Se ha levantado cierta polémica desde Fedea con Esperanza Aguirre y la Comunidad de Madrid por la concesión de un premio de investigación a Juan Ramón Rallo. En Nada es Gratis critican la casi nula labor investigadora de Rallo frente otros candidatos. A posteriori, en esa misma entradalos comentarios de la entrada que enlazo, se ha conocido que Fedea también presentó para el premio a Jesús Fernández Villaverde, economista con un extensísimo curriculum de investigación y que no cabe duda que es de los mejores economistas menores de 40 de España. Además, Fedea ya consiguió ese premio el año pasado en otro de sus economistas.
El premio en cuestión tiene una dotación económica de 21.000 euros (hay otro de 42.000 euros para un matemático) y tanto en comentarios de dicha entrada como en otras valoraciones que se han realizado de dicho premio, se critica el “pago político y divulgador” a una determinada ideología, sin primar la verdadera labor académica. Lo que a mí me llama la atención es que un organismo como Fedea, que está aconsejando sistemáticamente recetas de austeridad, control del gasto público y que han colocado a Luís Garicano en el programa de análisis para la reforma de las universidades con el objetivo de meter la tijera, no ponga el grito en el cielo de manera previa por estos “despilfarros” de dinero público y sólo saquen los premios a relucir si no son premiados (ojo, no digo que Fernández Villaverde no sea merecedor del premio, que lo es).
Ni que decir tiene, que el Instituto Juan de Mariana que hace gala de su financiación ajena a los recursos públicos y el propio premiado, (me comentan por Twitter que el Instituto Juan de Mariana no recibe un solo euro de este premio) Juan Ramón Rallo, deberían replantearse seriamente ingresar dicho premio en sus arcas públicas y renunciar a la dotación económica, simplemente por coherencia con el discurso al que nos tienen acostumbrados. Aquí todos pregonamos austeridad, menos impuestos y control del despilfarro, apuntando a reformas estructurales en Sanidad, Educación, Pensiones o cualquier otra pata del gasto público.
Pero si resulta que mi organización o alguno de sus miembros, como fue Fedea el año pasado, o ahora Juan de Mariana con Rallo reciben 21.000 euros de dinero público, se nos olvida la austeridad y entonces hablamos de excelencia, curriculums y la trayectoria investigadora de un grupo de dos economistas propuestos no por ellos, sino por sus respectivas organizaciones.
Curioso rasero éste que abanderan algunos economistas y fundaciones cuando les toca recibir a ellos una porción de la tarta del dinero público.
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Imagen | Humberto Terenziani