Amazon elige sede, pero ¿han pagado de más las elegidas?

Amazon elige sede, pero ¿han pagado de más las elegidas?
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Amazon eligió recientemente sede para sus nuevas oficinas, en Nueva York y en Virginia, en el área metropolitana de Washington DC. A cambio, va a obtener unos fuertes incentivos fiscales por abrir oficinas en estas ciudades.

Amazon abrió hace poco un concurso entre ciudades en EEUU y Canadá, al que se presentaron más de 200 ciudades. No obstante después de haber vaciado la botella de champagne para celebrarlo, los ganadores empiezan a preguntarse si fue una buena y si han pagado demasiado por atraer esta empresa cerca de sus fronteras.

La gran competición

Cuando Amazon decidió abrir su Segundo Cuartel General o HQ2 fuera de Seattle, una ciudad que digamos parece un poco harta de esta empresa, abrió una competición entre ciudades de EEUU y Canadá por albergar. El caramelo que les ponía era muy interesante, se trataba de oficinas de una empresa que proporcionaría unos 50.000 empleos muy bien pagados, hablaba de más de 100.000 dólares anuales y de una inversión de 5.000 millones de dólares en total.

Amazon básicamente requería una metrópolis con una población de más de un millón de habitantes, acceso a un aeropuerto internacional (valorándose vuelos internacionales y directos a Seattle) y universidades de prestigio. También autopistas, buena conexión a Internet, transporte público, que fuera asequible e incentivos fiscales. Se lanzaron ofertas de prácticamente todos lados, se puede consultar una lista aquí de las 20 candidatas.

Las ciudades también comenzaron a ofrecer incentivos fiscales al gigante del e-commerce. Conseguir que una gran empresa como Amazon instalara en tu ciudad sus oficinas era 8un éxito para cualquier político. En el fondo era poco probable que esos trabajos fueran a ser locales, ya que muchos perfiles que busca Amazon, por ejemplo programadores de inteligencia artificial o expertos en usabilidad de apps no aparecen de la nada.

La elección: Nueva York y Washington DC

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Al final Amazon ha acabado eligiendo dos grandes metrópolis en los que piensa distribuir en partes iguales sus nuevas oficinas. Por un lado en Nueva York, se sale de Manhattan y utilizará oficinas al otro lado del río, en Queens dónde empezará usando las oficinas en un rascacielos actualmente ocupado por Citi y por otro lado en un complejo de oficinas en Arlington, Virginia, muy cerca de Washington.

Antes de que se anunciara la elección de oficinas, ya hubo quién criticó que el concurso entre ciudades era innecesario y que las sedes de Amazon estaban ya elegidas. Afirmaba que Washington por un lado para estar cerca del regulador (quizás en un momento complicado en el que sufre ataques de la administración Trump por un lado y que quiere conseguir contratos con el gobierno federal) y que Jeff Bezos ya tenía una casa en la zona. Sobre que NY también le gustaba a Bezos también se ha mencionado. Bezos podría ir en bicicleta desde sus casas a los das nuevas localizaciones elegidas.

Es normal que haya querido acercarse al poder, además en estas localizaciones donde va a conseguir los trabajadores que busca. Porque seamos claros, muchas veces los jóvenes, especialmente en un país con mucha más movilidad geográfica como es EEUU, quieren trabajar en grandes metrópolis con vida cultural, no en un lugar en el que no sucede nada. Por tanto, muchos creen que la decisión ya estaba tomada; que básicamente Amazon lo que ha hecho de este modo es obtener mejores condiciones de ambas ciudades a base de involucrar a muchas y hacer creer que era un concurso.

La maldición del ganador

La maldición del ganador es un concepto económico aplicable a la subasta. Cuando se subasta algo, a veces el ganador se acaba dando cuenta que ha pagado demás por el producto subastado y que no le queda más remedio que asumir pérdidas. En los concursos entre ciudades el más típico suele ser las olimpiadas, que parecen excesivamente caras para los rendimientos obtenidos y muchas veces dejan a la ciudad endeudada y con sus problemas por resolver después de los fastos, siendo el caso de Atenas el más típico.

Bien, ya hay voces en Nueva York que afirman que la ciudad ha sufrido la maldición del ganador. Entre las dos localizaciones han ofrecido 2.000 millones de dólares a la empresa de Seattle.

Nueva York ofrece muchas cosas que requería la empresa, como talento, universidades, cercanía al aeropuerto y transporte público, pero para ello les va a costar 1.525 millones de dólares atraer a Amazon, lo que supone de media 48.000 dólares por empleo creado. Las voces críticas están haciendo división en el Partido Demócrata de Nueva York. Adicionalmente voces críticas surgen cuando se ha descubierto que uno de los solares que usará Amazon en Nueva York hubiera supuesto 1.500 viviendas asequibles, algo que en Nueva York escasea.

Eso sí, parece que no sólo eran los incentivos económicos los necesarios para hacer la inversión. Por ejemplo Nueva Jersey ofreció 7.500 millones de dólares a la empresa, pero Amazon ha preferido no cruzar el río y quedarse en el estado vecino.

¿A cuánto se debe llegar para atraer una inversión?

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Hace unos años, entre las áreas metropolitanas de Madrid y Barcelona se estuvo tratando de decidir si se atraía una inversión que en plena crisis hubiera supuesto un revulsivo económico fuerte para la zona. Al final, por presiones entre un lado y otro y porque lo que requería el inversor era inasumible. A este proyecto se le llamó Eurovegas, y acabó siendo desechado ya que la empresa prefirió dedicarse a sus inversiones en otras zonas, con más potencial (léase Asia).

En ese momento se habló bastante sobre dicha inversión, en dos sentidos. En primer lugar si era deseable (se trataba de casinos, un sector controvertido), y de si se debía ceder a todas las exigencias de la empresa. Al final, se acabó descolgando el proyecto, como sucede con la mayor parte de los proyectos empresariales.

La gran cuestión es ¿hasta cuánto debe esforzarse la administración pública por atraer una inversión en concreto? Seguro que los lectores también quieren responder a esta pregunta ¿han pagado demás Nueva York y Virginia porque Amazon abra oficinas en ellos? ¿Se acabarán arrepintiendo?

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