No a la amnistia fiscal

No a la amnistia fiscal
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HOY SE HABLA DE

En los últimos meses habréis oido esta propuesta como parte de la solución a la crisis: la amnistía fiscal para aquellos que huyeron a los paraisos fiscales. En esencia, sus defensores la justifican debido al afloramiento de dinero, de liquidez, y lo que ello supondría para la reactivación de la economía, la fluidez de la misma, etc. Más dinero, que diría Groucho a bordo de la locomotora. Borrón y cuenta nueva, y arrimemos todos el hombro.

Pues a este que suscribe que no le venga a buscar para apoyar esta idea. Es cierto que en medio de de esta crisis uno oye todo tipo de propuestas, pero salvando alguna directamente surrealista, es difícil encontrase con alguna que, como la citada, reúna mayores dosis de incoherencia moral, de desconocimiento del mundo financiero y de renuncia a entender la naturaleza humana, amen de ser en ultima isntancia una tremenda mentira. A continuación desgrano los motivos que me llevan a no apoyar esta amnistía fiscal:

  • La moral: me gustaría ver como se le explica al contribuyente, a ese señore que paga sus impuestos, que los grandes evasores fiscales se van a ir de rositas, que el propio Estado reconoce que aquí no ha pasado nada. Posiblemente, si los medios de comunicación habituales hacen su trabajo de zapa, sean capaces de contener la indignación de algunos. Pero lo veo difícil.
  • Más allá de la moral, hemos de considerar el impacto que tendrá en la futura política fiscal. Recurrir a este tipo de medidas frente a una crisis, alimentara en el imaginario popular que siempre habrá una ocasión de reenganche. Defraudemos pues a la espera de que se produzca la próxima hecatombe, que entonces seremos recibidos como héroes, y nuestros pecados lavados.
  • Por otro lado, cabe preguntarse cual sería su porcentaje de éxito. Muchos seran los llamados, pero pocos los convencidos. Y es que, si hay una palabra que define este mundo es discreción. Si yo fuese uno de los candidatos a ser amnistiado tendría claro que Hacienda puede perdonar, pero no olvidar. Es decir, desde ese momento mi nombre figurara en un listado, en un colectivo de especial vigilancia, de personas predispuestas al fraude. Dicho tipo de consecuencia, no deja ser una sanción, todo lo light que se quiera.

Pero sin duda, la principal de las razones es que el dinero que se pretende recuperar no esta enterrado bajo las bóvedas de un banco suizo, ni en las cámaras de una entidad de las islas normandas. No. Pensar así es desconocer la operativa de dichas jurisdicciones:

  • En general, los paraísos fiscales, funcionan fundamentalmente a la hora de fijar una residencia fiscal, un punto de anclaje para tributar poco,o no tributar nada. Que yo fije mi residencia en Andorra, o Mónaco, no significa que tenga allí mi dinero. Puede tenerlo allí, en una cuenta española como no residente, o en cualquier otro país, sea o no considerado paraíso fiscal.
  • Supongamos que, en efecto deposito dinero en alguna entidad en un paraíso fiscal. Ese dinero luego será recolocado en circuito financiero internacional, en países tan normales como el de origen, buscando su rentabilidad. Con ese dinero se compran acciones, se obtendrán bonos, etc. ese dinero puede estará invertido en bonos basura americanos o en acciones de Lehman, no al borde una playa en Barbados.

Por tanto, ese dinero que algunos buscan como un Santo Grial difícilmente lo encontrarán, pues seguramente hayan estado sentados encima de el materializado en inversiones en su país. Ese dinero nunca se fue del todo, salvo para una señora llamada Hacienda. Y es que, en esencia, para aquellos que de verdad saben de que va el tema, esa es la clave. Es mentira que se busque repatriar dichos capitales para dinamizar la economía, lo que se busca es recuperar contribuyentes que ayuden a mantener una estructura fiscal que se desmorona. Pero esa es otra historia.

Vía | El Periódico
En El Blog Salmón | No estamos ante el final de los paraísos fiscales, Hacienda no somos todos
Más información | Expansión
Foto | Daquella manera

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