy poco valor añadido como base del crecimiento de empleo también contribuye a mantener desigualdades estructurales. Por ejemplo, la brecha salarial entre trabajadores cualificados y no cualificados no ha disminuido, y las oportunidades de promoción siguen siendo limitadas en estos sectores.
También hay noticias positivas sobre el empleo
No todo el panorama tiene porque ser negativo. El aumento de empleo también se ha notado en sectores como la información y comunicaciones, con 22.000 nuevos trabajadores. Por su parte, la industria manufacturera ha sumado cerca de 90.000 trabajadores, sobre todo en empresas del sector del metal y de la farmacia y que sí representan una oportunidad de transformación y sí aportan valor añadido.
Aunque la realidad también muestra que la dimensión de estos sectores es aún limitada frente a los casi dos millones de trabajadores empleados en la hostelería.
Productividad estancada y salarios no tan altos
Y cómo no, un factor clave que dice mucho del momento en el que nos encontramos: el estancamiento de la productividad laboral. Todo un reto del mercado laboral español.
Sí, el empleo aumenta. Pero el valor real de cada trabajador a la economía no crece de la misma manera por lo que es complicado el aumento real de los salarios. En los 30 últimos años, solo ha crecido un 2,7%. Una de las tasas más bajas de Europa. Por ejemplo, en Irlanda lo ha hecho en un 63%. Casi nada.
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