Últimamente está habiendo mucho debate entorno al coche autónomo. Cada vez estamos más cerca de tener coches autónomos funcionales, que conduzcan completamente solos mientras nosotros nos relajamos. Esta da lugar a debates sobre ética y también sobre legislación, pero también cabe preguntarse por los efectos económicos que esto traería.
Si existieran los coches autónomos habría muchas profesiones que desaparecerían con el tiempo: chóferes, conductores de autobús, taxistas, camioneros… todo lo que sea moverse por carretera sería susceptible de pasar a ser autónomo y el primer sitio donde lo veríamos en precisamente en el sector profesional, ya que para una empresa el ahorro de costes sería muy alto. Siempre que la legislación lo permita, claro, no me extrañaría que los sectores afectados hicieran de lobbistas agresivos.
Tampoco hay que olvidar el sector de las autoescuelas. ¿Realmente sería necesario que una persona que sepa conducir esté dentro del habitáculo? A lo mejor al principio sí, pero con el tiempo ya no. Otro sector que desaparece de nuestra sociedad.
Otro efecto que veríamos en nuestra vida cotidiana sería que aparcar dejaría de ser una tarea tediosa. Si los vehículos son autónomos realmente podríamos apearnos donde queramos y que el coche se encargue de buscar aparcamiento. Cuando queramos irnos simplemente habría que indicar al vehículo que venga a recogernos. Esto reduciría considerablemente los tiempos de desplazamientos.
Pero, ¿de verdad necesitamos un vehículo?
Si pensamos en este último punto detenidamente llegamos a la siguiente conclusión: ¿y por qué en lugar de aparcar no usa el vehículo otra persona? Hoy en día es bastante caro usar el taxi, ya que no sólo hay que pagar el coste de amortización del vehículo y combustible, sino que además el margen de la venta debe ser suficiente para que una persona tenga un sueldo. Es decir, estamos contratando a una persona para realizar un trabajo. Si no existiera el conductor los margenes respecto a los costes podrían ser mucho más ajustados.
Es decir, cuando existan los vehículos autónomos y si no se bloquea legislativamente la posibilidad de que estos vehículos circulen completamente vacíos, el uso de taxis se dispararía. Muchas personas podrían decidir que para un uso esporádico es mejor usar un taxi, ya el número de kilómetros al año necesarios para que salga rentable tener un coche en propiedad sería mucho más elevado que actualmente.
Productividad
Otro cambio económico que veríamos es la productividad. En las grandes ciudades, llenas de atascos, tenemos a miles de personas que pierden dos horas al día en atascos (la típica hora de ida y hora de vuelta). Aparte de ser estresante estamos dedicando un tiempo muy importante a una tarea muy poco productiva.
Con la llegada de los coches autónomos no podemos evitar los atascos, seguirían existiendo. Quizá incluso más, ya que la gente que no puede permitirse un vehículo en propiedad a lo mejor sí puede permitirse esporádicamente ir en taxi autónomo. Pero en los atascos ya no estaremos pendientes de frenar y acelerar, sino que podremos estar haciendo otras cosas. ¿Leer las noticias? ¿Adelantar trabajo? Es difícil saberlo y generalizar, pero podemos apuntar a un aumento de la productividad, mucha gente ganaría horas al día.
Accidentes
Uno de los motivos por los que los coches autónomos van a ser efectivos es la menor tasa de accidentes. Los ordenadores son capaces de reaccionar en milisegundos ante un problema, y aunque no son creativos como los humanos, la verdad es que la tarea de conducir tiene poco de creativa. Los coches autónomos lo van a hacer mejor que nosotros y la tasa de accidentes va a ser inferior a la actual.
Según se vayan imponiendo los coche autónomos (ya sea por preferencia de los consumidores o por legislación) habrá menos muertes y lesionados en las carreteras. Esto tiene múltiples consecuencias económicas, desde menor gasto del sistema público de salud hasta un mayor gasto en pensiones (debido al incremento de la esperanza de vida).
También tiene efectos de segundo orden. Es conocido que la reducción del número de accidentes de tráfico de la última década ha hecho que haya menor disponibilidad de órganos para los transplantes, ya que una fuente importante de estos eran los muertos en accidentes de tráfico (gente sana, joven). Si reducimos los accidentes a un número realmente anecdótico nos surgiría otro problema médico en la sociedad.
Conclusiones
Estos efectos de segundo orden que hemos visto en la medicina pueden estar ocultos en muchos otros ámbitos. Es difícil hacer predicciones. Hace 150 años nadie podía imaginar lo habitual que sería trabajar a 30 kilómetros de casa, ni tampoco que habría profesiones como taxista o camionero que recorrerían miles de kilómetros al mes.
Los vehículos autónomos van a llegar en los próximos años y con ellos una revolución social y económica. Los cambios van a ser profundos, aunque seguramente graduales. Habrá grupos de presión que intentarán que los legisladores impidan ciertas cosas, ya que estos cambios les afectarán negativamente, pero al final los cambios se acaban imponiendo. Y más pronto de lo que podemos pensar.
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