El precio del alquiler en Ibiza es tan loco que una trabajadora le merece la pena vivir en Palma de Mallorca y coger 44 vuelos al mes

El precio del alquiler en Ibiza es tan loco que una trabajadora le merece la pena vivir en Palma de Mallorca y coger 44 vuelos al mes
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Todos sabemos que hay determinadas zonas de España en las que los precios de alquiler están tensionados. Muy tensionados. Y aunque se hable mucho de Madrid y Barcelona lo cierto es que las Islas Baleares son más complicadas. En Madrid o Barcelona siempre está la posibilidad de irse más lejos, en las islas no existe dicha posibilidad.

Pero existen algunos casos límites en las que incluso esta situación se da. Por ejemplo en el caso de Karla Andrade. Esta profesora tiene una plaza fija en un colegio de Ibiza pero no puede vivir allí por los altos precios del alquiler.

Los precios medios del alquiler de Ibiza rondan los 2.300 euros, pero además suben en temporada alta. Ante esta situación Karla decidió seguir viviendo con su familia en Palma de Mallorca y coger 44 vuelos al mes, lo cual le supone un desembolso de unos 1.320 euros al mes.

Los matices de este caso

Claro, Karla es profesora y tiene muchas vacaciones, así que le puede salir a cuenta esta situación cuando a otros profesionales no tanto. Además su horario es de 9:00 a 15:45, lo cual le permite (madrugando bastante, eso sí) hacer este commute tan extremo.

También es cierto que Karla tiene familia y que el traslado de toda ella a Ibiza es complicada, más aún si los alquileres están disparados y dispone de una vivienda en Mallorca.

Pero lo que está claro es que hay un grave problema en Ibiza para trabajadores desplazados si sale a cuenta coger 44 vuelos al mes en lugar de una vivienda de alquiler. Y por eso no es de extrañar que muchas ofertas de empleo en Ibiza, cuando intentan buscar gente de otros sitios, vayan con alojamiento incluido.

Lo que dice esta situación de nuestro mercado laboral

La situación de Karla es muy interesante, porque implica que hay un gran problema con el alojamiento en Ibiza. Pero también señala, de forma indirecta, a otro sitio: al mercado laboral.

Nuestro mercado laboral está tan destrozado que una trabajadora no logra encontrar nada similar más cerca de su vivienda, o al menos que no le implique coger 44 vuelos al mes.

Si fuéramos un país normal Karla habría encontrado un trabajo similar cerca de su casa. Ibiza tendría un problema aún más grave por la falta de trabajadores. Y las autoridades buscarían una solución. Pero ahora mismo esto no pasa, el mercado laboral disfuncional distorsiona todo.

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